Por Jaime Sánchez Susarrey
1. Ya se sabía, pero ha sido confirmado. La fuerza, primero, de La Familia y, luego, de Los Templarios, derivaba, en gran medida, de la corrupción y complicidad de las autoridades municipales y estatales.
2. Michoacán pone en evidencia la incapacidad y mediocridad del gobierno de Felipe Calderón. Fue en ese estado donde arrancó la guerra contra el crimen organizado, donde se produjo el fiasco del “michoacanazo”, donde se anunció la muerte de El Más Loco y la desintegración de La Familia.
3. Nadie, sin embargo, está libre de culpa. La exoneración de los 11 alcaldes detenidos fue obra de un juez, que consideró insuficientes las pruebas. Sobra señalar que en Michoacán la complicidad y corrupción incluye a miembros del Poder Judicial.
4. Los perredistas son igualmente responsables. Bajo las administraciones de Lázaro Cárdenas y Leonel Godoy nació y se expandió La Familia. De lo mínimo que se puede hablar es de omisión. Pero también hubo complicidad. Allí está el caso de Julio César Godoy, medio hermano del entonces gobernador, ex presidente municipal de Lázaro Cárdenas, ligado a La Tuta, que fue protegido por diputados federales perredistas y se dio a la fuga.
5. Los priistas tampoco pueden tirar la primera piedra. Jesús Reyna fue coordinador de campaña de Fausto Vallejo, secretario de Gobierno, gobernador interino y, de nuevo, secretario de Gobierno. El doctor Mireles señaló sus vínculos con Los Templarios desde 2013. Así que resulta difícil, por no decir imposible, creer que el gobernador Vallejo no sabía ni sospechaba nada.
6. El gobierno federal tiene su propia responsabilidad. La primera estrategia que trazó en el caso de Michoacán fue minimizar el problema. En esa ruta siguieron a Jesús Reyna y Fausto Vallejo al asumir que en Tierra Caliente no pasaba nada.
7. Por eso, una vez que las autodefensas se levantaron en armas, y las poblaciones de La Ruana y Tepalcatepec fueron sitiadas por Los Templarios, ni las autoridades estatales ni las federales movieron un solo dedo durante semanas. No fue sino hasta que el cerco se volvió noticia nacional e internacional (un amplio reportaje en El País) que las fuerzas federales entraron en acción.
8. Durante ese tiempo, La Ruana, encabezada por Hipólito Mora, y Tepalcatepec, bajo el mando del doctor Mireles, resistieron el cerco y las embestidas templarias por sus propios medios.
9. Frente a las autodefensas, el gobierno federal tuvo un comportamiento ambiguo: el procurador Murillo, por una parte, las descalificó y afirmó, en la misma tesitura que el gobernador y el secretario Reyna, que su avance debería ser detenido. Por la otra, el secretario de Gobernación declaró que no había elementos que vincularan a las autodefensas con el crimen organizado.
10. Peña Nieto, en su Primer Informe de Gobierno, se adhirió a la tesis del procurador y afirmó que no se tolerarían grupos que hicieran justicia por mano propia.
11. Pero posteriormente, con el nombramiento del comisionado Castillo, y sin duda alguna con el aval presidencial, vino un giro de 180 grados. Las autodefensas fueron reconocidas como interlocutores y se planteó, más que su desarme, su integración como policías municipales o pelotones de defensa rural bajo el mando de la Sedena.
12. La gran diferencia entre la ofensiva que emprendió el gobierno de Calderón y la del presidente Peña no está en el despliegue de las Fuerzas Federales (policía, Ejército y Marina), sino en la presencia de las autodefensas. Fue una alianza de facto con esas organizaciones la que obligó a Los Templarios a replegarse y perder sus bastiones (Apatzingán, Nueva Italia, Aguililla).
13. Pero también han sido determinantes en las labores de inteligencia para localizar a los principales líderes templarios. La clave está en que las autodefensas están integradas por gente de la región y tienen comunicación con la población en general, con el consecuente flujo de información.
14. La detención de Hipólito Mora, en condiciones oscuras, porque se le acusa de coparticipación en dos muertes en que los asesinos materiales no han sido detenidos, constituyó un nuevo bandazo del gobierno federal.
16. El gobierno federal debe tener claro cuáles son sus objetivos y prioridades, porque corre el riesgo de descarrilar un proceso que va por buen camino y es vital para el futuro de Michoacán y del país.
@sanchezsusarrey
Fuente: Reforma