No se trata sólo de Los Caballeros Templarios, contra quienes dirige todos sus esfuerzos el gobierno federal: hay otras organizaciones criminales que desean el control de Michoacán, entidad privilegiada geográficamente para el trasiego de enervantes y la fabricación de drogas sintéticas. Los Zetas, el Cártel del Golfo, el de Jalisco Nueva Generación y Héctor Beltrán Leyva, entre otros grandes grupos delictivos, buscan el control de las rutas michoacanas.
Por José Gil Olmos Mientras el gobierno federal está centrado en combatir a Los Caballeros Templarios y desarmar a las autodefensas en Michoacán, otros grupos y personajes del crimen organizado avanzan sigilosamente en esa entidad. Dos documentos confidenciales del gobierno federal, que circulan en ese estado y de los cuales Proceso tiene copia, advierten acerca de la debilidad de la estrategia gubernamental lanzada a principios de año para acabar con Los Caballeros Templarios. Asimismo, alertan sobre agrupaciones que aparecen o resurgen y que pelean el control de Michoacán extorsionando, secuestrando y manteniendo el negocio del narcotráfico. Los documentos revelan que las autodefensas han sido infiltradas por personajes del crimen organizado –como algunos extemplarios– que se han puesto la camiseta de este movimiento ciudadano para continuar el tráfico de droga, esencialmente sintética, por Tierra Caliente y la Costa. Según uno de estos documentos, entre esos personajes se encuentra Miguel Gallegos Godoy, El Migueladas, líder de un grupo denominado Los Gallegos y quien se alió con Nemesio Oseguera Cervantes, cabeza del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), aliado a su vez con el Cártel de Sinaloa. Se habla también de Luis Antonio Torres, Simón o El Americano, jefe de las autodefensas de Buenavista Tomatlán y quien lidera un grupo armado de aproximadamente mil 200 personas que se hace llamar Autodefensa Operativa H-3 (Hermandad 3). Pero también estarían disputando el control del narcotráfico en Michoacán otras mafias, como el Cártel del Golfo (CDG), aliado con Servando Gómez, La Tuta; Los Zetas; el cártel de los Beltrán Leyva, quien habría hecho un pacto con Enrique Plancarte Solís, y los restos de La Familia Michoacana. De acuerdo con los documentos confidenciales elaborados por los centros de inteligencia policial y castrense, esta reconfiguración de grupos del crimen organizado en Michoacán se da a la sombra de la estrategia gubernamental contra los líderes de Los Caballeros Templarios y de las negociaciones con los grupos de autodefensa. Uno de los textos señala que pese a las acciones del comisionado para la seguridad, Alfredo Castillo Cervantes, en la actualidad Michoacán “sigue viviendo en incertidumbre ante las acciones y movimientos de recomposición de grupos o células establecidos en el estado”. Insiste en que la estrategia contra el crimen organizado está dando resultados positivos, inhabilitando y debilitando económicamente al cártel de Los Caballeros Templarios al abatir a sus cabecillas, pero admite que la zozobra en Michoacán sigue. “Por un lado se habla del combate frontal y por el otro los medios hablan de un remedio casero para minimizar esta lucha que no va a tener o lograr un buen fin, pues ya existen señalamientos serios de vínculos entre nuevos grupos criminales surgidos por la fractura que ha recibido Los Caballeros Templarios y el resurgimiento de grupos como La Familia Michoacana”, sostiene uno de los reportes confidenciales. “El Migueladas”, en la pelea Desde hace más de una década todos los cárteles quieren a Michoacán por su ubicación estratégica, que permite la entrada y salida al Pacífico por los puertos de Lázaro Cárdenas (y su cercanía con Manzanillo, Colima), así como el paso al Bajío y norte del país por la red de carreteras federales. Hasta antes del cambio de estrategia del gobierno federal de enfrentar a Los Caballeros Templarios, esa entidad era una de las plazas más peleadas por éstos, La Familia Michoacana y el CJNG, aunque también han metido sus manos Sinaloa, Los Zetas, el Cártel del Golfo y los Beltrán Leyva. Su atractivo no es sólo por la producción de mariguana y amapola o las facilidades de transporte hacia el norte, sino que en los municipios