Aunque para muchos las favelas brasileñas son únicamente sinónimo de violencia y tráfico de drogas, en las comunidades de Río de Janeiro emerge una vibrante vida y un mundo de oportunidades de negocio que locales y foráneos no dejan escapar: entre ellos, la mexicana Lizzette Rodes.
Oriunda de la Ciudad de México, esta joven mexicana formada en España en Administración y dirección de empresas fundó y dirige un hostal en la favela de Chapéu-Mangueira, situada junto al barrio de Copacabana.
“En 2010 nos transferimos con mi marido, eslovaco, a Río y pasé un año trabajando en hostelería. Me di cuenta entonces del potencial de negocio”, explica a Notimex desde el Hostal Lisetonga, con capacidad para 42 huéspedes.
La inversión y los desafíos no fueron pequeños, señala.
“Decidimos que era una buena inversión comprar una casa colonial y crear un hostal. Pasamos mucho tiempo y finalmente encontramos ésta en la favela, que tuvimos que acondicionar profundamente. Pagamos 800 mil reales (280 mil dólares) sólo por la casa”, recuerda.
La adquisición de la casa –una fabulosa estructura de dos pisos con ocho habitaciones- fue sólo el inicio de una aventura empresarial que acaba de ampliar, al crear el primer servicio de alquiler de ciclomotores, una idea que se trajo de Barcelona, donde vivió varios años antes de instalarse en Brasil.
“Todo aquí es muy lento. Quizá ese sea el mayor desafío para hacer negocios en Brasil. Te dicen ‘mañana’ y nunca sabes cuándo es, pero claro, a veces se trata de que te resuelvan un problema de electricidad o de agua, y tú necesitas que sea ahora”, relata Rodes, que asegura que el negocio le va bien a pesar de la competencia. “Tenemos tasas de ocupación de alrededor el 70 por ciento de media anual”, apunta.
No es únicamente que la burocracia brasileña haga que tener todos los documentos para crear una empresa sea literalmente una misión casi imposible, es que Rodes también tuvo que superar los estereotipos de amigos que no entendían por qué quería invertir en una favela.
“Creo que los mayores estereotipos provienen de los brasileños mismos. La verdad es que la vida aquí es pacífica, normal, y hemos sido aceptados bien por la comunidad, aunque ha habido algunos temas como el de la limpieza de la calle que hemos tenido que trabajar”, señala.
Aunque millones de personas en todo Brasil viven en favelas, la legislación no reconoce en muchos casos los títulos de propiedad en esas comunidades, al considerar que son espacios de territorio edificados sin permisos.
Sin embargo, numerosos extranjeros –entre ellos celebridades como Madonna o el ex futbolista David Beckham- compraron propiedades en lo alto de los cerros cariocas, probablemente en previsión de que en un futuro esas zonas se urbanizarán por completo y se revalorizarán por sus excelentes vistas y localizaciones.
Fuente: Notimex