En la madrugada de ayer, cuando los controles fronterizos estaban bajo mínimos en la frontera que divide la ciudad española de Ceuta con Marruecos, alrededor de siete mil migrantes africanos, la mayoría marroquíes, llegaron nadando hasta territorio español. Se calcula que al menos hay mil 500 menores de edad.
La llegaba masiva se convirtió en un conflicto diplomático entre ambos países, que se agravó con la llamada a consultas de su embajador por parte del gobierno marroquí. El presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, canceló su agenda programada y viajó hasta la ciudad de Ceuta para ponerse al frente de la crisis, pero fue recibido con abucheos e insultos.
España tiene dos ciudadanos autónomas en el norte de África, Ceuta y Melilla, que son a su vez una de las fronteras europeas más problemáticas por la alta concentración de migrantes intentando cruzar a suelo español. Pero nunca antes se había producido algo similar a lo que la pasada madrugada, con la llegada simultánea y al parecer tolerada por la policía fronteriza de Marruecos de alrededor de siete mil personas, de las cuales ya fueron repatriadas a Marruecos al menos cuatro mil, con el polémico mecanismo de las llamadas “devoluciones en caliente”.
Ceuta, con una población de 70 mil personas, tuvo que decretar una especie de estado de sitio ante la crisis humanitaria desatada, con centenares de voluntarios de la Cruz Roja atendiendo a los migrantes, muchos de ellos con signos deshidratación o con lesiones por la larga travesía para llegar hasta territorio español.
El presidente Sánchez, que tenía previsto un viaje a París para participar en un Cumbre con países africanos, decidió cancelarlo y trasladarse a Ceuta junto con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska y ponerse así al frente de la crisis. El mandatario afirmó que su “prioridad en este momento es devolver la normalidad a Ceuta. Sus ciudadanos y ciudadanas deben saber que cuentan con el apoyo absoluto del Gobierno de España y la máxima firmeza para velar por su seguridad y defender su integridad como parte del país ante cualquier desafío”. Y explicó que había “hablado con diferentes actores políticos, tanto españoles como europeos, para abordar la situación de manera coordinada. La prioridad es garantizar el control del tránsito en la frontera con Marruecos y dotar a Ceuta y Melilla de los medios necesarios para solventar la crisis”. Además, el presidente español aprobó una ayuda urgente a Marruecos de 30 millones de euros, que supuestamente será destinado al control migratorio.
La supuesta falta de celo de los agentes fronterizos marroquíes durante la crisis se entiendo por las malas relaciones diplomáticas que mantienen desde hace un tipo ambos países, que además se vieron agravadas por el auxilio que prestó el gobierno español a uno de los líderes históricos del Frente Polisario, Brahim Ghali, quien fue trasladado a un hospital de Logroño desde Argelia para ser atendido por Covid-19 y salvarle la vida. Su ingreso se hizo con una documento falso, expedido por Argelia y sin que se notificara de la situación al gobierno marroquí, lo que habría aumentado la tensión diplomática. El Frente Polisario negó en un comunicado que tuviera ninguna relación la crisis migratoria de Ceuta con el asunto.
Fuente: La Jornada