México y Argentina, los más corruptos

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Una encuesta de Transparencia Internacional indica que estos son los dos países latinos donde más crece este problema. Venezuela es el tercer estado que peor parado resulta

Por Pablo de Llano/ El País

México y Argentina son los dos países de América Latina en los que los ciudadanos tienen una mayor percepción de que la corrupción ha aumentado en los últimos dos años, según el Barómetro Global de la Corrupción 2013 de la ONG Transparencia Internacional.

Un 72% de los argentinos y un 71% de los mexicanos consideran que en el periodo antedicho la corrupción ha crecido. El tercer país de América Latina en este podio de mala percepción ciudadana es Venezuela, donde un 67% de los encuestados opinan que la corrupción es rampante.

Transparencia Internacional en su informe elige Venezuela para poner un ejemplo de corrupción. Usa el caso de una señora de 50 años que estaba durmiendo cuando unos policías entraron en su casa y se llevaron a golpes a su hijo de 27 años. Lo condujeron a una comisaría y desde allí le pidieron dinero a la señora para que se lo devolviesen. Finalmente la ONG denunció el caso y las autoridades venezolanas arrestaron a los agentes extorsionadores.

En el informe se desglosa la percepción de emponzoñamiento de las instituciones públicas según diversos sectores y países. A este respecto la policía es el peor organismo para los venezolanos, los mexicanos, los bolivianos y los salvadoreños.

Los mexicanos también sitúan en lo más alto de la corrupción a los partidos políticos, igual que los brasileños. En los dos últimos años en ambos países hubo movimientos sociales críticos con los partidos; en 2012, en los meses previos a las elecciones presidenciales, surgió en México el Movimiento Yo Soy 132 y en las últimas semanas en Brasil se han sucedido manifestaciones masivas contra la falta de recursos públicos.

La rebelión cívica brasileña apunta a otro de los campos analizados por Transparencia Internacional, el de los legisladores. En este caso, son los colombianos y los paraguayos los que creen que en esta área se concentra más la corrupción.

Los líderes de la tabla, los argentinos, también ponen el dedo acusador en los políticos. Hace tan solo unas semanas, por ejemplo, un empresario cercano al fallecido expresidente Néstor Kirchner fue imputado por lavado de dinero.

Al otro lado del Atlántico destaca el preocupante resultado en España, donde un 67% de los ciudadanos consideró que la corrupción sube, un porcentaje idéntico al de Venezuela y similar al de México y Argentina. Los casos de corrupción que se vinculan a los dos partidos españoles preponderantes, el conservador Partido Popular y el socialdemócrta PSOE y  son un ejemplo claro de los hechos que han podido formar una impresión tal mala entre los ciudadanos.

Con todo, España no es el país que peor parado resulta en Europa. Los franceses han azotado especialmente a sus instituciones: un 72% dice que son cada vez más corruptas. Los alemanes son algo más contenidos: un 57% afirma que crece el problema. Sorprende, sin embargo, que en el país de la Unión Europea más descalabrado por la crisis económica, Grecia, es un moderado 55% el que opina que sus servidores públicos se han corrompido más.

En su informe, Transparencia Internacional destaca un punto optimista: nueve de cada diez encuestados en todo el mundo (114.000 personas en 107 países) han dicho que están dispuestos a actuar contra la corrupción.

Ahora bien, no en todos los países se tiene la misma confianza en la capacidad de la sociedad civil para cambiar las cosas. España, donde hubo en 2011 un relevante movimiento de protesta está en el estrato de confianza más bajo de la encuesta: entre el 41 y el 60% piensan que los ciudadanos pueden hacer algo. En la escala más alta (entre el 81 y el 100% de confianza en el poder ciudadano) están Brasil, México, Paraguay, Perú y Venezuela.

Los países que peores resultados han tenido en todo el mundo son Argelia (un 87% dice que la corrupción ha crecido) y Nigeria (85%) en África y Líbano en Oriente Medio, con un 85%.

Fuente: El País

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