Una multitudinaria manifestación recorrió las calles de Barcelona para exigir “justicia” y el “respeto al derecho de autodeterminación”, en una protesta en la que se llamó a la “desobediencia civil” ante el inminente fallo del Tribunal Supremo (TS) contra los políticos independentistas catalanes que fueron procesados por la declaración unilateral fallida del octubre del 2017. Desde el Ejecutivo español, del socialista Pedro Sánchez, amenazó con aplicar el artículo 155 de la Constitución, que volvería a dejar en suspenso las instituciones autonómicas.
El segundo aniversario del referendo del 1 de octubre del 2017 sirvió para volver a poner de manifiesto el encono y el distanciamiento que impera en Cataluña entre los dos bloques enfrentados desde hace más de siete años: los que pugna por la independencia del Estado español, que representan a un 47 por ciento de la población, y los que están en contra de la secesión, ya que sea porque quieren mantener el actual régimen o porque son más partidarios de reformar el Estatuto en aras de un gobierno más federalista.
El aniversario del referendo sacó a las calles a centenares de miles de personas -180 mil, según la policía municipal de Barcelona, y medio millón, según los organizadores de la protesta-. En cualquier caso fue una movilización masiva, en la que se volvieron a escuchar las reivindicaciones a favor de la liberación o la amnistía de “los presos políticos” o en contra de la justicia española, así como sus dirigentes políticos y medios de comunicación. Las banderas separatistas y el color amarillo -como símbolo de la movilización- inundaron las calles de la capital catalana, en las que también estuvieron muy presentes las reivindicaciones para que dejen en libertad a los miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR), que fueron detenidos la semana pasada y que están siendo acusados por los delitos de terrorismo, tenencia ilícita de armas y de sabotaje.
A diferencia del año pasado, el bloque de los partidos políticos independentistas llegaron al aniversario con fisuras en sus estrategias a futuro. De hecho la coalición anticapitalista de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) se desmarcó de la coalición de gobierno de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Junts per Catalunya (JxCat), al considerar que no se puede seguir posponiendo el actual modelo autonómico y que se tiene que dar el paso de la ruptura unilateral hacia la independencia y la construcción de la nueva República.
De hecho, en los discurso para conmemorar el aniversario del referendo todos los dirigentes independentistas hicieron un llamamiento a la sociedad catalana para que realicen una “masiva desobediencia civil” de cara a la sentencia del TS, que consistiría en no reconocer el dictado del tribunal y en paralizar con una huelga general la actividad económica. Así lo reclamó el ex presidente catalán Carles Puigdemont, quien se refugió en Bélgica unos días después de declarar la independencia unilateral que finalmente no prosperó hace dos años. “La vía de la desobediencia, la resistencia no violenta, se practica y se practicará en todas las democracias del mundo, no nos hemos de alarmar”, aseguró.
Desde Cataluña, en el texto consensuado del manifiesto separatista se defendía también “la legitimidad de la desobediencia civil e institucional como instrumentos en defensa de aquellos derechos civiles, políticos y sociales que puedan ser lesionados. Cualquier sentencia que no sea absolutoria la consideramos injusta”, Además advertían que la sentencia “es el mayor ataque a nuestros derechos fundamentales”, al estar “basada en falsas acusaciones. Solo se entiende desde una lógica autoritaria de criminalizar el derecho de autodeterminación”. Y acusan al Estado español de emprender una “escalada represiva de cárcel y exilio”.
El presidente español, Pedro Sánchez, en medio de la campaña electora, de cara a los comicios generales del próximo 10 de noviembre, endureció su discurso contra el bloque independentista y les advirtió que “un gobierno en funciones sí puede aplicar el artículo 155 de la Constitución” y les instó a que “condenen la violencia”.
Fuente: La Jornada