El viaje a Mesa Verde es un viaje interesante al pasado que nos enseña algo crucial sobre la supervivencia humana, los colapsos y el precio de colapsar
Por Mario R. Fernandez
Mesa Verde es un territorio de mesetas, cañadas y cañones situado al sur-oeste del estado de Colorado en los Estados Unidos. Para llegar a Mesa Verde, venga uno de donde venga, tiene que recorrer caminos y carreteras por paisajes áridos y semidesérticos. El lugar de destino, sin embargo, es parte del altiplano o gran meseta del Colorado, un panorama imponente y uno de los lugares culturales más importantes de Norteamérica –lugar de la cultura y civilización de los Antiguos Pueblos, conocidos como los Anasazi como los llamaran los Navajo. La civilización y cultura de los Pueblos dejaron su huella y presencia en la historia de la humanidad en artefactos, herramientas, semillas, telas, puntas de flechas, petroglifos y pictogramas, y también en edificaciones laboriosamente trabajadas en piedra, arenisca y adobe que usaban como viviendas, almacenamiento de alimentos, reservas de agua y sistemas de regadíos e incluso como edificios posiblemente dedicados a sus cultos religiosos.
Nos acercamos a Mesa Verde con mi hijo mayor por el norte, desde la ciudad de Salt Lake City capital del estado de Utah donde vive. Es una ciudad de calles muy limpias -quizás las más anchas del mundo, y es también el sitio donde se encuentra lo que podemos llamar el vaticano de los mormones –o de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, seguidores serios de lo que bien pueden considerarse las fantasías del profeta Joseph Smith. Salt Lake City está a seis horas en auto de Mesa Verde por un camino que es mayormente desierto; un camino calmado con ese silencio que le da hermosura a los territorios áridos donde la vista pasa toda prueba de distancias.
Y por esa misma carretera llegamos primero al Parque Nacional de Arches, el único lugar en el planeta donde uno puede creer que llegó a Marte, un parque formado por rocas de diferentes formas y de color rojo donde se han filmado decenas de películas que seguramente muchos de ustedes han visto. Antes de llegar al Parque Nacional de Mesa Verde pasamos también por Cortez, ya en el estado de Colorado, que es una pequeña ciudad en el valle de Montezuma donde abundan las casas móviles viejas y precarias que lo señalan como un lugar donde la vida no es fácil. Cortez también apareció en el cine brevemente en Terminator 2 –el lugar desértico donde Sarah Connors había escondido armas.
A la entrada del parque de Mesa Verde, con un área de más de 212 kilómetros cuadrados y una elevación de hasta 2.600 metros de altura sobre el nivel del mar, hay un centro de información increíblemente completo y muy bien atendido por su personal que recibe a más de 600.000 visitantes al año. El parque de Mesa Verde fue creado en 1906 por el entonces presidente Theodore Roosevelt que supo ver incluso entonces la importancia histórica y arqueológica del lugar. Aunque Estados Unidos es hoy una sociedad que enfrenta problemas de todo tipo hay que reconocer que las instituciones federales y los parques nacionales son administrados en forma eficiente.
El nombre de Mesa Verde se lo dieron dos misioneros y exploradores españoles-mexicanos (tal como en forma elegante se les denomina en muchos textos de historia); se trata de Francisco Atanasio Domínguez y Silvestre Vélez de Escalante, quienes pasaron por este lugar en 1776 buscando una ruta de Santa Fe (New Mexico) a California y se encontraron con estas mesetas que contrastaban con el resto del territorio por sus árboles verdes y grandes. De allí el nombre que le dieron, y que mencionaron en sus relatos de viaje aunque no se acercaron a investigar y no conocieron los edificios de piedra y adobe en los poblados que los Pueblos habían construido allí hacía cientos de años, justamente lo que hoy atrae a millones.
Los orígenes de los Pueblos -que así los llamaron los españoles cuando los invadieron por encontrarlos viviendo en villas o pueblos – remonta a los primeros primitivos indígenas de América (Paleo-Indians) alrededor del año 10.000 años A.N.E (Años antes de Nuestra Era) pero no hay certeza que los Pueblos fueron sus descendientes. Hay más opiniones a favor de que fueron descendientes directos de los pueblos de la época Arcaica entre los años 5500 a 1200 A.N.E. Se sabe con certeza que los Pueblos vivieron en Mesa Verde desde el año 600 al 1300 N.E. (Nuestra Era) aproximadamente, por más de seis siglos y dejando una riqueza arqueológica de más de 4.500 lugares -600 de ellos son poblados edificados sobre cuevas extensas y abiertas en las paredes rocosas de los acantilados o cañones.
