Por Eric Nepomuceno*
Ayer por la noche el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva se entregó a la Policía Federal para cumplir con la orden de detención emitida por el juez Sérgio Moro. Poco antes, en un discurso ante sus seguidores, confesó que su crimen fue colocar pobres en la universidad, negros en la universidad, que los pobres coman carne, compren autos, viajen en avión, hagan su pequeña agricultura, sean microemprendedores, tengan casa propia. Si ese es el crimen que cometí, quiero decir que voy a continuar siendo criminal en este país, porque voy a hacer mucho más.
En Sao Bernardo do Campo, donde se ubica el Sindicato de Metalúrgicos, su cuna política, reivindicó su inocencia y recordó que hace muchos años soñé que era posible gobernar este país involucrando a millones y millones de personas pobres en la economía, llevando millones de personas a las universidades, creando millones de empleos en este país
.
No soy un hombre, soy una idea
Tras recordar la larga lucha sindical que lo llevó a encabezar una de las huelgas más exitosas de Brasil en 1979 y a construir el Partido de los Trabajadores, que lo llevó al poder, Lula agradeció el apoyo del pueblo que se ha mantenido junto a él y aseguró que no voy a parar, porque no soy sólo un ser humano, soy una idea, una idea mezclada con las de ustedes
.
En referencia al aparato judicial que lo condenó a 12 años de prisión, afirmó: Ellos tienen que saber que la muerte de un combatiente no detiene la revolución
. Tras rechazar que fuera un fugitivo o que tuviera miedo, agregó que entre más días pase en la cárcel más Lulas nacerán en este país y más gente va a pelear por este país, porque en una democracia no hay límites, no hay hora cierta para pelear
, y rememoró una frase que, dijo, escuchó a una niña en 1982: los poderosos pueden matar una, dos o tres rosas, pero nunca podrán detener la primavera
.
A las 20:36 horas llegó al aeropuerto de Congonhas, en la zona urbana de Sao Paulo y a las 20:46 un avión monomotor despegó rumbo a Curitiba. Ahí, Lula fue conducido a una sala especialmente reservada en la sede local de la Policía Federal. En una celda quedó detenido, aislado de los demás presos y con algunos derechos especiales, como salir al aire libre dos horas al día y recibir a amigos y familiares en días distintos a los de los otros detenidos.
Terminó así una larga y tensa espera. La gran cuestión ahora es cuánto tiempo quedará preso.
Sus seguidores más optimistas dicen que serán pocos días. Sin embargo, abogados y analistas creen que lo más probable es que permanezca preso al menos hasta septiembre, a pesar de todos los recursos que presente a las instancias superiores, como forma clara de impedir que dispute las elecciones presidenciales de octubre.
Pese al claro boicot de los grandes medios de comunicación brasileños, cadenas internacionales reportaron la movilización surgida a raíz de la orden de detención emitida por el juez Sérgio Moro.
Miles de personas cercaron el Sindicato de Metalúrgicos desde las 20 horas del jueves pasado a la noche de ayer, en una vigilia iracunda e indignada que estuvo a punto de impedir que Lula saliera para presentarse ante la Policía Federal.
En su mensaje, Lula insistió en que es víctima de una trama que fue armada por los medios de comunicación, el Ministerio Público, el juez Moro y hasta la Corte Suprema de Justicia.
Reiteró que no hay una sola prueba de lo que lo acusan, y una vez más desafió al juez Moro a un debate público.
El ex presidente enfatizó: yo no estoy por encima de la justicia. Si no creyera en la justicia no habría hecho un partido político. Yo habría propuesto una revolución en este país, pero yo creo en la justicia
.
Subrayó que el objetivo final del golpe institucional que destituyó a la presidente Dilma Rousseff en 2016 llegaba a su auge exactamente ayer, con su encarcelamiento.
“Ellos no saben que el problema de este país no se llama Lula. El problema de este país son ustedes (…) No vale la pena parar mi sueño, porque cuando yo deje de soñar, lo haré a través de ustedes, a través de sus sueños”.
Después de un largo mensaje, luego de una tensa jornada, hizo finalmente lo que había prometido: presentarse ante la Policía Federal.
Fuente: La Jornada/ Agencias