El exjefe de campaña de Donald Trump, Paul Manafort, y su exsocio Rick Gates fueron acusados de nuevos cargos bajo la investigación de la injerencia de Rusia en las elecciones de Estados Unidos, que se ha extendido a los negocios personales de miembros del equipo del ahora presidente.
En octubre, los exasesores ya habían sido acusados de no informar sobre sus ingresos a las autoridades fiscales tras una acusación de lavado de millones de dólares obtenidos mientras actuaban como agentes no registrados del Gobierno de Ucrania.
En la acusación formal presentada el jueves en una corte federal en Washington, figuran 32 nuevos casos, por evasión de impuestos y fraude bancario. Ambos enfrentan un juicio en una fecha aún no definida de este año.
“Manafort y Gates generaron decenas de millones de dólares en ingresos como resultado de su trabajo en Ucrania”, señala la nueva acusación.
“Desde aproximadamente el 2006 hasta el presente, Manafort y Gates participaron en un plan para ocultar los ingresos a las autoridades de los Estados Unidos, mientras disfrutaban del uso del dinero”.
La imputación no está directamente relacionada con la campaña presidencial de 2016. Sin embargo, la Fiscalía a cargo de Robert Mueller tiene un mandato amplio para revisar las irregularidades que encuentre durante su investigación.
Manafort se desempeñó como presidente de la campaña del presidente Trump de junio a agosto de 2016, mientras que Gates también se desempeñó como alto funcionario en la campaña de Trump.
Otras dos personas cercanas a la campaña de Trump han sido imputadas por la investigación del Rusiagate: Michael Flynn, su exasesor de seguridad nacional y George Papadopoulos, un exasesor de relaciones internacionales.