Por Robert Fisk
¿Qué le ha ocurrido a Egipto? A los muertos les llaman terroristas, el mismo vocablo que los israelíes aplican a sus enemigos. La misma palabra que usan los estadunidenses. La prensa egipcia habla de enfrentamientos, como si miembros armados de la Hermandad Musulmana hubieran combatido a la policía. La mañana de este lunes me encontré a un viejo amigo egipcio, quien me dijo que al mirar la bandera de su patria se echó a llorar.
Puedo entender por qué. ¿Por qué murieron tantos? ¿Quién los mató? Muchos egipcios, sin duda opositores a Morsi, me dijeron este lunes que no podían creer esto, que todos los miembros de la Hermandad estuvieran armados, como sin duda lo estaba uno que llevaba un Kalashnikov cerca del hospital –un hombre al que yo vi–, pero la verdad es que la policía disparó contra hombres inermes y ni un solo policía pereció. Fue una masacre. Fue asesinato en masa. No hay otro término para designarlo.
Y ya escuchamos las palabras de nuestros amados ministros. Por ejemplo William Hague, quien pidió a las autoridades egipcias abstenerse de violencia porque es hora del diálogo, no de la confrontación.
Oh, cielos. No son palabras que diría al gobierno sirio, desde luego. En realidad es demasiado cuando nuestros amigos egipcios usan tanto poder de fuego contra sus enemigos.
Si los esbirros de Bashar Assad hubieran causado ese mismo número de muertes de manifestantes en las calles de Damasco, en la ONU resonaría el eco de nuestro horror; nuestra furia y nuestra repulsión no conocerían fronteras. Pero, por supuesto, esto es El Cairo, no Damasco, y debemos usar palabras moderadas para hablar con nuestros amigos, no menos que con el general que impera en este país.
Y ¡cuidado! El ministro egipcio del Interior ha dicho a su pueblo que el plantón de la Hermandad en la mezquita de Rabaa, Dios mediante, debe terminar. Esperamos que entren en razón y se unan al proceso político. Pero ¿no es eso lo que hicieron cuando ganaron las elecciones? El general Mohamed Ibrahim, el ministro del Interior, dijo que sólo 21 miembros de la Hermandad perecieron. Entonces, ¿por qué conté 37 cadáveres en el piso del hospital la mañana del sábado?
Pero ¿cuál es el proceso político en Egipto? Si se puede tomar parte en una elección y ganarla, y luego ser depuesto por un general (un tipo llamado Abdel Faté Al Sissi), ¿qué futuro tiene la política en Egipto? Tal vez Occidente ame a Egipto, pero ahora es gobernado por un general muy rudo a quien parece importarle muy poco lo que pensemos. Se da cuenta de que las relaciones de Egipto con Israel son mucho más importantes que cualquier golpe de Estado, y de que la preservación del tratado de paz de Egipto con Israel vale mucho más que cualquier pretensión de democracia en El Cairo.
Y nosotros en Occidente nos vamos a acomodar a eso. Obama ha dicho a los egipcios que Estados Unidos siempre será un socio fuerte del pueblo egipcio, que da forma a su camino hacia el futuro. Y el pueblo egipcio –esperen a oír esto– ha recibido una oportunidad de encarrilar de nuevo la transición post revolucionaria. ¡Ahí lo tenemos! El golpe de Estado militar fue una transición post revolucionaria. Olvídense de los 37 muertos que vi en el hospital. Olvídense del discurso que Obama pronunció en el edificio de la Universidad de El Cairo hace cuatro años, ante otro plantón de la Hermandad Musulmana. Estamos en una transición post revolucionaria. Llamen a Lenin.
© The Independent/ Traducción: Jorge Anaya