Casi 200 defensores de la Tierra y del medio ambiente fueron asesinados en 2017 por enfrentarse contra gobiernos y empresas alrededor del mundo, con América Latina en el primer lugar de esta represión, y México como el cuarto país más peligroso para estos activistas.
Guadalupe Campanur, Isidro Baldenegro, Miguel Vázquez (mexicanos) y Berta Cáceres (hondureña), son algunos de los defensores de la Tierra y del medio ambiente que fueron asesinados entre 2016 y este año. Fotos ‘La Jornada’
El nuevo informe de Global Witness, proyecto realizado en alianza con The Guardian, registra que 197 activistas fueron ultimados el año pasado en el mundo por enfrentar a gobiernos y empresas que robaron sus tierras y dañaron el medio ambiente, y por denunciar las prácticas corruptas e injustas que lo permitieron
.
Eso es un promedio de casi cuatro crímenes de activistas cada semana. El saldo de 2017 es cuatro veces superior al registrado en 2002, el primer año en que se publicó.
El informe señala que los defensores del medio ambiente se encuentran en las primeras líneas de un campo de batalla global
, enfrentando en diversos lugares del planeta las mismas amenazas en sus luchas contra minas, plantaciones, proyectos de infraestructura y comerciantes ilegales.
Reporta que ahora México es mucho más peligroso para quienes luchan por proteger su tierra, situándose en el cuarto lugar en la lista mundial de las naciones con mayores riesgos para ser un defensor del medio ambiente
–anteriormente ocupaba el lugar 14–, con un saldo de 15 asesinatos (cifra cuatro veces superior a la de 2016).
Brasil se mantiene como el país más mortal para ese sector, con 46 crímenes, seguido por Colombia, con 32.
A escala mundial, la agroindustria ha sobrepasado a la minería como el negocio más vinculado al asesinato de activistas –ambos sectores en conjunto representan 60 por ciento de los casos conocidos. La mayoría de los crímenes ocurrió en bosques y selvas de naciones en desarrollo, con la minería y otras industrias extractivas entre las más mortíferas. Conflictos sobre mineras causaron 36 homicidios –incluyendo los Andes en India y Turquía.
Filipinas fue la nación más letal de Asia, con 41 muertes. En África, la República Democrática del Congo fue el peor caso.
El informe destaca el ejemplo del mexicano Isidro Baldenegro López, ganador del Premio Goldman de Medio Ambiente, quien fue asesinado por criticar la tala ilegal de bosques antiguos en el país –fue el segundo galardonado Goldman en ser asesinado, después de la hondureña Berta Cáceres, un año antes.
Global Witness señala que el asesinato es sólo una de las tácticas empleadas para silenciar a activistas, ya que también son sujetos a intimidación y violencia sexual, además de demandas legales en su contra. El organismo busca presionar a gobiernos y empresas mediante la divulgación de los ataques en contra de los defensores, como también tratar de poner fin a la impunidad que ha imperado en la mayoría de los casos.
Las personas que se atreven a alzar la voz continuarán siendo violentadas, encarceladas y asesinadas, hasta que empresas, inversionistas y gobiernos realmente incluyan a las comunidades en las decisiones sobre el uso de sus tierras y recursos naturales
, advierte Rachel Cox, de Global Witness.
Fuente: La Jornada