México en llamas

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Por Francisco Javier Pizarro Chávez.

Sin hipérbole alguna México se encuentra en llamas e intoxicado. Y no me refiero a la violencia y la inseguridad que se extiende mes tras mes a lo largo y ancho de nuestro territorio.

Hablo de los incendios de bosques y pastizales generados en 30 entidades de la República detectados por satélites de la Nasa y la Comisión Nacional Forestal (Conafor) que el Heraldo de Chihuahua dio a conocer el miércoles 15 de mayo pasado.

La infografía es impresionante. En lo que va del año, se detectaron  4,425 incendios que afectaron 152 mil 953 hectáreas en 30 Estados.

El 80 por ciento de esos fuegos se concentraron en el Estado de México, Michoacán, Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala, Jalisco, Chiapas, Chihuahua, Veracruz y Oaxaca.

Las tres primeras entidades que encabezan la lista, fueran los estados con más incendios. El Estado de México tuvo 1,174; Michoacán 464 y la Ciudad de México 445.

El 72 por ciento de la superficie quemada recayó en Guerrero, Puebla, Jalisco, Oaxaca, Durango, Chiapas, San Luis Potosí, Chihuahua, Estado de México y Michoacán.

No es, sin embargo, el único y más grave problema. Lo más preocupante a nivel mundial es el crecimiento exponencial  de la temperatura de los océanos y la atmosfera de la tierra provocado por las emisiones del CO2, esto es la concentración de dióxido de carbono, la cual ha alcanzado una cifra record a nivel mundial en toda la historia humana de 415 partes por millón (ppm) con la quema de combustibles fósiles que han incrementado el efecto invernadero.

Los Incendios, la contaminación atmosférica, las altas temperaturas y la falta de vientos generan graves consecuencias para la salud de la población.

Señalan los expertos que la concentración de partículas pequeñas suspendidas en el aire conocidas como pm 2.5, combinadas con altos niveles de ozono y dióxido de nitrógeno, ha generado un alto Índice de Riesgo para Personas Susceptibles ( IRPS), como los adultos mayores, mujeres embarazadas, personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Los síntomas del daño causado por la contaminación descrita, son varios: dolor de garganta, picazón en la nariz, comezón en la piel, dolor de cabeza, ojos llorosos y dificultades para respirar.

Y eso es justo lo que está ocurriendo en la Ciudad de México y otras entidades en las que se han tenido que sacar de la circulación vehicular una cantidad significativa de automotores, suspender clases y/o el recreo de los niños en las escuelas, y en casos extremos, hospitalizar y atender personas susceptibles con alto índice de Riesgo.

En general, el Servicio Meteorológico Nacional, señala que además de los incendios y la concentración de partículas nocivas en la atmósfera, hay otros  factores meteorológicos que han trastornado el cambio climático, entre las cuales subraya varias:

  1. Temperaturas por encima del promedio estacional.
  2. Bajo nivel de precipitaciones y prolongada sequía.
  3. Mayor radiación solar
  4. Un sistema de alta presión que evita la dispersión de contaminantes

La cuestión geográfica también es otro elemento a considerar. La Ciudad de México está ubicada en una cuenca rodeada de montañas y a una alta altura, lo que impide que la contaminación quede atrapada.

Finalmente. Es importante no confundir el cambio climático con el calentamiento global, que parecen ser los mismos pero no son iguales.

Los cambios climáticos se definen en función de los fenómenos meteorológicos extremos: fuertes sequías, olas de calor o lluvias torrenciales.

El calentamiento global por el contrario no depende solo de los fenómenos meteorológicos sino también de las regiones geográficas, y afecta la flora y fauna de los ecosistemas.

Por ejemplo, el deshielo de los casquetes polar en el Ártico, contribuye al aumento del nivel del mar y la perdida de animales como el oso polar que son la fauna principal de esa región geográfica.

Así que no se deje sorprender. Exijamos a las instancias federales, estatales y municipales, que se sofoque el fuego y se sancione la contaminación ambiental   Que no recurran a la triada justificación de que no cuentan con recursos financieros para hacerlo. Una cosa son los factores meteorológicos y otra muy distinta la indolencia y la irresponsabilidad.

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