de Tierra Caliente y Costa se concentra el mayor número de laboratorios de droga química o “cocinas” del país, debido a que por los puertos de Manzanillo y Colima ingresan ilegalmente los precursores químicos desde Oriente, sobre todo de China. Hoy, señala uno de los expedientes, las cabezas de grupos delictivos han hecho nuevas alianzas para mantenerse en el poder y tienen células operativas en el estado, las cuales siguen extorsionando, secuestrando y traficando drogas. Uno de los grupos del que más se ocupan los reportes es el de Los Gallegos, encabezado por El Migueladas o El Micheladas, a quien ubican como operador financiero de Los Caballeros Templarios, debajo de La Tuta o El Profe, considerado el jefe más importante de ese grupo. El Migueladas, del que poco se había hablado y que según algunos reportes (Proceso 1954) sería la cabeza más importantes de Los Caballeros Templarios e integrante de las autodefensas –donde ha tenido dificultades con el líder de éstas, José Manuel Mireles–, forma parte de los nuevos líderes locales del crimen organizado que luchan por la preponderancia en Michoacán. El martes 15 Alfredo Castillo reveló que la captura de Gallegos Godoy es uno de los objetivos prioritarios del gobierno federal. “Sí tengo (entendido) que esta persona es un objetivo para detener (…) es uno de los objetivos a detener por parte del gobierno federal. Nunca fue interlocutor, es uno de los objetivos de detención por parte del gobierno federal”, dijo en entrevista con Noticias MVS. En uno de los reportes que consultó este semanario, El Migueladas es identificado como el jefe del grupo Los Gallegos y el principal productor de droga sintética de Michoacán que “trafica a través de supuestos autodefensas que operan en la región de Tierra Caliente”. Según uno de los informes, Gallegos usa las rutas entre los límites de Jalisco y Michoacán, en los municipios de Tepalcatapec, Felipe Carrillo Puerto mejor conocido como La Ruana y Buenavista Tomatlán. “Se habla de que sus operadores para tal objetivo son en la actualidad los denominados H-3, que encabeza Luis Antonio Torres, conocido como Simón o El Americano, (quien) líder de las autodefensas de Buenavista Tomatlán y quien encabeza un grupo armado de aproximadamente mil 200 personas que también denominan autodefensa operativa”, indica uno de los documentos. El pasado 11 de marzo Hipólito Mora, líder de las autodefensas en La Ruana, denunció que El Americano tenía nexos con los templarios y obedecía a La Tuta y a Enrique El Kike Plancarte. Ese día El Americano entró a ese municipio donde se formaron las primeras autodefensas ciudadanas y desde entonces lo tiene en su poder, enfrentándose a los seguidores de Mora, quien está en la cárcel acusado de participar en los homicidios de Rafael Sánchez Moreno, El Pollo, y José Luis Torres Castañeda, Niño Torres, ocurridos el 8 de marzo. Según uno de los reportes confidenciales del que se tiene copia, Sánchez Moreno y Torres Castañeda –encontrados calcinados el 9 de marzo en Buenavista– eran gente del Migueladas y se integraron a las autodefensas como “arrepentidos”. Señala el informe: “De acuerdo con la información recabada, Rafael Sánchez Moreno era considerado como exintegrante primero de La Familia Michoacana y luego de Los Caballeros Templarios, pero recientemente se sumó a las filas de las autodefensas. Sin embargo, ambos formaron parte del Grupo Delictivo de Miguel Ángel Gallegos Godoy El Migueladas o Micheladas y luego se integraron a las autodefensas, debido a lo cual les decían arrepentidos. “Respecto del hecho, los reportes surgieron alrededor de las 9:30 de la mañana de ayer, cuando el agente del Ministerio Público se dirigió a la zona para dar fe de lo ocurrido y ordenar el levantamiento de los dos cuerpos sin vida y su traslado al Servicio Médico Forense de Apatzingán. Asimismo, el representante social observó que ambas personas yacían en una camioneta calcinada marca Nissan, Frontier, presuntamente propiedad de Rafael Sánchez. “Pero al decir del caso es importante mencionar que tanto El Pollo como El Migueladas eran socios del Rancho Los Tigrillos, municipio de Tzitzio, en el cual antes de su muerte les acababan de agarrar un laboratorio muy