En la celebración de la Pachamama el día 1 de agosto, y durante todo el mes, se celebra a la madre tierra.
El día de la Pachamama, el 1º de agosto, es una de las ocho ceremonias más importantes de la Chakana, guía y sincronía del mundo andino. Es un calendario que marca la celebración de ambos solsticios y equinoccios, con la integración de las cuatro festividades intermedias. Una de ellas es este hermoso día de la Pachamama.
Por qué se celebra el día de la Pachamama el 1° de agosto
Durante todo el mes de agosto en América del Sur, los pueblos y naciones de los Andes celebran el despertar de la Madre Tierra, luego de su descanso durante el invierno, comenzando un nuevo año luego del Inti Raymi.
En la celebración de Pachamama se ofrenda a la Tierra todo aquello que amamos y lo mejor que tenemos. Esta ceremonia está llena de agradecimiento a la gran madre proveedora, por todo lo que nos dio y por todo lo que tomamos de ella. Es un nuevo ciclo de renovación.
En este acto ponemos equilibrio, consciencia, amor y, por sobre todo, reciprocidad. La festividad o celebración de la Pacha es también llamado “Pago a la Tierra”.
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En la celebración de Pachamama se ofrenda a la Tierra todo aquello que amamos y lo mejor que tenemos. Esta ceremonia está llena de agradecimiento a la gran madre proveedora, por todo lo que nos dio y por todo lo que tomamos de ella. Es un nuevo ciclo de renovación. Foto: Shutterstock.
El invierno florece
En el momento invernal, la Madre Tierra se toma un receso y descansa abrazada a sus semillas. En este mes se rinde honor, amor y dulzura a la madre tierra, ya que queremos que despierte alegre y feliz. Se le hacen ofrendas y todo se llena de colores, alimentos, flores, cantos y agradecimientos.
La ofrenda a la madre tierra
Es entendido como el mayor acto de reciprocidad consciente que podemos hacer; este es un verdadero momento de agradecimiento a la gran madre, que todo lo nutre y le agradecemos por todo lo que nos da incansablemente, día tras día, mes a mes, año tras año. En esta ofrenda hay unidad entre el mundo material y el mundo espiritual. Esta festividad cobra valor e importancia no solo para las comunidades del altiplano, sino en las áreas urbanas: es hermoso poder hacer “original lo originario” trayendo a la casa la sabiduría de los pueblos.
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La profecía de la nación Q’ero
La nación Q’ero es una comunidad quechua que vive en las montañas de los Andes del Perú a más de 4.800 metros de altura; es uno de los pueblos antiguos del Tawantisuyo o Imperio Incaico. En su estrecha relación con la tierra y sus montañas donde se han refugiado escapando a la conquista española, han conservado su identidad, sus costumbres ancestrales y su sabiduría, compartiendo hoy su cosmovisión andina, su tecnología agrícola, sus técnicas de tejido y telares, su medicina tradicional, sus actos rituales y festividades.
“Una profecía andina, custodiada y guardada por la nación Q’ero, dice que sus rituales y sus formas tradicionales de relacionarse con los Dadores de Vida son la medicina que necesitamos para vivir en armonía con la naturaleza y restablecer el equilibrio entre el humano y la Madre Tierra”. Este es un fragmento de la profecía del Pachacuti, profecía que cuenta sobre este tiempo de cambio y revolución, que traerá el nacimiento de un nuevo ser humano, más conectado con los ciclos y la naturaleza.
El día de la Pachamama, el 1º de agosto, es una de las ocho ceremonias más importantes de la Chakana, guía y sincronía del mundo andino. Foto: Shutterstock.
Yanantin, armonía y equilibrio
Las ofrendas hacen un equilibrio entre lo femenino y lo masculino; esta es una manera en la que las personas devuelven lo que han tomado y recibido de la pacha. Aquí aparece el principio de reciprocidad entre el ser y la naturaleza, al que en los Andes se le llama “Ayni“, que significa reciprocidad cósmica.
Las ofrendas tienen una misión: la reconciliación y re-conexión, a través del “Ayni”, con las fuerzas espirituales y lo sagrado. En este tiempo de ofrendas, valoramos los ciclos la vida, la familia, la madre tierra, el equilibrio y las sagradas tecnologías de espíritu de nuestra cultura andina. La ofrenda ancestral andina es un momento de sembrar los sueños.
Los colores de la celebración de la Pachamama
Los Apus, espíritus tutelares de las montañas, que simbolizan lo masculino, la fuerza y la potencia, son representados en la gran mesa de la ofrenda con el color blanco: flores blancas, alimentos blancos, bebidas blancas.
El color rojo es la sangre, los ríos, la tierra y reproducen la frecuencia vibratoria de lo femenino.
La ofrenda es reconocer el recorrido, la vida, los ciclos. Ofrendando la consciencia, la gratitud y el reconocimiento de lo que nos da la vida. Se invitan a todas las vibraciones a la mesa, todo el alimento que se le va a dar a la madre tierra, para así volver al equilibrio desde la consciencia, desde el conocimiento y las emociones.
El ritual de la Challa
La Challa es una práctica que consiste en humedecer el suelo y el cielo de un espacio, para buscar protección y amor. El primer sorbo de la bebida es para la Pachamama.
En las casas, negocios y oficinas, con vino y un clavel rojo y alcohol con un clavel blanco, se comienza por el frente, las puertas, las entradas. Primero, con el clavel rojo y el vino, se challa hacia abajo, echando gotitas al piso.
Luego a la pared o hacia arriba con el alcohol, usando el clavel blanco. Para la abundancia, prosperidad y salud se pone en la entrada y en todas las orillas del inmueble papel picado amarillo.
Red en espiral
“La vibración real no está escrita en ningún libro, tomamos consciencia en el andar, devolviendo lo que tomamos, trascendiendo el conocimiento intelectual y adquiriendo la sabiduría de la madre tierra. En el mundo andino no existe la información que se acumula”, dice Ariel Vargas Álamos, especialista en esta sabiduría ancestral.
El rito de la Pachamama está cargo del Pampamisayoc, un especialista en la tradición que lleva La Mesa de la Pampa. “Aquí no hay chamanes, hay hombres y mujeres medicina, que portan en su alma el conocimiento de la tierra y que llevan estos ritos por los caminos de nuestra cordillera para compartirlos con todo aquel que resuene y tenga un vínculo estrecho con la Madre Tierra”.
Fuente: El Clarín