Por Jesús Robles Maloof
“Te quiero en mi paraíso es decir que en mi país
la gente viva feliz aunque no tenga permiso”
Mario Benedetti
Fray Tomás González y Andrés Granier son dos protagonistas de la política mexicana de los últimos años. Uno simboliza la ayuda humanitaria a personas migrantes y el otro ejemplifica la corrupción del sistema político. Ambos extremos coincidieron en Tabasco en los años recientes. No contentos con saquear el erario, algunos gobernantes se han coaligado con los grupos criminales para hacer de la movilidad humana un obscuro negocio.
En nuestro país se vive una pesadilla que cobra miles de vidas de personas que migran. Para muchos de nuestros hermanos de Centro y Sudamérica, México es el sinónimo de infierno. “Me gustaría tener alas para no tocar el suelo de tu país. Pero no tengo. No entiendo porque nos hacen esto, porque si llego a la frontera junto con tus paisanos, todos vamos a ser perseguidos sin distinción”, me dijo hace meses un migrante.
Mientras escribo estas líneas, estoy en el fronterizo municipio de Tenosique, Tabasco, en el profundo sur de nuestro país. A unos kilómetros de esta población en la localidad de El Ceibo, ingresan al día cientos de personas migrantes que buscan llegar a la frontera norte a bordo de “La Bestia” y cruzar hacia Estados Unidos. En ocasiones pueden llegar a ser hasta 300 personas, la mayoría de las cuales se refugian tras horas de agotador camino en la Casa del Migrante “La 72″, proyecto que Fray Tomás inició en 2011 no sólo para la asistencia humanitaria sino como un espacio de memoria de los migrantes asesinados en todo el país y particularmente recordando las masacres de San Fernando, Tamaulipas.
En este tiempo las férreas voluntades de la hermana Leticia Gutiérrez, de Rubén Figueroa y de la joven Mizra Martin, entre otros voluntarios y frailes franciscanos, han reforzado el trabajo cotidiano de Fray Tomás ante la emergencia humanitaria que se vive en la frontera sur. También ellos han experimentado el acoso policial y las amenazas de muerte de quienes ven a las personas como mercancías de una empresa criminal.
Conocí esta frontera hace un año cuando los primeros indicios de un entorno amenazante a la labor de defensa de los derechos de los migrantes ya se mostraban. En esta ocasión junto con Delia Sánchez coordinadora del programa de defensa legal de periodistas y defensores de Propuesta Cívica, hemos viajado durante tres días por Chiapas y Tabasco para entrevistarnos con activistas y defensores y dar seguimiento a los trámites en los juzgados por los procesos legales abiertos.
Mientras Andrés Granier saqueaba las arcas de Tabasco y coleccionaba un extenso guardarropa, Fray Tomás iniciaba una defensa sin cortapisas de los migrantes. En la región operan bandas del crimen organizado que secuestran, extorsionan y asesinan a nuestros hermanos centroamericanos, en ocasiones de forma masiva. Una a una, las denuncias de los migrantes han encontrado respaldo y acompañamiento de “La 72″. Rubén y Fray Tomás se han interpuesto entre los traficantes y los migrantes. Han decidido decir no a la silenciosa masacre.
Por eso las bandas criminales han colocado precio a la cabeza de Rubén y a la de Fray Tomás, mientras las autoridades parecen sólo observar. Tuvo que ser la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a petición de organizaciones cívicas de México, la que ordenara medidas cautelares para Fray Tomás, para Rubén, para los voluntarios y para las personas migrantes de “La 72″, sólo así el Mecanismo de Protección de Periodistas y Defensores de la Secretaría de Gobernación emitió un conjunto de medidas de protección para reforzar la seguridad de estos defensores.
El Mecanismo pidió al actual gobierno de Tabasco una reunión de alto nivel para atender las amenazas. El 17 de mayo esta tuvo verificación en Villahermosa. Del gobierno estatal llegaron el Secretario de Gobierno, el Procurador y el Secretario de Seguridad Pública; del gobierno federal no llegó siquiera el responsable del Mecanismo, sólo un funcionario de nivel medio, el delegado de la PGR y el de la Policía Federal en el estado. De las medidas acordadas sólo algunas se han cumplido. Como dice Fray Tomás, a la Policía Federal no se le ve por estos rumbos.
Ayer llegaron hasta “La 72″, cinco senadoras y senadores de la República –Humberto Mayans, Mariana Gómez del Campo, Adan Augusto López, Layda Sansores y Zoe Robledo–, admitieron que el gobierno ha fallado en su obligación de prevenir y atender las graves violaciones a los derechos humanos. En donde si muestran eficacia, comenté al tomar la palabra, es en perseguir y acosar a los defensores. Actualmente Fray Tomás tiene abierta una averiguación en la PGJE de Tabasco previa en su contra, bajo cargos desconocidos, sabemos también que existen denuncias en la PGR, iniciadas por el Instituto Nacional de Migración y por el Ejército, cuyo ex delegado estatal se encuentra preso.
Estas acusaciones son el claro ejemplo de un gobierno que no sólo no actúa para evitar la violación a los derechos humanos, se vuelve en contra de quienes ante su omisión actúan en defensa de nuestros valores constitucionales. Así la vida de los migrantes y de quienes los defienden se encuentra en riesgo a cada momento. En la misma reunión de ayer con Senadores, Elvira Arellano otra gran activista por los migrantes dijo: “Migramos porque valoramos y defendemos nuestra libertad y ella no florece en la miseria”.
Rubén Figueroa puso el dedo en la llaga. “Si terminar con la tragedia humanitaria, debemos dar opciones para que los migrantes no vayan al embudo que es el tren, embudo del que los criminales se aprovechan. Debemos garantizar que al llegar a la frontera todos obtengan un permiso de tránsito por México. Reconocerles ese derecho significa una oportunidad para la vida”. Así los migrantes viajarán seguros y así alejaremos las amenazas que se ciernen sobre nuestros queridos defensores. No todos podemos ir a la selva o a las vías a brindar ayuda humanitaria, pero si podemos presionar a los legisladores para que modifiquen la leyes migratorias. Esa es nuestra tarea.
El viernes 17 de mayo mientras esperábamos la firma de la minuta de la reunión, el Secretario de Gobierno de Tabasco, Manuel Andrade, comentaba sobre el caso Granier, alguien bromeaba sobre los 400 pares de zapatos y el calzado qua cada uno de nosotros traíamos ese día. Volteamos bajo la mesa riéndonos. Aprecié los huaraches de Fray Tomás. Él fue el único que no sonrió. Hoy le recordé ese momento. Jesús me dijo: “Hay que saber que después de días y horas en la selva una vez que comen, los migrantes nos piden un par de zapatos”. Sentí cómo se me estrujaron las entrañas mientras pensaba en Granier.
“Abran las fronteras porque quiero soñar”, dice una barda de “La 72″. Hagamos un compromiso por no permitir nunca más que un ser humano viva la tragedia que viven las personas que migran por México, por el simple y poderoso principio que establece que nadie es ilegal en su propio planeta.
Fuente: Sin Embargo