El informe publicado este miércoles 11 de diciembre por el Foro Económico Mundial clasifica los sistemas de energía de 124 países desde tres perspectivas: desarrollo y crecimiento económico; sostenibilidad medio ambiental; y seguridad y acceso a la energía, resumidos con el nombre de “triángulo de energía”.
El estudio confirma cuán variada y considerable son esos desafíos ya que ningún país logró el puntaje total de 1/1 en general (puntaje óptimo posible), y ningún país logra el máximo rendimiento en cada indicador.
Con una puntuación de 0.75 sobre 1, Noruega es el primero dentro de la lista, seguido de Nueva Zelanda, Francia, Suiza, Suecia, y Dinamarca.
El éxito de Noruega surge principalmente de dos factores: sus grandes recursos naturales y su enfoque en desarrollar energía renovable y sostenible. Estas ventajas lo convierten en el país con más acceso a energía y seguridad (0.96) y explica su alta puntuación dentro de otras dimensiones del triángulo de energía
En la región Latinoamericana, los mejor posicionados en el índice son Colombia (7), Costa Rica (9) y Perú (18), mientras que Paraguay tiene una puntuación de 0,63 y ocupa el puesto 24 inmediatamente después de Brasil (22) y Uruguay (23). El puesto de Colombia en la lista se debe enormemente a la transformación de su sector del petróleo y gas.
Los otros países obtuvieron una puntuación más baja como Chile (puesto 32), México (36), El Salvador (44), Argentina (46), Panamá (48) y Ecuador (50).
Entre los países latinoamericanos con posiciones más relegadas dentro del índice se encuentran Venezuela (puesto 65), Guatemala (68), Bolivia (72), Nicaragua (76), Honduras (89), Jamaica (112) y Haití (116).
Mirando los indicadores se observa que Paraguay tiene una puntuación regular en los tres aspectos del estudio: en desarrollo y crecimiento económico tiene una puntuación de 0.66, en sostenibilidad medio ambiental 0.62 y en seguridad y acceso de energía 0.61.
El informe advierte que las transiciones fundamentales en todos los sistemas energéticos mundiales están en marcha, caracterizadas por una complejidad sin precedentes – avances y descubrimientos tecnológicos que han abierto la puertas a una amplia gama de fuentes de energía y están cambiando la manera en se consume la energía.
El “triángulo de la energía” enmarca los objetivos centrales de energía arquitectura: la capacidad de proporcionar una distribución de energía segura, asequible y sostenible con el medio ambiente. Más específicamente, la arquitectura energética debe: promover el crecimiento económico y el desarrollo, de una manera ambientalmente sostenible, mientras que proporciona un acceso universal y seguro a la energía.
“Mientras los gobiernos de todo el mundo continúan luchando con la desafío del “trilema” de la energía, es vital que construyan una comprensión más profunda de las implicaciones de sus decisiones para el rendimiento del sistema de energía. La transición a una nueva arquitectura energética no será posible sin un conjunto de herramientas estratégicas que apoyan la comprensión de diferentes caminos hacia el futuro”, indica el reporte.
Fuente: IP Paraguay
