En tono desesperado, el secretario de Educación de Guerrero, Salvador Martínez Della Rocca, envió un mensaje a los delincuentes:
“Al crimen organizado le pido: dejen en paz a los alumnos, a los maestros, no los secuestren. Ellos no tienen dinero, son ‘pobresores'”, dijo al reiniciar el ciclo escolar tras las vacaciones navideñas.
La frase es una muestra de la emergencia que vive el sistema educativo en el estado al sur de México.
Desde hace varios meses cientos de escuelas de Guerrero, especialmente en el balneario de Acapulco, se encuentran bajo el asedio de bandas de delincuentes.
El año pasado 19 profesores fueron secuestrados y todavía no aparecen. En los primeros días de 2015 un maestro fue asesinado.
Otros –no se conoce el número exacto- han sido secuestrados y en algunos barrios de Acapulco grupos armados han entrado a las escuelas durante la jornada de clases para amenazar a los maestros.
“Pobres de ustedes si denuncian”
La Secretaría de Educación de Guerrero (SEG) contrató guardias de seguridad privada para cuidar las escuelas de las zonas más conflictivas.
El gobierno federal envió a 1.300 agentes de la Gendarmería Nacional a Acapulco.
Pero eso no parece reducir las amenazas. Recientemente el diario El Sur publicó el mensaje que apareció en una escuela de preprimaria en la colonia Jardín Magos del balneario:
“Sabemos que les van dar la otra parte de su aguinaldo, los dos turnos se mochan (entregan) con la mitad, parejos, si no lo hacen iremos a las casas de los directores por sus hijos, les hablaremos por teléfono a los maestros para saber dónde será la entrega, pobres de ustedes si rajan (denuncian), estaremos vigilándolos”.
La violencia ha llegado a tal nivel, que el secretario Martínez Della Rocca pidió a los maestros que reciban su bono navideño que se queden en casa por unos días.
Narcotráfico
Detrás de la violencia contra las escuelas de Guerrero están grupos que pertenecieron al cartel de narcotráfico de los hermanos Beltrán Leyva, le dice a BBC Mundo Juan Angulo, director del diario El Sur.
Las bandas mantienen una intensa disputa por controlar el mercado de las drogas en Acapulco y otros municipios de la costa de Guerrero.
Esta batalla agotó parte de sus recursos, y por eso algunos se dedican a la extorsión y secuestro para financiarse.
Los maestros se encuentran entre sus víctimas favoritas, especialmente a fin de año cuando reciben su bono navideño equivalente a 90 días de salario.
El Cartel Independiente de Acapulco (CIDA) es el grupo que más violencia ejerce contra las escuelas, aunque también operan otros como la banda conocida como La Barredora o El Comando del Diablo, señala Angulo.
“Son ellos mismos. En algunos casos muy contados son expresiones muy locales de una colonia, pero cualquier fenómeno de delincuencia en Guerrero y Acapulco en particular termina siendo absorbido por la delincuencia organizada”, asegura el periodista.
“No hay fenómeno delincuencial en Acapulco ajeno al crimen organizado”.
Zonas marginadas
El año pasado cerraron, en distintos momentos, hasta 200 escuelas de educación primaria en Acapulco, e incluso en noviembre y diciembre profesores, alumnos y padres de familia realizaron marchas para exigir seguridad.
“No hay fenómeno delincuencial en Acapulco ajeno al crimen organizado
Incluso el 8 de diciembre la oficina de la dirección de un plantel de secundaria fue incendiado.
Actualmente más de 100 escuelas de las 1.120 que hay en el balneario no han regresado de vacaciones navideñas por miedo a sufrir agresiones.
Las zonas marginadas de Acapulco son las que registran más problemas. Se trata de colonias como El Colosio, Colosio, Renacimiento, Llano Largo, Ciudad Renacimiento o El Quemado, entre otras.
En esos barrios viven miles de empleados de hoteles, restaurantes y negocios de la zona turística.
“Narcoviolencia”
Por lo pronto el gobierno federal desplegó a unos 1.300 agentes de la Gendarmería Nacional para vigilar Acapulco, especialmente las escuelas afectadas por extorsiones y secuestros.
Pero la vigilancia es insuficiente, reconoce el alcalde Luis Walton, porque los policías no pueden quedarse permanentemente en todas las escuelas del municipio.
Además, añade Juan Angulo, muchos conocen las actividades cotidianas de los maestros.
“Tienen mucho trato con sus alumnos, los padres de familia, los vecinos, mucha gente que puede informar con detalle sus movimientos a miembros del crimen organizado”, explica.
Además, las zonas donde se han presentado las extorsiones y secuestros se encuentran en los suburbios de Acapulco, “donde desde hace diez años aproximadamente se da un fenómeno de narcoviolencia”.
¿La vigilancia de la Gendarmería Nacional puede terminar con la violencia en las escuelas? Tal vez en los planteles, pero abatir los ataques a los maestros es más difícil, reconoce el director de El Sur.
Los delincuentes “saben dónde viven, son grupos muy arraigados en esas colonias no vienen de fuera”.
Fuente: BBC