Un retrato inédito del escritor británico Arthur Conan Doyle es una de las joyas de la exposición que el Museo de Londres dedica al famoso detective Sherlock Holmes, al que redescubre desde sus orígenes en 1887.
“Sherlock Holmes: el hombre que nunca vivió y jamás morirá”, abierta al público hasta el 12 de abril de 2015, explora la figura de este enigmático personaje de ficción en un momento de máxima popularidad, con una serie de la BBC en pleno apogeo y una nueva novela, a cargo de Anthony Horowitz, a punto de publicarse.
Al igual que en los libros de Conan Doyle, la ciudad de Londres tiene un papel dominante en la muestra, pues, como explica a Efe la comisaria Pat Hardy, “con su niebla y ambiente de misterio, es casi otro personaje en las aventuras del sabueso”.
El reto para Hardy, responsable de dibujos e ilustraciones, fue “encontrar elementos que pudieran relacionarse con Sherlock Holmes de inmediato, a pesar de que es una figura literaria y no una persona real”.
Atravesando una puerta camuflada en una biblioteca ficticia, el visitante se adentra en la exposición, la mayor dedicada a Holmes en 60 años, que empieza con un recorrido por las series y películas que le han hecho mundialmente famoso y con imágenes del Londres victoriano del siglo XIX.
“En esa época, Londres era una urbe poderosa, dinámica, imperial, se construían grandes hoteles y edificios gubernamentales. Era una ciudad donde alguien adinerado podía requerir los servicios de un detective como Sherlock Holmes”, explica Hardy.
Filmes y fotografías de los antiguos taxis tirados por caballos -como los que él toma cuando debe salir corriendo de su domicilio en el 221B de Baker Street- o vistas del Támesis envuelto en la neblina provocada por la contaminación industrial componen el escenario evocado en las novelas.
También se destacan las emblemáticas ilustraciones que Sidney Paget hizo para la serialización de las aventuras de Holmes en la revista “The Strand”, que tanto han contribuido a formar la imagen que hoy tenemos del detective, con su gorra, su lupa y su pipa.
Uno de los reclamos de la muestra es un óleo prácticamente inédito para el gran público de Arthur Conan Doyle (1859-1930) a los 38 años, que habitualmente se conserva en un museo de Lucens (Suiza) fundado por Adrian, uno de sus hijos.
“Hemos tenido que restaurarlo, pues tenía hasta un agujero, pero estamos contentos de poder mostrar a Conan Doyle en el punto álgido de su capacidad literaria”, afirma Hardy.
Junto al retrato, que revela el abundante mostacho del autor -muy similar al del amigo de Holmes, el doctor Watson-, puede apreciarse la única entrevista filmada con Conan Doyle, en la que relata que creó al sabueso de mente analítica y habilidades forenses para contrarrestar a los detectives de pacotilla que había hasta entonces.
Otra joya es el bloc de notas en el que, con letra pequeña y redonda, el escritor escocés empezó a esbozar a su personaje cuando era médico en Southsea, entre 1885 y 1889, así como el manuscrito de su primera novela, “A Study in Scarlet”.
Igualmente se expone el manuscrito de “The Murders in the Rue Morgue” (1841), la obra del estadounidense Edgar Allan Poe en la que supuestamente Conan Doyle, un gran fan suyo, se inspiró para crear a su detective y a su inseparable compañero Watson.
La última sección de la exposición se dedica a los objetos y artilugios que se asocian con el primer detective privado de la literatura.
Así, pueden verse el abrigo y la bata de estar por casa que luce el británico Benedict Cumberbatch en la serie “Sherlock” de la BBC; accesorios para fumar, el maquillaje para disfrazarse y elementos para administrar la cocaína y la morfina que consumía Holmes.
En medio de una vorágine por Sherlock Holmes, la muestra londinense coincide con la publicación en el Reino Unido el próximo 23 de octubre de la novela “Moriarty”, la segunda sobre el detective de Horowitz.
En declaraciones a Efe, el escritor, presente en el Museo de Londres, opinó que la perpetua fascinación con el personaje se debe a que “es el padre de la literatura detectivesca y forja con Watson una de las amistades más profundas de la ficción”.
“Además -añade el autor-, Conan Doyle recrea a la perfección en sus novelas ese mundo victoriano que ya no existe, pero que sigue vivo en cuanto se abre uno de sus libros”.
Fuente: EFE