El director italiano Franco Zeffirelli, fallecido este sábado a los 96 años, era el adalid de un cine esteticista aprendido de su maestro y amante Luchino Visconti.
Zeffirelli se inspiró en obras maestras de la literatura inglesa y en las grandes óperas, y su película más conocida, “Romeo y Julieta” (1968), es una adaptación de Shakespeare, igual que su “Hamlet” (1992, con Mel Gibson y Glenn Close), entre otros, una fidelidad que le valió en 2004 el título de “Sir” en Inglaterra.
También dirigió una treintena de obras de teatro y óperas, hasta 2012.
Franco Zeffirelli nació en Florencia el 12 de febrero de 1923, de una relacion adultera entre una dibujante de moda y un comerciante de seda y lana.
Hijo ilegítimo, rechazado por las dos familias, le pusieron un apellido sacado del aria “Zeffiretti Iusinghieri”, de la ópera de Mozart “Idomeneo”.
Su encuentro con el director de cine Luchino Visconti cambiaría su destino: se convirtió en su protegido y en amante, y en su ayudante en la realización de “Bellissima” (1951) y “Senso” (1954).
Su relación con Visconti fue volcánica, y acabó con una brutal ruptura, que Zeffirelli describió como muy dolorosa, pero que lanzó definitivamente su carrera artística.
Franco Zeffirelli, un genio de la cinematografía del siglo XX. pic.twitter.com/nz7fEctJde
— Dantino (@DantinoG1) June 15, 2019
Católico, homosexual y senador
Hacia el final de los años 1950, Zeffirelli empezó una carrera de director de óperas para la Scala de Milán y el Metropolitan de Nueva York. Dirigió a Maria Callas en “La Traviata” en Dallas en 1959 y “Tosca” en Londres en 1964. En el cine adaptó “La Traviata” (1982) y “Otello” (1986) de Verdi.
Realizó su primer largometraje, “Camping,” en 1958 y obtuvo su mayor éxito diez años después con “Romeo y Julieta”, que recibió cuatro nominaciones a los Oscars, entre ellas la del mejor director y de la mejor película.
Zeffirelli cuidaba tanto los decorados y los atuendos que el crítico Henry Chapier afirmó que era el único “capaz de crear en el cine el equivalente a los frescos del Renacimiento”.
En los años 1970, este católico declarado dirige dos películas de inspiración religiosa: “Francisco y el camino del sol”, sobre San Francisco de Asís, y la miniserie “Jesús de Nazaret”.
Sus convicciones religiosas lo llevaron a hacer campaña contra “La última tentación de Cristo” de Martin Scorsese, cinta presentada en Venecia al mismo tiempo que su “Toscanini” en 1988, antes de dar marcha atrás.
También se opuso al reconocimiento de las parejas homosexuales y fue uno de los raros artistas italianos en apoyar a Silvio Berlusconi, cuando el millonario se lanzó a la política en el inicio de los años 1990. Fue senador en la lista del magnate de la prensa de 1994 a 2001.
Casi centenario ya, el director italiano reconoció el pasado mes de marzo, en entrevista al Corriere della Sera, el peso de los años.
“La vejez es una enorme carga, pero sigo buscando ideas, para llevarlas a cabo (…) y eso al menos me ocupa”, dijo entonces el “maestro”.
También lamentó no haber podido llevar a cabo dos proyectos en su vida de director de cine: “una película sobre el Infierno de Dante”, imposible de producir debido al inmenso coste de los efectos especiales, y “un gran fresco sobre la vida y obra de los Médicis, la belleza misma, de la que yo ya dejaré de disfrutar un día”.
Fuente: AFP