Mientras cientos de elementos de las autodefensas se preparan para integrarse a la Fuerza Rural Estatal, la comunidad nahua de Santa María Ostula, en el municipio de Aquila, nombró a sus policías comunitarios para que la seguridad de su territorio no dependa de la presencia de este nuevo cuerpo policiaco, que también formará parte del mando unificado aprobado este martes por los ediles de Michoacán.
El domingo pasado, en asamblea general, 150 policías comunitarios rindieron protesta ante más de 800 comuneros; al respecto, Semeí Verdía, comandante de los comunitarios de Ostula y de la autodefensa de Aquila, indicó que el comisionado Alfredo Castillo se comprometió a que con las comunidades indígenas el proceso de desmovilización y registro de armas será distinto y respetando sus formas tradicionales de organización.
En 2009, Ostula -en la costa michoacana- organizó a su guardia comunal para recuperar 700 hectáreas de playa que estaban en manos de supuestos pequeños propietarios de La Placita, población mestiza que colinda con el territorio comunal de los nahuas; el 29 de junio de ese año, con una movilización de más de mil personas, lograron repeler los ataques de un grupo de sicarios, controlaron el territorio y en tres días levantaron un nuevo centro de población que hoy se llama Xayakalan.
Un año después, en 2010, el Ejercito Mexicano y la Marina desarmaron a la comunidad, y el crimen organizado, encabezado por un sujeto de nombre Federico “N”, El Lico, comenzó a sembrar el terror en la región, matando y desapareciendo a líderes y autoridades comunitarias o a quien simplemente se mostraba en desacuerdo durante las asambleas.
Extorsiones, despojos, cinco desaparecidos, 31 asesinatos y un número indeterminado de desplazados fue el saldo de esos años, en los que la delincuencia se apoderó por completo del territorio de la comunidad y sus bienes naturales.
“En las asambleas había gente armada para vigilar lo que decíamos, quien se atrevía a decir algo luego aparecía muerto”, señaló uno de los comuneros.
Durante la movilización de 2009, Semeí Verdía fue uno de los comuneros más activos en la recuperación de la tierra y en 2010 intentaron asesinarlo mientras jugaba futbol; logró escapar por el cerro y cuatro años más tarde, en febrero pasado, se reorganizó con varios de los desplazados que con ayuda de las autodefensas de Coalcomán, Chinicuila, Coahuayana y Aquila, retomaron el control del territorio de Ostula, provocando que los delincuentes escaparan de la región.
Para lograr el reconocimiento de la policía comunitaria, Semeí Verdía se presentará este primero de mayo ante las autoridades federales con el acta de asamblea que avala a sus integrantes, los nombres de cada uno y un padrón de las armas que hay en la comunidad.
Algunos -“unos ocho o diez”, según Verdía- se integrarán a la Fuerza Rural Estatal para que cuando haya necesidad de que esa nueva corporación entre a la comunidad, sean ellos los que lleguen.
Ostula, junto con Cherán y Nurío, son las comunidades indígenas de Michoacán que cuentan con policías comunitarias para hacerse cargo de su propia seguridad.
Fuente: El Universal