Mancera salió todo un acumulador de propiedades

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A Miguel Ángel Mancera y los hermanos Julio César y Luis Ernesto Serna Chávez –sus subalternos cuando estuvo al frente del gobierno capitalino– los une algo más que una añeja y sólida amistad. Desde sus años mozos los tres comparten el gusto por los aviones y las carreras de autos, pero sobre todo por la acumulación de bienes inmuebles. En los últimos lustros el trío adquirió innumerables propiedades, algunas de las cuales no incluyó en su declaración patrimonial

Por Raúl Monge y Sara Pantoja/ Proceso

Hasta antes de que Miguel Ángel Mancera Espinosa dejara el gobierno de la Ciudad de México, él y los hermanos Julio César y Luis Ernesto Serna Chávez poseían un patrimonio inmobiliario superior a los 130 millones de pesos, sin incluir cuentas bancarias, autos o joyas, según su declaración patrimonial de 2016, la única que hicieron pública.

Sin embargo, la cifra se queda corta, pues en la recta final de su gestión, Mancera y Luis Ernesto –quien fue su secretario particular en el gobierno de la Ciudad de México– se hicieron de más propiedades, de las que ya no rindieron cuentas; ni siquiera las registraron a sus nombres, según documentos consultados por los reporteros.

Y aunque la mitad de los bienes oficialmente reconocidos por los tres –que incluyen locales comerciales– pertenecen al exjefe de gobierno capitalino, el valor y la fastuosidad de las propiedades de Luis Ernesto supera con mucho a las de su expatrón. Hasta 2016 el valor catastral de las de Mancera era de 43.5 millones de pesos; el de las de Luis Ernesto era de 77.9 millones.

Los hermanos Serna y Mancera labraron su patrimonio como funcionarios de la burocracia gubernamental capitalina. La mayoría de las propiedades –las del exjefe de gobierno en particular– presuntamente fueron compradas a desarrolladores inmobiliarios a quienes posteriormente incorporó a su gabinete: algunos incluso se convirtieron en sus socios.

Un par de ejemplos: Simón Neumann Ladenzon y Fausto Galván Escobar, El Compadre. El primero fue titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) en los dos primeros años del sexenio mancerista y posteriormente fungió como asesor; el segundo fue coordinador general de Gestión para el Crecimiento y Desarrollo de la Ciudad, de la Secretaría de Economía, y renunció al cargo en febrero pasado, después de que el portal La Silla Rota reveló el entramado de intereses que Mancera y Neumann tejieron a su paso por el gobierno de la capital.

Los inmuebles no declarados

Mancera –quien hoy coordina la bancada del PRD en el Senado, llegó a ese cuerpo colegiado aun cuando no milita en ningún partido y fue postulado por el PAN por la circunscripción de Chiapas– amasó su fortuna inmobiliaria en menos de 12 años, primero como titular de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) y luego como jefe de gobierno de la Ciudad de México.

Uno de los últimos inmuebles adquiridos por él es una casa de mil 94 metros cuadrados en Tlacopac, uno de los rincones urbanos del sur de la capital, que colinda con San Ángel Inn y San Ángel. El inmueble se ubica en la calle Benito Juárez 53 bis, aunque la base de datos del Registro Público de la Propiedad la tiene identificada como Benito Juárez número 21, colonia Campestre, por lo que se deduce que dicho predio fue subdividido. La cuenta predial es la número 054-035-39-000 y aparece a nombre de Luz Becerra viuda de Miranda. El número 53 o 53 bis no aparece en los registros.

Según los documentos consultados, Mancera compró el inmueble en 2015, cuando aún estaba al frente del gobierno de la capital. Luis Ernesto cobijó la transacción, incluso la reportó como suya en su declaración 3de3 de 2016.

Los reporteros detectaron que su propietario invirtió 22 millones 125 mil pesos en el arreglo de la casa. Los gastos los sufragó el entonces coordinador general de Gestión para el Crecimiento y Desarrollo de la Ciudad, Fausto Galván Escobar.

Fragmento del reportaje especial publicado en Proceso 2184, ya en circulación.

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