“Madame Curie”, las tribulaciones de la genio

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La directora iraní Marjane Satrapi hace un retrato con evidente admiración de la increíble mujer de ciencia.

Por Luciano Campos

Marie Curie era un genio y la historia lo confirma. Al inicio del siglo XX, la científica nacida en Polonia, pero migrada a Francia, ganó dos premios Nobel.

A ella se le reconoce el descubrimiento del elemento radio, que provoca la radiactividad.

Se le celebran los galardones a la dama nacida como María Sklodowska. Lo que se desconoce es la vida atormentada que llevó, junto a Pierre Curie, un hombre que era, como ella, genial, aunque, por igual, destinado a la desgracia.

La directora iraní Marjane Satrapi hace un retrato con evidente admiración de la increíble mujer de ciencia en Madame Curie (Radioactive, 2020), basada en la vida de la mujer que, con su perseverancia y agudeza mental, transformó al mundo, para bien y para mal.

La versión que presenta Netflix busca conectar a un público juvenil, que obligatoriamente debe conocer las tribulaciones por las que pasó la inmigrante que se convirtió en la primera en dobletear con el máximo reconocimiento de la ciencia. Lo más admirable fue que lo hizo con la sociedad en contra, y en un mundo dominado por hombres, que veían a las mujeres con recelo y desprecio.

Rosamund Pike, en otra de sus magníficas actuaciones, representa con gran dignidad a la eminente química, que tenía un temperamento rebelde, que lo mismo la ayudaba a avanzar en sus descubrimientos, que a afectarla en su vida personal. Y, lo que parece imposible, consigue ocultar su belleza física, debajo de ropajes holgados, y detrás de muchas capas emocionales de de tristeza y decepción.

Marie sabe que está cerca de grandes descubrimientos, pero batalla para practicar. Su magia emerge en el laboratorio, pero los hombres le impiden que utilice sus matraces y mecheros, porque u ser con faldas no puede superarlos en habilidades y conocimientos. Ellos le temen.

Hasta que se encuentra con Pierre, el hombre que la desposa, le da apellido, y con quien hace equipo para presentar al planeta algunos de los más emocionantes descubrimientos de la materia, sus componentes y el uso que se les puede dar.

El drama se concentra demasiado en la persona y relega la ciencia. La Señora Curie vive insatisfecha, porque no obtienesuficiente reconocimiento, al tiempo que su salud se deteriora porque, ingenuamente, vive pegada al radio, el elemento luminiscente que le ha dado fama, sin saber que contiene elementos cancerígenos que a la postre afectarrán definitivamente su vida y la de su marido. Se le da, un repaso importante a su vida íntima, que es expuesta para su escarnio público.

Para hacer atractiva la historia de época, en tiempos de streaming, la directora emplea recursos de videoclip, con espectaculares cortes de edición, luces chispeantes y explosivas, neón e imágenes que parecen oníricas. Los escenarios están muy bien cuidados y hay un gran empleo de arte para recrear la atmósfera parisina.

En el relato se intersectan secuencias espectaculares sobre el impacto que tuvo en la humanidad el trabajo de la investigadora. Se ven secuencias donde es arrojada la bomba sobre Hiroshima, en el conocido episodio trágico de la Segunda Guerra Mundial; las primeras pruebas nucleares en Estados Unidos; y hasta una recreación del desastre nuclear de Chernobyl.

Al final queda un merecido homenaje a Madame Curie, una mujer que sufrió para alcanzar la inmortalidad, y cuya historia debe ser conocida por las nuevas generaciones.

Fuente: Apro

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