El cantante ha fallecido a los 52 años en Detroit la noche del miércoles. Se trata de una muerte “repentina e inesperada” para sus familiares y amigos. Aparentemente se ha suicidado…
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Chris Cornell, el prodigioso cantante de Soundgarden, una de las bandas que fundaron la música grunge, murió a los 52 años.
Cornell murió el miércoles por la noche en Detroit, dijo su representante, Brian Bumbery, en una declaración en la que calificó su fallecimiento como “repentino e inesperado”, y explicó que la familia del cantante estará “en estrecha colaboración con el médico forense para determinar la causa”.
Dontae Freeman, portavoz del Departamento de Policía de Detroit, señaló en una entrevista que, cerca de la medianoche, los agentes respondieron en el casino MGM Grand a una llamada por el aparente suicidio de un hombre blanco, nacido el 20 de julio de 1964, que fue declarado muerto en el lugar.
Aunque no confirmó el nombre de la víctima, la fecha de nacimiento de Cornell es el 20 de julio de 1964. Freeman dijo que la esposa de la víctima llamó a un amigo de la familia para confirmar su identidad y esa persona forzó la puerta de la habitación, donde encontró al individuo en el suelo del baño.
Freeman dijo que el hombre fue encontrado con una banda alrededor del cuello. También comentó que la policía aún no había confirmado si la víctima cometió un suicidio, aunque la determinación preliminar era que se trataba de un “aparente suicidio”. Freeman añadió que se divulgarán más detalles en otra declaración.
Con referencias a Jesús y al Cielo, Chris Cornell se despidió de sus fans. Así ocurrió en su último concierto, donde el vocalista de Soundgarden se presentó a sólo horas de su deceso.
En su última canción, el cantante hizo oscuras referencias a la muerte antes de terminar el show, imágenes que fueron difundidas por fans a través de YouTube.
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Un hoyo negro en el sol: Cinco apuntes sobre Cornell
UNO. Chris Cornell es un extraño caso de artista con todo a su favor, incluyendo el talento musical perfecto para el rock clásico, una voz sencillamente extraordinaria capaz de erizar la piel, y una facha que logró lo imposible, que las mujeres se sintieran atraídas hacia un género profundamente masculino. De las estrellas del grunge, solo Kurt Cobain lo antecedía en relevancia.
DOS. El primer instrumento de Chris Cornell fue la batería. Esa habilidad con el dominio del tiempo y la cifra hacía de Soundgarden una banda de compleja técnica sin caer en la letanía del virtuosismo vacío. Kim Thayil, el guitarrista del grupo de Seattle, se veía en aprietos para seguir las métricas de canciones concebidas según una matemática impredecible.
TRES. Antes de que Soundgarden se consagrara con esa maciza oda de metal y hard rock llamada Badmotorfinger (1991), la voz de Cornell cosechaba elogios de tipos agrios y poco dados a las alabanzas como Axl Rose. Otros más templados como Geddy Lee de Rush veían en Cornell una esperanza para los años 90, una vuelta a las raíces con sello personal. En su garganta se trazaba un puente que nadie se había atrevido a levantar, la conjunción precisa entre la voluptuosidad carnal y la sensibilidad de Robert Plant en Led Zeppelin, y el espanto contenido en las cuerdas vocales de Ozzy Osbourne junto a Black Sabbath.
CUATRO. Chris Cornell nunca tuvo temor a los cambios. Él y su banda pudieron sucumbir a la tentación de repetir el batatazo de Superunknown (1994) pero decidieron ir más allá con Down on the upside (1996), cuando los últimos Beatles y los primeros Pink Floyd se tomaron su cancionero en claves lisérgicas y melancólicas. Hizo otros virajes aún más radicales y cuestionados implacablemente como su intentona pop Scream (2009). Hace un par de años con Higher truth, Cornell ahondó en otras vetas que siempre estuvieron presentes en su camino solista o junto a Soundgarden, la canción folk y exploraciones en el soul. Todo lo hacía porque esa voz, aunque a veces rasgada por el abuso de agudos y gritos, aún era magnífica para enfrentar los géneros que le conmovían.
CINCO. Chris Cornell siempre cargó los fantasmas propios de su generación musical desencantada con una industria preocupada de fabricar estereotipos, mientras se abrían paso con un rock que buscaba respuesta en los clásicos y la moral del punk. Enfrentó periodos en que el alcohol se apoderó de su vida. A esta hora, en que los rumores de una decisión personal arrecian y se conjugan con el sino trágico de sus contemporáneos, un consuelo paradojal hace eco desde el coro de su canción más conocida, Black Hole Sun. “Hoyo negro en el sol ¿no vendrás y te llevaras lejos la lluvia?”.
Fuente: NYT/ La Tercera