Una empresa mexicana que opera desde Suiza acapara la renta y manejo de habitaciones de hotel en Río de Janeiro. Match Hospitality compró con antelación casi toda la ocupación de hoteles de tres a cinco estrellas, uno más de los grandes negocios del Mundial de Brasil
Por Marco Appel y Anne Vigna/ Proceso
La historia se repite en todo Copacabana, el barrio más turístico de Río de Janeiro. Si uno quiere reservar un cuarto durante el Mundial, no puede hacerlo directamente en el hotel. El recepcionista ni siquiera puede informar si hay disponibilidad: “Nosotros no hacemos las reservas para el Mundial, tiene que llamar a la empresa Match Hospitality”, dice, y le da al interesado un número telefónico.
Los hermanos mexicanos Jaime y Enrique Byrom Aparicio son los propietarios mayoritarios de la empresa Match Hospitality, con sede en Zug, Suiza.
En la pared de la recepción, eso sí, hay una placa de plástico con el logotipo “Accommodation official FIFA 2014”. Todos los grandes hoteles la tienen “porque todos vendimos los cuartos a la empresa Match”, reconoce Anna Christina de Andrade, directora comercial de ventas internacionales de la cadena Othon Palaces, en Copacabana. La historia la confirman diversos gerentes de venta.
Hace más de dos años Match Hospitality compró los derechos sobre cerca de 80% de los cuartos de Río de Janeiro. “Son muy pocos los hoteles de cinco a tres estrellas que no vendieron sus cuartos a Match, simplemente porque es la agencia oficial de la FIFA. Solamente las posadas, los moteles y unos hoteles en Copacabana rechazaron la oferta”, añade la directora.
Match Hospitality reservó entero el hotel Mar Palace desde 2012. Hilton Linos, el gerente del establecimiento, reconoce: “Somos meros prestadores del servicio para Match. Ni le puedo decir el país de origen de mis huéspedes durante el Mundial porque no tenemos acceso a ellos”.
Si algo distingue los negocios de venta de entradas y alojamiento para el Mundial de Brasil es la opacidad y el abuso. Eso ha contribuido a la masiva ola de protestas en el país.
Detrás de la infraestructura necesaria para organizar una Copa del Mundo se encuentra uno de los principales ingresos de la FIFA como taquillero, operador turístico y de servicios de hospitalidad.
Desde el Mundial de México 1986, la empresa Byrom PLC, propiedad de los hermanos Enrique Byrom Aparicio y Jaime Byrom Aparicio, mexicanos afincados en Reino Unido, se convirtió en la exclusivista de servicios de venta de boletos en los mundiales.
Fue en México, precisamente bajo el mandato de Joao Havelange (hoy acusado de corrupción por el propio organismo, junto a su yerno Ricardo Teixeira) que nació el exitoso concepto de los turoperadores de FIFA.
Los mexicanos Byrom Aparicio, sin que haya podido demostrarse que existió una licitación pública para adjudicarse el contrato, han ido creciendo de la mano de la FIFA mundial a mundial prestando este servicio.
Con el avance de los sistemas y las redes, la venta de boletos, reserva de hoteles, aviones y experiencias en las sedes mundialistas ha sido gestionada por la familia Byrom desde su sede en Cheadle, Chesire, Inglaterra, donde se establece como Byrom PLC en 1991, tras operar exitosamente también como turoperadores independientes, el Mundial de Italia 1990.
Es hasta el Mundial de Estados Unidos 1994 cuando la compañía es nombrada Proveedor Oficial de la FIFA para ofrecer servicios de acomodación en estadios y, más tarde, logra también convertirse en el turoperador oficial de FIFA para ofrecer servicios de hotelería en las sedes, es decir, la venta del paquete completo de los mundiales hasta la fecha.
Proceso con información de agencias