Si alguien posee esa capacidad no tiene relaciones destructivas, ni se permitirá acercamientos afectivos y sexuales con quien potencial o realmente, le pueda hacer daño.
En medio de una sociedad sexualmente represora, como el caso de la mexicana, sus integrantes pueden no tener inteligencia sexual, lo que genera no sólo complicaciones psicológicas, sino también físicas, afirmó Julián Alcalá, profesor de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
La inteligencia sexual se basa en la medición de la capacidad erótica de las personas, pues se considera que el principal órgano vinculado es el cerebro; es ahí precisamente donde se configura el placer y el deseo.
Sin embargo, por lo general, en nuestro país las condiciones apuntan a que los individuos no tengan desarrollada esta aptitud, y en buena medida se debe a que el erotismo y el sexo aún son considerados temas prohibidos para los grupos conservadores, subrayó Alcalá.
El sexólogo mencionó que “la gente piensa con frecuencia que nuestra capacidad para ser atractivo o tener el poder de seducción es cuestión de suerte o del sex-appeal, y habría que decir que no es así, porque en realidad es una expresión de la inteligencia sexual”.
De hecho, destacó, si alguien posee esa capacidad no tiene relaciones destructivas, ni se permitirá acercamientos afectivos y sexuales con quien potencial o realmente, le pueda hacer daño.
Es una herramienta para decidir sobre la sexualidad, si se quiere o no, y de qué manera; así, las decisiones siempre irán acompañadas de gusto, consenso y satisfacción, apuntó.
Este concepto surge de recuperar los distintos tipos de inteligencia (lingüística, lógica-matemática, artística, kinestésica, intrapersonal, interpersonal, social y naturalista), que en los años 80 el psicólogo Howard Gardner puso a discusión.
Fuente: SDP Noticias