Tras el auge histórico de los partidos de extrema derecha y antieuropeos en las elecciones europeas, La canciller alemana Angela Merkel contraatacó subrayando que la mejor respuesta es crear empleos. “Es sorprendente y lamentable” el avance de los euroescépticos y nacionalistas, “pero ahora se trata de volver a conquistar esos electores”, declaró Angela Merkel.
La mejor respuesta a este hecho inédito en la vida política europea es la implementación de “un política de competitividad, de crecimiento y de empleo”, dijo. La formación de la canciller, el CDU/CSU, enviará el mayor contingente de diputados alemanes al Parlamento (34). Pero a pesar de esta rotunda victoria, Alemania no es inmune al auge de las formaciones extremistas o antieuropeas que se apoderó de la UE.
Por primera vez en la historia de la Eurocámara un diputado neonazi alemán del NPD ocupará una banca en el hemiciclo mientras que una formación antieuropea, AfD, enviará, si se confirman las proyecciones, 7 diputados. En Francia, en donde el ultraderechista Frente Nacional (FN) causó un terremoto en la arena política al convertirse en la primera formación del país, un abatido primer ministro, Manuel Valls, indicó que no podía comprender “la masiva abstención” de los electores socialistas el domingo.
El socialismo en el poder en Francia llegó sólo en tercer lugar en estas elecciones con 14% de los votos. “Estoy convencido que Europa puede ser reorientada para apoyar aún más el crecimiento y el empleo, lo que no hace desde hace años”, declaró. Para el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, “la confianza de los ciudadanos europeos en las élites ha disminuido de modo dramático”.
“Sin lugar a dudas es un mensaje de desilusión de toda Europa, que (…) la UE debería escuchar claramente”, dijo por su lado el ministro de Relaciones Exteriores británico William Hague, en cuyo país el extremista Partido por la Independencia de Gran Bretaña (UKIP) dinamitó el tradicional bipartidismo británico al imponerse con 27.5% de los votos, relegando a los laboristas y conservadores a la segunda y tercera posición.
En un mea culpa el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, declaró hoy a una radio española que el resultado de la elección “refleja la incapacidad de las instituciones europeas, de la Comisión y del Parlamento, para expresar y llegar con claridad a los ciudadanos”.
Para los analistas queda claro que los electores decidieron apoyar a los partidos antieuropeos y antiinmigración, en un contexto de frustración por la crisis económica y el nivel histórico de desempleo mientras los gobiernos aplican políticas de rigor fiscal y recortes estructurales para sanear las cuentas públicas a pedido de Bruselas.
En el Parlamento Europeo las fuerzas dominantes hasta ahora seguirán ejerciendo el control de la actividad en la próxima legislatura. Con 214 escaños para el Partido Popular Europeo (PPE, conservadores) y 189 para los socialdemócratas estas dos formaciones controlarán la mayoría del hemiciclo de 751 bancas. La tercera fuerza del Parlamento saliente, los liberales, contarán con 66 bancas, mientras que los Verdes 55.
En total esto suma 521 diputados de fuerzas proeuropeas frente a 142 diputados de partidos antisistema, antieuropeos y de extrema derecha que figuraban como no inscritos en la legislatura saliente o no tenían representantes.
Entre estos figuran el Frente Nacional francés, el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) o el Partido de la Libertad (PVV) holandés, que ya tenían eurodiputados pero que no formaban parte de ningún grupo político. Los que no estaban representados, como el movimiento antisistema Cinco Estrellas de Beppe Grillo, el partido Alternativa por Alemania (AfD, antieuro) o Amanecer Dorado de Grecia (neonazi), fueron colocados por el Parlamento bajo la etiqueta “otros”, que suman 63 escaños.
Estos podrían formar, si logran entenderse, un nuevo grupo político. Además de lidiar con el avance de los partidos radicales, la UE debe elegir quiénes ocuparán los próximos puestos clave de las instituciones europeas. El principal cargo es la presidencia de la Comisión, verdadero Poder Ejecutivo del bloque.
Los jefes de Estado y de gobierno nombran al candidato a presidir la Comisión, que debe recibir el visto bueno del Parlamento Europeo. Pero desde 2010 deben tener en consideración el equilibrio de fuerzas en el Parlamento antes de nombrarlo.
Por ello, y en un afán por “personalizar” las elecciones y movilizar a los votantes, algunos grupos políticos del Parlamento saliente designaron a sus candidatos, entre ellos el ex primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker (PPE) o el actual presidente del Parlamento europeo, el alemán Martin Schulz (socialdemócrata).
Pero dada la fragmentación política que habrá en el nuevo Parlamento y la ausencia de una clara mayoría de diputados, los jefes de Estado podrían verse tentados de designar un candidato externo. Los mandatarios se reunirán el martes por la noche para evaluar la situación.
Si bien felicitó a Juncker por su campaña, que permitió que el PPE se convirtiera en la primera fuerza política de Europa, Merkel señaló que “ni los socialistas, ni los conservadores reúnen suficientes votos cada uno para formar una mayoría”. “Se necesita por lo tanto conversar sobre las personas pero también sobre el contenido” de las políticas a implementar, dijo.
Fuente: AFP