La lava del volcán Cumbre Vieja que entró el domingo en erupción en la isla española de La Palma, en el turístico archipiélago de Canarias, continuaba el lunes su lento descenso hacia la costa destruyendo a su paso un centenar viviendas y obligando a evacuar a miles de personas.
La erupción, la primera que se registra en esta isla en 50 años, forzó a casi cinco mil vecinos a dejar sus casas, desde que comenzó en la tarde del domingo.
El gobierno regional de Canarias precisó, sin embargo, que no preveía por ahora nuevas salidas, ya que las coladas de lava se dirigen ahora “hacia el mar”, según indicó en Twitter.
Pero los daños provocados por la erupción, que no ha dejado víctimas por el momento, son ya visibles.
“Ahora mismo, tenemos a cinco mil personas evacuadas (…) y unas cien casas destruidas” en las localidades de Los Llanos de Aridane, El Paso y Tazacorte, afirmó a la AFP Lorena Hernández, concejala de Seguridad Ciudadana del primero de ellos.
“Las expulsiones de lava siguen, y bajan rumbo a la costa”, añadió.
Las impresionantes columnas ardientes arrasaron árboles, invadieron carreteras y lograron penetrar en algunas casas, tal y como muestran varios videos publicados en las redes sociales.
“Esa lengua de lava engulle todo lo que va encontrando a su paso”, describió Mariano Hernández Zapata, presidente del Cabildo de La Palma, en Televisión Española, sobre unas coladas que, según dijo, podían alcanzar los seis metros de altura.
“Es dramático ver como muchos proyectos de vida desaparecen”, agregó.
A más mil grados centígrados, estas columnas de fuego avanzan a una velocidad media de 700 metros por hora, según el Instituto Volcanológico de Canarias.
“Tres minutos”
En apenas tres minutos, Angie Chaux, una vecina de Los Llanos de Ariadne, que vive a pocos kilómetros del volcán, tuvo que dejar su vivienda a las 04:30 de la madrugada junto a su marido y su hijo de tres años.
“No estábamos en la casa cuando hubo la alerta” explicó esta joven de 27 años, “pero cuando vimos, quisimos volver y la carretera estaba cerrada. La policía nos dejó pasar y nos dijo ‘tres minutos'”, explicó.
Entró y solo pudo llevarse la mochila de emergencia que las autoridades les habían indicado preparar.
Yahaira García tuvo más suerte: consiguió sacar ropa, la televisión, un computador y algunos recuerdos de la suya, situada a los pies del volcán, antes de marcharse.
“Mi casa vibraba demasiado, parecía que se iba a caer”, relató esta mujer que lleva dos noches sin dormir. “Las imágenes son durísimas. No tenemos ni idea de cuándo [vamos a]volver”, agregó.
“Varias semanas”
Situado en el centro de la isla de La Palma –una de las siete que conforman el turístico archipiélago de Canarias, cerca de las costas del noroeste de África–, el volcán Cumbre Vieja estaba bajo intensa vigilancia tras registrar un importante aumento de su actividad sísmica en los últimos días.
Finalmente, la erupción arrancó el domingo poco después de las 15:00 locales (14:00 GMT).
De acuerdo al presidente canario, Ángel Víctor Torres, el Cumbre Vieja tendría entre 17 y 20 millones de metros cúbicos de lava. Por ello, la erupción continuará, aunque “según el comité técnico, todo parece indicar que no va a haber nuevos puntos de erupción”, explicó en un video publicado en Twitter.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, aplazó el viaje a Nueva York que tenía previsto este domingo para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas y se desplazó hasta La Palma, donde se encuentra desde la noche siguiendo la evolución de las operaciones.
La actividad del Cumbre Vieja podría, sin embargo, durar “varias semanas o pocos meses”, debido a la presencia de una segunda reserva de magma situada a 20 o 30 kilómetros de profundidad, según explicó el coordinador científico del Instituto Volcanológico de Canarias, Nemesio Pérez.
La última erupción en la isla de La Palma, que tiene unos 85 mil habitantes, fue hace 50 años, en 1971.
De origen volcánico, el archipiélago español de Canarias vivió su última erupción en 2011, esta vez bajo el agua, en la isla de El Hierro, provocando la evacuación de centenares de personas.