El actor francés Jean-Paul Belmondo, uno de los intérpretes más consagrados del cine francés, falleció este lunes en su domicilio en París a la edad de 88 años, anunció su abogado a la AFP.
“Estaba muy cansado desde hacía algún tiempo. Se apagó tranquilamente” precisó su abogado, Michel Godest. Apodado en el mundo del cine como Bébel, Belmondo participó en 80 películas, algunas de ellas inolvidables, como À bout de souffle (Sin aliento, Al filo de la escapada) o L’homme de Rio (El hombre de Rio).
La carrera de Belmondo abarcó medio siglo. Encarnó el nuevo ideal masculino en la década de 1960 caracterizado por su virilidad pura, en vez de una belleza clásica, y apareció en más de 80 películas además de trabajar importantes directores franceses como Francois Truffaut y Claude Lelouch.
Las elecciones en su carrera fueron variadas, de películas de autor aclamadas a películas regulares de acción y comedia en los últimos años de su carrera.
Su estilo poco convencional, con la nariz achatada, labios carnosos y complexión muscular, le permitía interpretar papeles de todo tipo, de un policía rudo a ladrón, sacerdote, Cyrano de Bergerac o agente secreto. Belmondo era un deportista talentoso y solía hacer sus propias acrobacias.
Nació el 9 de abril de 1933 en el suburbio parisino de Neuilly-sur-Seine en una familia artística. Su padre era el reconocido escultor Paul Belmondo y su madre, Sarah Rainaud-Richard, era pintora.
Belmondo jugaba fútbol y entrenó como boxeador antes de dejar la escuela a los 16 años. Comenzó a actuar en la década de 1950 en el Conservatorio de París donde uno de sus maestros, Pierre Dux, le dijo famosamente que su carrera como protagonista estaba condenada por cómo se veía. La gente se carcajearía cuando viera a una actriz en los brazos de Belmondo, dijo Dux, de acuerdo con el biógrafo Bertrand Tessier.
El crítico francés de teatro Jean-Jacques Gautier tampoco estaba impresionado, alguna vez dijo: “El señor Belmondo nunca tendrá éxito con su cara de rufián”.
En su última competencia del conservatorio el jurado no le dio el reconocimiento que creía que se merecía así que Belmondo hizo al jurado una seña obscena antes de irse.
Comenzó a actuar en pequeños teatros provinciales y atrapó la mirada del aspirante a cineasta Jean-Luc Godard en París en 1958, quien le pidió actuar en un cortometraje. Al principio Belmondo no tomaba en serio a Godard.
“Hablé con mi esposa sobre ello y ella dijo ‘ve y si (Godard) te causa molestias le pegas’”, dijo Belmondo al diario Liberation en 1999.
Belmondo tuvo su primer papel importante con el director Claude Sautet en “Classe tous risques” (“Como fiera acorralada”) en la que actuaba junto a Lino Ventura en 1960. Ese mismo año Godard llamó de nuevo a Belmondo para actuar en “Sin aliento”, que se convirtió en una de las películas revelación de la Nueva Ola. El movimiento, que incluía a Truffaut, agrupó a cineastas de la década de 1950 y 1960 que abandonaron las técnicas narrativas tradicionales y eran famosos por su espíritu joven e iconoclasta.
Fuente: AP/ AFP