Lucio Uturbia Jiménez, el anarquista que se convirtió en el símbolo de la resistencia al capitalismo en la segunda mitad del siglo XX, falleció ayer en París, a los 89 años y después de una larga vida en la que sembró la semilla de la rebeldia. También fue conocido como “el zorro vasco” o el “bandido bueno”, porque diseñó una serie de mecanismos financieros para estafar a los grandes operadores bancarios para financiar movimientos revolucionarios en Europa y América Latina, llegando incluso a estar a punto de hacer quebrar el poderoso Citibank.
Por Armando G. Tejeda
Uturbia murió en París, donde vivía desde 1954, cuando escapó de la dictadura militar de Francisco Franco después de robar un almacen militar, Desde su localidad natal, Cascante, en Navarra, donde todavía tenía algunos familiares y muchos amigos, se vivió con especial dolor el fallecimiento de una de las referencias históricas del anarquismo europeo, pero también de la vieja resistencia a la dictadura franquista y de la lucha sin cuartel contra la desigualdad y la opresión que genera el sistema capitalista.
Su vida es tan apasionante que ha sido llevada al cine y se han escrito biografías y pasajes de la vida de este humilde albañil que se bañó en el pensamiento anarquista en el París de los años cincuenta del año pasado y que llegó a compartir debates y largas conversaciones con algunos de los grandes pensadores e intelectuales de la época, como Albert Camus y André Breton.
Urtubia, siendo muy joven, casi un niño, vivió uno de los episodios que marcaron su vida; su padre, que había sido encarcelado por el régimen franquista, murió víctima de una dolencia que se le detectó en prisión. En el lecho de muerte le confesó a su hijo, Lucio, que “si yo naciera otra vez, sería anarquista”. Quizá fue de las primeras veces que escucho esa palabra, pero a partir de ahí se uniría a grupos de resistencia al régimen franquista y posteriormente, ya en su exilio en París, se empapó de ese pensamiento que defendió hasta el final de sus días.
Una de sus referencias, precisamente en el activismo anarquista, fue el también militante Quico Sabaté, quien fue un puntal en el movimiento de resistencia antifranquista, tanto en el frente de los maquis como en el bloque sindicalista, al menos hasta que también tuvo que huir de España para exiliarse en Francia. Fue entonces cuando se conocieron Sabaté y Uturbia, y, tras el fallecimiento del primero, Uturbia decidió emularlo y realizar actos dirigidos a luchar contra el símbolo del capitalismo: los bancos o el sistema financiero. Para ello realizó desde estafas, falsificaciones de dólares hasta atracos a mano armada de bancos en toda Europa para recaudar fondos para financiar movimientos guerrilleros en todo el mundo.
De hecho las huellas de Uturbia le sitúan desde en la entonces incipienta revolución cubana de Fidel Castro, a cuyo gobierno incluso le presentó una propuesta de falsificar dólares a nivel masivo o de atentar contra los intereses de Estados Unidos en Francia, pero también participó de los movimientos anarquistas europeos, en los tupamaros y hasta en las Panteras Negras de Estados Unidos, que fueron cruciales para la lucha contra el racismo y la segregación racial en ese país.
Uno de las maniobras que le hicieron más conocido fue la operación de falsificación que casi hizo quebrar al First National Bank (hoy Citibank), que consistió en la falsificación de cheques de viaje en la segunda mitad de la década de 1970. Realizó ocho mil hojas de 25 cheques de 100 dólares cada uno, lo que representó un total de veinte millones de dólares y que utilizó para financiar distintos movimientos guerrilleros. Fue procesado y encontrado culpable de un delito de falsificación, por el que fue condenado a seis meses de cárcel. Para su defensa contó con la ayuda de un buen número de abogados progresistas de Francia y la pena se fijó tras llegar a un acuerdo extrajudicial con el banco, que aceptó retirar gran parte de los cargos a cambio de las planchas de grabación.
En una de sus últimas visitas a España, en abril del año pasado, cuando participó en una charla en el Centro Social Okupado Kike Mur de Zaragoza, expuso ante un grupo de jóvenes que hoy, igual que hace varias décadas, sigue siendo vital resistir y luchar contra un sistema pernicioso para la vida: “El crimen no es hacer y fabricar, el crimen es hacer dinero y quedártelo para ti. Lo demás es precioso: burlarse de las autoridades, burlarse de los bancos, burlarse de las injusticias… Los que gobiernan están cagados de miedo. La gente se mueve y saben que nos los vamos a comer si no hacen nada”.
Fuente: La Jornada