La crisis está trayendo consigo un fenómeno sutil pero que, prestando un poco de atención, es evidente: muchos productos en el supermercado son cada vez más pequeños, pero se mantienen los precios. Las marcas se escudan en los incrementos de costes y la imposibilidad de subir precios al maltrecho consumidor, pero el fenómeno podría estar escondiendo una inflación general mucho mayor.
La pérdida de poder adquisitivo es una de las constantes de de los últimos años. Moderación (o reducción) salarial y paro son dos de los grandes problemas que impide que la demanda remonte. Las empresas se adaptan como pueden e intentan mantener precios ante una competencia cada vez mayor del denominado low-cost.
Pero ese mantenimiento nominal puede ser en realidad una subida de precios efectiva, que aunque no se recoge en la estadística general, sí que afecta al bolsillo y que además podría anticipar mayores problemas.
Se repite la historia de los 70
Es lo que defiende la economista Pippa Malmgreen, antigua asesora de George W. Bush, que alerta de un fenómeno que denominada ‘shrinkflation’, un neologismo que viene de unir las palabras shrink (encoger) y inflation (inflación). Básicamente, las empresas mantienen los precios de venta de los productos, pero a cambio disminuyen el tamaño de lo que ofrece. Mismo precio, menos producto, tal y como recoge la agencia Bloomberg.
“Reducir el tamaño de los productos es exactamente lo que pasó en los años 70 justo antes de que la inflación se dispara”, explica en su nuevo libro Señales: la ruptura del contrato social y el ascenso de la geopolítica. Malmgren explica que este fenómeno está detrás de los problemas que tiene cada vez más gente para llenar la cesta de la compra.
Rascando un poco, es fácil encontrar pequeños cambios: por ejemplo, tabletas de chocolate Cadbury de las que desaparecen dos onzas o paquetes de cereales de Nestlé que pasan de contener 525 gramos a contener 470 gramos, en ambos casos sin bajar el precio son algunas muestras de este fenómeno. La revista Time también recogía como PepsiCo había reducido el peso de las bolsas de patatas Lay´s en media onza (unos 14 gramos), el equivalente a 5 o 6 patatas por bolsa.
Las compañías suelen citar a los cambios en los precios de las materias primas y de los ingredientes como causantes de estos cambios. “Ocasionalmente hacemos cambios en el tamaño de nuestros productos por una serie de factores, incluyendo reformulaciones, cambios en el paquete o variaciones de los costes. El precio de venta es cosa del vendedor final”, explicó el portavoz de Nestlé, Len Bennet, en un email.
A pesar de estas explicaciones, Malgren esta más preocupada: “Hay signos de que los precios están comenzando a subir y de que se están incrementando las presiones inflacionistas”.
Fuente: ElEconomista.es