Por Enrique del Val Blanco
Esta semana se dio a conocer un documento denominado “Desigualdad Extrema en México”, elaborado por el doctor Gerardo Esquivel a petición de la organización no gubernamental Oxfam, una de las más activas en el mundo, preocupada por temas sociales, fundamentalmente de pobreza y desigualdad.
Sin temor a equivocarme, creo que este análisis del economista egresado de la UNAM, es uno de los más importantes producidos en las últimas fechas sobe el tema de la desigualdad, que tan poco interés ha despertado en las autoridades.
Oxfam justifica el encargo en virtud de que según la información disponible, tan sólo 85 personas en el mundo son dueñas de una riqueza que equivale a la mitad de la población mundial y que México, siendo la decimocuarta economía del mundo, tiene a la vez más de 53 millones de mexicanos en pobreza. Y hacen una mención especial al producto de la investigación realizada por el Dr. Esquivel donde da cuenta de la excesiva e indebida influencia de los poderes económicos privados en la política pública, agregando que es hora de que se cambien las reglas del juego, como cada día más personas pedimos, proponiendo un pacto por la igualdad para garantizar el futuro de todos.
El documento plantea descarnadamente cuál es la situación de la desigualdad en nuestro país, considerando que en la actualidad más de 23 millones de personas no pueden adquirir la canasta básica. Las estimaciones que ha logrado indican que el uno por ciento de la población más rica concentra casi el 65 por ciento del total de la riqueza del país. Algo anda mal para saber que la cantidad de millonarios en México ha crecido un 32 por ciento en el periodo 2007-2012, mientras que en el mismo periodo en el resto del mundo disminuyó 0.3 por ciento.
Haciendo un análisis a detalle, el Dr. Esquivel encuentra que los cuatro principales multimillonarios de nuestro país podrían haber contratado durante un año hasta a tres millones de trabajadores, pagándoles el equivalente a un salario mínimo, sin perder un peso de su riqueza, utilizando sólo los intereses de sus fortunas. Por cierto, esas fortunas en su mayoría son debidas a concesiones del Estado.
También demuestra que la política social ha sido un fracaso rotundo desde hace varias décadas, y muestra de ello es que aquéllos que perciben un salario mínimo y tienen que mantener a otra persona son considerados pobres extremos, ya que el salario mínimo está por abajo de los umbrales de la pobreza.
Se señala que la brecha entre pobres y ricos supone una amenaza para el crecimiento sostenible de nuestro país, proponiendo la creación de un auténtico Estado Social, haciendo una política fiscal más progresiva y con una distribución más justa, focalizando el gasto en educación, salud y acceso a los servicios básicos, y en un tema con el cual todos están de acuerdo pero se avanza poco, el de la rendición de cuentas y el combate a la corrupción.
Con gráficas muy claras demuestra cómo el aumento en la capacidad de negociación de los dueños del capital ha permitido que se apropien cada vez más de una porción mayor del valor agregado, debido a la exacerbada concentración del poder económico y del político, lo que ha creado el círculo vicioso que perpetúa las ya de por sí acentuadas desigualdades.
En un reciente estudio de la OCDE en el que se analizan los salarios mínimos de 34 países, México está en el último lugar, con un salario mínimo de 1.01 dólares por hora y el mejor calificado es Australia, que paga 9.54 dólares la hora. Países como Chile, Latvia, Estonia y Turquía están por arriba de nosotros y no digamos los desarrollados. Sólo esta información de la OCDE debería poner a pensar a nuestras autoridades sobre la desigualdad creciente e incomparable que hay en nuestro país.
Las propuestas del doctor Esquivel no son nada desorbitadas y permitirían un desarrollo más igualitario. Ojalá las tomen en cuenta aquéllos que supuestamente gobiernan para toda la población y no para los 16 multimillonarios que han pasado de una fortuna de 25 mil millones de dólares en 1996 a una de 143 mil millones en 2014.
Fuente: Excélsior
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