En México, 549 niños menores de seis años vivieron con sus madres en alguno de los centros penitenciarios del país, de acuerdo con el Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales 2015 elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El Inegi eporta que en seis entidades hubo más de 30 menores que acompañaron a sus mamás en prisión. La Ciudad de México concentra 19 por ciento de los casos, con 105 infantes; le siguen Veracruz con 52, Guerrero con 51, Tamaulipas con 41, Estado de México con 32 y Chiapas con 31. Por el contrario, Sonora, Zacatecas y Tlaxcala reportaron menos de cinco casos.
Del total de niños, 57.3 por ciento son del sexo masculino y 42.7 del femenino
Respecto a la edad, 69.7 por ciento de los hijos de las madres reclusas tenía un año o menos, el resto (30.3 por ciento) iba de los dos hasta los cinco años.
Según el Unicef, esta etapa de crecimiento es decisiva en el desarrollo de las capacidades físicas, intelectuales y emotivas de cada niño.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) publicó el año pasado un informe especial sobre las mujeres en reclusión, en el cual manifiesta su preocupación por el trato que se brinda a las presas y sus hijos.
Informó que de 77 centros penitenciarios evaluados durante 2014, en diez no se permite la estancia de menores con sus madres internas y en 53 no se otorga apoyo a los niños para que tengan acceso a los servicios de guardería y/o educación básica durante su estancia en el penal.
La CNDH aseveró que en la mayoría de los penales visitados no se proporciona alimentación adecuada a los niños ni atención médica especializada.
Reglas de Bangkok
Las Reglas de Bangkok de la ONU señalan que, en la medida de lo posible, el entorno previsto para la crianza de estos niños debe ser el mismo que el de los que no viven en centros penitenciarios.
En noviembre pasado, la Fundación Reinserta presentó el Anuario de Niños Invisibles, en el que dio a conocer que 370 menores de edad vivían junto a sus madres en las cárceles del país.
Una de las metas principales de la organización es que el gobierno federal destine recursos para atender las necesidades de los niños y sus madres dentro de los centros de reclusión.
Actualmente, los penales deben operar dinero destinado para ciertas actividades en mantener a los menores de edad que no están contemplados en los censos del sistema penitenciario a la hora de recibir fondos públicos para su operación.
Según la organización, la mayoría de los niños nacieron cuando su mamá estaba presa, por tal motivo pueden quedarse con ellas, pero como en las leyes actuales no existe un apartado especial para atender las necesidades exclusivas de los infantes, éstos se desarrollan en un entorno que genera graves consecuencias en su desarrollo emocional.
Las principales carencias que experimentan los infantes son la falta de espacios para dormir, alimentos adecuados para su edad y falta de ropa.
Fuente: SIPSE