México, un mercado de 537 millones de dólares para Monsanto

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En 2014, México importó 1.700 millones de dólares en maíz amarillo genéticamente modificado, del cual cerca de 10 millones de toneladas procedían de Estados Unidos.

México se ha establecido como el tercer mayor mercado para Monsanto, por detrás de Brasil y Argentina. De acuerdo con la agencia Bloomberg, 537 millones de dólares —un 3,6 %— de los beneficios de la empresa proceden del país azteca.

Actualmente, esta multinacional posee cultivos en 69 países de América, Asia, Asia, Oceanía, Europa, África y Oriente Medio, en orden descendente. Sin embargo, en los últimos años sus acciones han experimentado caídas del 11,5 % y quedan lejos de los máximos históricos que alcanzaron en 2011 y 2012.

La suspensión a la siembra comercial que México estableció este año, promovida por organizaciones científicas y medioambientales, no es el primer obstáculo al que se ha enfrentado esta firma estadounidense. El pasado 26 de agosto, la Secretaría de Agricultura del país (Sagarpa) informó sobre la preocupación del Gobierno por la siembra de maíz transgénico en los estados del norte.

Ya en noviembre de 2015, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) canceló la siembra de soja en Yucatán, después de que se probara que ese cultivo provocó un proceso de deforestación acelerada en la selva y afectó al negocio de la miel de la región, que genera ganancias por 1.000 millones de pesos, alrededor de 53,31 millones de dólares.

De acuerdo con la Sagarpa, en 2014 se produjeron 23,2 millones de toneladas de maíz en grano, el alimento de mayor fabricación en el país que, sin embargo, no cubre la demanda nacional, que ronda las 30 millones de toneladas.

Al respecto, Greenpeace México informó que, si se permitiera la entrada de maíz, los agricultores que compraran semillas y participaran en los programas de mejora del campo podrían verse obligados a “firmar contratos que los comprometan a cumplir con las demandas y políticas de las empresas”.

En su estudio de 2013 ‘Cultivos transgénicos. ¿Quién pierde?’, esta organización alerto sobre el hecho de que, con estas prácticas, “el maíz nativo mexicano está en riesgo de sufrir contaminación genética”, debido a que “está demostrada la imposible coexistencia de variedades transgénicas y nativas por el flujo del polen y el intercambio de semillas, práctica común en la agricultura mexicana”.

Aunque hoy en día se siembra maíz transgénico en 28 países del mundo, que consumen 59 naciones, la rama mexicana de esta ONG considera que las medidas de bioseguridad para los cultivos transgénicos “son débiles”, debido a que “no contamos con un sistema de biomonitoreo, inspección y vigilancia para las importaciones”.

En 2014, el país azteca importó 30.000 millones de pesos —1.700 millones de dólares— en maíz amarillo genéticamente modificado, del cual cerca de 10 millones de toneladas procedían de Estados Unidos. Según los datos de la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México, algunas empresas comercializan este producto estadounidense sin someterse a una vigilancia adecuada de las autoridades.

Lo que viene

Este 1 de septiembre, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, presentará su 4.° Informe de Gobierno y, durante su mensaje a la nación, informará que en 2017 su Gobierno impulsará la esperada reforma rural.

Entre 2010 y 2013 se realizaron ensayos experimentales para llegar a la fase comercial de maíz, soja y algodón en Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila, Baja California Sur, Sonora, Nayarit y Durango. Sin embargo, el Ejecutivo actual modificó la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados.

México es el país que cultiva más soja transgénica, con un 51 % de la producción mundial, y el 33 % del maíz mundial de este tipo. En este apartado, también destaca su producción de algodón y canola.

Fuente: RT

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