El célebre cineasta japonés Nagisa Oshima, autor entre otros títulos de El imperio de los sentidos y El imperio de la pasión, y miembro de la “nueva ola” de cine nipón de los años 50 y 60, murió a los 80 años debido a una infección pulmonar.
Representante de una renovación del cine japonés que se alejaba del estilo marcadamente humanista de Akira Kurosawa, Oshima murió hoy en un hospital de Fujisawa, cerca de Tokio, capital de Japón, debido a una neumonía, informó DPA.
Nacido en 1932 en Kioto, la importancia de Oshima y sus películas -centradas especialmente en mostrar las contradicciones de la sociedad japonesa de la posguerra, cada vez más confusa y occidentalizada- puede compararse a la de otros grandes autores de su país como Masahiro Shinoda, Shohei Imamura o Yoshishige Yoshida.
Sexo, crímenes y violencia fueron los temas con los que el cineasta japonés se hizo un hueco en el panorama internacional y cuyo último filme fue “Gohatto” (1999).
Su fama internacional se la debe a “El imperio de los sentidos”, en la que abordó la obsesión sexual de una pareja llevada hasta los extremos de la castración y la muerte, y que por su alto contenido sexual fue confiscada en el Festival de Berlín por presunta pornografía.
Tanto esa película como “El imperio de la pasión”, en las que muestra sin contemplaciones imágenes brutales de sexo y muerte, confirmaron a Oshima como representante de la “nueva ola” de cineastas japoneses, aclamado fuera de casa pero enfrentado a la censura en su país.
Sus siguientes títulos, desde la coproducción británico-japonesa “Feliz Navidad, Mr. Lawrence” (1983), hasta la francesa “Max, mon amour” (1986), coescrita junto al habitual colaborador de Luis Buñuel Jean-Claude Carrière, no lograron apartar de su cine la imagen del Oshima de los 70.
Protagonizada por David Bowie, Ryuichi Sakamoto y Takeshi Kitano, “Feliz Navidad, Mr. Lawrence” contaba la historia de un oficial británico prisionero en un campo de concentración japonés, donde se embarca en una serie de relaciones sadomasoquistas.
En 1999 rodó “Gohatto” (“Tabú”), la primera película en dos décadas que volvía a estar enmarcada en su país y que Oshima filmó en silla de ruedas -luego de sufrir un accidente cerebro vascular- cuando llevaba 13 años sin ponerse detrás de la cámara.
“Gohatto” retrocede a la era Meiji, en el siglo XIX, para narrar la historia de los Shinsengumi, una tropa de samurais encargada de lidiar en el conflicto entre los fieles al emperador y los defensores de la modernización.
Aquella fue su última película, aunque según medios japoneses había estado trabajando en otro proyecto que nunca llegó a culminar.
Oshima se inició en el cine luego de graduarse en derecho en la Universidad de Kioto, cuando fue contratado por el estudio Shochiku, donde pasó rápidamente a dirigir sus propias películas, haciendo su debut con “A Town of Love and Hope” (1959).
La primera película que lo llevó a la mirilla pública fue “The Catch” (1961), basada en una novela de Kenzaburo Oe sobre la relación durante la Segunda Guerra Mundial entre los habitantes de un pueblo japonés y un soldado afroamericano capturado.
Uno de los filmes más inusuales de Oshima fue “Band of Ninja” (1967), una adaptación fotográfica del popular manga de Sampei Shirato, Ninja Bugei-cho, una saga del siglo XVI sobre los campesinos oprimidos y un ninja mortal.
“Death by Hanging” (1968) presenta la historia de una ejecución fallida de un joven coreano acusado de violación y asesinato, en la que Oshima usó técnicas de “distanciamiento” poco realistas, siguiendo los estilos de Brecht o Godard, para analizar las actitudes japonesas de discriminación racial hacia la minoría coreana.
Otros filmes suyos son “Boy” (1969), basada en un caso real de una familia que obliga a su hijo a involucrarse en accidentes de tránsito para quedarse con las indemnizaciones, y “The Ceremony” (1971), un visión satírica de las costumbres japonesas, que se evidencia en una escena donde un matrimonio tiene que continuar a pesar de que la novia no está presente.