grande, para lo que según se informa que a Miguel Gallegos Godoy lo culpó y refutó Rafael Sánchez Moreno El Pollo por tal decomiso, y tal caso molestó mucho al Migueladas.” Por la muerte de estos dos personajes, Mora está preso en el penal de Mil Cumbres desde el pasado 11 de marzo. Desde entonces La Ruana vive en tensión, pues los seguidores de este último siguen inconformes, mientras que las huestes del Americano están armadas con rifles de asalto y controlan todos los caminos del municipio. Las alianzas Según la información recabada por las fuentes policiacas y castrenses, en la actualidad El Migueladas tiene un convenio de colaboración con Juan José Farías Álvarez, El Abuelo, quien a su vez pactó con el CJNG la compra de droga sintética producida por Gallegos Godoy. Señala el documento que la ruta de tráfico de drogas va desde el municipio de Churumuco, pegado a la costa del Pacífico, hasta Jalisco, y los responsables de custodiar dichos cargamentos son las autodefensas del H-3. En el reporte se ofrecen más datos del Migueladas: indica que está considerado el número tres de Los Caballeros Templarios –detrás de Nazario Moreno, ya fallecido, y de La Tuta–, donde es operador financiero. Informa que principalmente es traficante de drogas sintéticas y mariguana y que los municipios donde concentra su poder son La Huacana, Zicuirán, Ario de Rosales, Nueva Italia, Tacámbaro, Churumuco, Turicato, Nocupétaro y Nuevo Urecho, donde posee negocios de construcción, hoteles, moteles, bares y huertas de limón. Agrega: “Gallegos Godoy es propietario del hotel Cascada ubicado en Zicuirán, en donde continuamente se llevan a cabo ‘reuniones’; así como en su rancho ubicado cerca de la Presa del Infiernillo. “Este sujeto ha utilizado su gran influencia política y su poder económico para operar su esquema delictivo de tráfico de drogas; su influencia no sólo es local, podemos decir que también federal. También está vinculado para operar con sus ‘amistades’ de las áreas policiales y de justicia, puesto que él fue elemento activo de la PGR.” Entre sus allegados en la política revela que su liga más fuerte era con el secretario de Gobierno, Jesús Reyna García, hoy preso, acusado de tener vínculos con los templarios. Al respecto indica que a Reyna “se le mencionó como el ‘organizador’ para la reunión cónclave celebrada, según la información, el 26 y el 29 de marzo de 2011 con Los Caballeros Templarios, por conducto de Miguel Ángel Gallegos Godoy; en ese encuentro se acordó con líderes de la cúpula de ese ‘grupo delictivo’ el apoyo de su estructura así como el financiamiento para parte de la campaña del candidato del PRI, Fausto Vallejo Figueroa”. Los otros Pero en la lucha por el territorio michoacano también están otros interesados, como La Tuta, quien, pese a ser perseguido por las autodefensas y las fuerzas federales, sigue libre y realizando alianzas con otros grupos para sobrevivir. Señala uno de los documentos: “Fuentes confiables nos refieren que en el mes de enero una célula del Cártel del Golfo empezó a tener presencia en el estado de Michoacán, esto tras la alianza hecha entre Nicandro Barrera Medrano, del CDG, con Servando Gómez Martínez La Tuta, líder de Los Caballeros Templarios. “Esta alianza, según fuentes de información, pretende retomar los sectores perdidos en el estado a favor de los templarios y empezar a minimizar la presencia de grupos contrarios, como los H-3.” Otro grupo en la puja criminal por Michoacán es el de Héctor Beltrán Leyva, único sobreviviente de ese clan familiar, quien habría hecho una alianza con El Kike Placarte en una reunión que tuvieron en Puebla y donde se habrían establecido acuerdos: hacerle frente al Migueladas y tomar el control de Morelia. Al final uno de los reportes reconoce que el diseño de la política para combatir el crimen organizado expone los conflictos en la normatividad y la dificultad para articular la política de seguridad pública. Pero sobre todo muestra que el objetivo de la política no es combatir al crimen organizado, sino la violencia que éste provoca, y que la estrategia utilizada se funda principalmente en el ejercicio de la fuerza pública sin tomar en cuenta una estrategia de política pública. Fuente: Proceso
|