El reverendo Fred Phelps, el beligerante predicador antigay que atrajo una amplia y despectiva atención por protagonizar manifestaciones en funerales militares a manera de proclamar que Dios estaba castigando a Estados Unidos por su tolerancia a la homosexualidad, murió este jueves por la mañana. Tenía 84 años.
Su hija, Margie Phelps, confirmó su deceso sin revelar la causa de muerte, aunque sí dijo que recientemente había sido puesto bajo cuidado terminal.
Fred Phelps, quien fundó y dirigió la pequeña Iglesia Bautista, sin denominación, de Westboro, en Topeka, era una figura que se había ganado el desprecio de la radical corriente religiosa estadounidense, siendo denunciado, a lo largo de todo el espectro teológico y político, por sus creencias, sus posturas y sus tácticas.
Su congregación, la cual asegura haber llevado a cabo miles de manifestaciones, está conformada en su mayor parte por sus familiares, muchos de los cuales viven juntos en un pequeño complejo en Topeka, aunque en años recientes, algunos de sus hijos y nietos se han distanciado del grupo.
Un desaforado abogado a favor de los derechos civiles, quien una vez fue honrado por la Asociación Nacional a Favor del Progreso de las Personas de Color (NAACP), y quien se postuló para ocupar un cargo público en repetidas ocasiones, sin tener éxito como demócrata, Phelps parecía aceptar las críticas que se le hacían.
Él creía que Estados Unidos ya no tenía salvación, y dedicó su vida a viajar con un pequeño grupo de manifestantes para denunciar que el país estaba hundido en el pecado y recibiría la condena divina. El sitio Web de su iglesia mantiene un conteo de las “personas que Dios ha enviado al infierno” desde el momento en que se ingresa a la página.
Fuente: The New York Times vía El Diario
