Se habla mucho de que la energía solar es solución mágica al problema de la autosuficiencia energética en países como el nuestro. Pero, ¿cuál es la realidad en México y cuáles son las perspectivas para esta tecnología?
Desde hace ya varios años la energía solar se ha presentado como la panacea a la problemática de la autosuficiencia energética en países como el nuestro que tienen una irradiación solar privilegiada. En la carrera de la sustentabilidad energética, la energía eólica ha acaparado buena parte de los titulares de los medios, creciendo en los últimos años a una tasa de crecimiento promedio de más del 25%, pasando de 18 Giga watts (GW) en el año 2000 a 238 GW a nivel global al cierre del 2011. Sin embargo, la energía fotovoltaica ha incrementado su capacidad instalada a tasas de crecimiento promedio anuales en los últimos 5 años de más de 50%, pasando de 1.5 GW en el año 2000 a 67 GW en el 2011. Para ponerlo en perspectiva, la capacidad instalada de generación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) es de 52 GW.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, con políticas públicas adecuadas, la energía solar fotovoltaica en edificios residenciales y comerciales podría alcanzar paridad de red – igualar su costo a los precios comerciales de la electricidad – para el año 2020 en muchas regiones, y afirma que la tecnología será competitiva a gran escala en las regiones con mejor irradiación para el año 2030, llegando a proveer 5% de la electricidad global. ¿Pero cuál es la realidad en México y cuáles son las perspectivas para esta tecnología?
El crecimiento tan significativo de la capacidad instalada en otros países se ha debido, en su mayor parte, al otorgamiento de incentivos a través de tarifas preferenciales para empresas y particulares que generan electricidad a través de paneles solares, incentivos que se han convertido en algunos países en cargas fiscales importantes. En España, por ejemplo, el sistema eléctrico tiene un déficit de 24 billones de euros, debido a que la legislación no permite que las empresas eléctricas pasen el costo adicional de la electricidad de tecnologías como la solar a los clientes. De esta manera, las empresas eléctricas se han visto forzadas a pagar tarifas por encima del mercado, pero no han podido cobrar el costo de la tarifa preferencial a sus clientes, con lo que el déficit se ha ido incrementando. La realidad en México es que el gobierno no otorgará tarifas preferenciales a este tipo de tecnologías, sobre todo si se toma en cuenta que precisamente la disminución en las tarifas eléctricas ha sido uno de los objetivos que se ha planteado la presente administración.
Sin embargo, aún sin este tipo de incentivos, la energía solar ha encontrado ya un creciente nicho de mercado. A partir de la promulgación del Contrato de Interconexión para Fuentes de Energía Renovable en Pequeña Escala en 2010, se han instalado ya más de 4 Megawatts (MW) de techos solares en el país. De la información respecto a donde se han realizado estas instalaciones se puede inferir que no siempre ha obedecido a una lógica económica, sino a una conciencia ambiental, al concentrarse en zona donde habitan expatriados, generalmente norteamericanos en retiro. No obstante esto, la realidad también es que para aquellos usuarios que pagan tarifa Doméstica de Alto Consumo (DAC), aproximadamente unos 600,000 usuarios a nivel nacional, resulta muy redituable realizar una instalación fotovoltaica de uso residencial, ya que la inversión se paga en aproximadamente 6 años, y la vida útil del equipo es de 20 años. De la misma manera, existen usuarios comerciales para los cuales resulta redituable la instalación de este tipo de equipos. Por otro lado, lo que es ya una realidad en el país son los 6 MWs de paneles solares que ha instalado la CFE en Baja California y Baja California Sur en los últimos dos años, así como el interés de decenas de empresas por desarrollar proyectos de generación solar en México.
Es aquí que pasamos a los mitos de esta tecnología. Si bien es cierto que los precios de los paneles solares han disminuido más de 70% en los últimos años, se debe tomar en cuenta la baja eficiencia y el alto costo de capital que aún tiene cuando se le compara con otras tecnologías. En este sentido, por ejemplo, para sustituir una planta nuclear de 900 MWs con paneles solares se tendría que cubrir un área de 70 kilómetros cuadrados, tomando en cuenta las eficiencias y el tiempo que las plantas efectivamente producen electricidad en el año, lo cual se conoce como factor de planta. Otro mito tiene que ver con los llamados “empleos verdes” los cuales se crean a partir de integrar una cadena de suministro, desde la fabricación de las celdas de silicio hasta la instalación. En países como en España, el Institute for Energy Research (www.instituteforenergyresearch.org ) ha estimado que en realidad hay pérdida de empleos medidos como costo de oportunidad, donde por cada megawatt de capacidad instalada se han perdido 12.7 empleos. Aunque es cierto que se crean empleos al construir los proyectos, los altos costos de capital invertidos en éstos de hecho habrían creado más empleos en otros sectores de la economía. De ahí que España haya continuado con sus recortes en los apoyos a energías como las solares ante la difícil situación de su economía.
Finalmente, una mención sobre las empresas que buscan invertir en México para desarrollar proyectos solares a gran escala. Aquí se entremezclan la realidad y el mito. Como mencionamos más arriba, hay decenas de empresas nacionales y extranjeras que buscan invertir en proyectos solares en México. Sin embargo, la mayor parte de estas empresas vienen de un mercado global deprimido donde hay exceso de capacidad de producción de paneles y para el cual México resulta atractivo por la estabilidad de su economía y la alta expectativa que se tiene sobre el rumbo del país, no porque las señales de precios sean las adecuadas o porque exista un déficit de capacidad de generación que haya que cubrir. Actualmente hay más de 1,000 MWs de capacidad solar en desarrollo en México, de los cuales seguramente menos del 15% estarán operando en los siguientes 3 años.
Si bien es cierto que la Ley de Cambio Climático y la Estrategia Nacional de Energía establecen metas agresivas para las energías limpias, en las condiciones actuales, la energía solar seguirá siendo una tecnología de nicho, que ciertamente ira creciendo, pero que se encuentra en desventaja cuando se le compara con la energía eólica, minihidroeléctrica, geotérmica o cogeneración eficiente, las cuales contribuyen también al cumplimiento de las metas para abatir nuestra contribución al calentamiento global.
Fuente: Forbes