Los Pueblos no vivieron durante la mayor parte de su existencia en Mesa Verde en estos cañones sino en los poblados y villas que construyeron sobre la meseta misma y al lado de donde cultivaban la tierra rodeados de bosques que todavía existen debido a que Mesa Verde es un parque nacional. Podemos hoy contemplar los hermosos abetos, pinos piñon y ponderosa y el junípero, entre otros. Las construcciones y la vida en los acantilados y cañones tuvo dos periodos, allí vivieron al llegar a Mesa Verde y luego en las mesetas, pero para el año 1200 volvieron a los acantilados y cañones y reconstruyeron estos poblados que habían albergado a sus antepasados siglos atrás. Nadie sabe el motivo de este movimiento. La mayor parte de las construcciones fueron levantadas entre 1190 y 1270 y allí vivieron por menos de 100 años.
Cuando los Antiguos Pueblos dejaron de ser nómadas, se empezaron a establecer remplazando la recolección y la caza por la agricultura, aprovechando las mesetas de Mesa Verde alfombradas de un suelo rojo llamado “loess” que cuenta con el depósito de fino limo muy rico que mantiene la humedad. Este limo ha sido traído por los vientos desde el sur (Arizona) durante el último millón de años. La primera vivienda de los Pueblos en Mesa Verde fue el “Pithouse” o casa en hoyo –un tipo de construcción que se dio en muchos lugares del mundo, se trata de una vivienda que tiene como base un hoyo no profundo y cuenta con una estructura de palos y mimbre a forma de techo y paredes –ellos conocían el mimbre por sus antepasados.
Estas viviendas contaban con una entrada que era un hoyo para buna persona que servía de pasaje y que llamaban “sipapu.” Más tarde esta vivienda se convirtió en la “Kiva” que es mucho más circular y construida de adobe o piedra trabajada con sus techos de estructura de palos y barro seco y como entrada un hoyo en el centro con una escalera. Fuera de la “Kiva” con el tiempo construyeron otras edificaciones de formas geométricas más sofisticadas, más grandes y altas para diferentes usos. El más importante de los poblados o villas en cuevas (Cliff Dwelling) fue “Cliff Palace” construido mirando hacia el sol para recibir su calor en los días fríos de invierno; esta villa, que se conserva muy bien y es uno de los símbolos de Mesa Verde, contaba con más de 150 habitaciones y 23 Kivas donde vivían unas 100 personas.
Los Antiguos Pueblos de Mesa Verde en su desarrollo agrícola cultivaron frijoles, maíz, calabazas, recolectaban tubérculos de yuca –de la que también sacaban materia prima para cuerdas y tejidos, de lo que quedan hoy muestras en increíble buen estado (como los envueltos de harina de maíz en hojas de mazorca) en el museo del parque, que es excelente y que ilustra de una forma clara y que hace que se interese en la historia hasta el más indiferente. Como animales domésticos solo contaron con los perros y los pavos. Recolectaban otras plantas para completar su dieta y medicinales. Cazaban además ciervos y conejos. Se vestían con pieles en invierno, pieles que también usaban para el calzado, todo esto que se sabe con certeza porque al lado de sus poblados los Pueblos tenían un lugar para los desperdicios y artefactos en desuso. En el Periodo Clásico en Mesa Verde desde 1100 al 1300 varias generaciones de familias vivieron juntas formando clanes maternos que ocupaban varias habitaciones, el clan tenía derechos sobre su propio solar o terreno para cultivar.
Fabricaban canastos impermeables, una tecnología anterior a la cerámica y alfarería desarrollada por los Pueblos. Después del año 550 la cestería declinó pero se continuó haciendo. La cerámica se usó para todo tipo de usos, como vasijas para guardar grano, como cacerolas u ollas para cocinar. Las mujeres fueron probablemente las ceramistas y alfareras, y ha sido a través de sus diseños (como en otras civilizaciones) que los arqueólogos y aborígenes descendientes identifican las épocas y lugares de los Antiguos Pueblos.
La geología en Mesa Verde es compleja, y la organización social y la economía de los Pueblos fue también compleja, más de lo que se suponía. Los habitantes de Mesa Verde, tenían especializaciones en la agricultura, la construcción, la fabricación de herramientas y utensilios (el “metate”, la “mano” hechos de piedra dura y usados para moler maíz), la cerámica, la orfebrería, el trabajo en cuero, la joyería, los tejidos, el calzado (sandalias) y las puntas de flechas. Su eficiencia de producir todo esto generó un excedente que ellos intercambiaron y compartieron con sus vecinos cercanos y lejanos. Las conchas marinas venían del Pacífico, el algodón, la piedra turquesa y otras cerámicas venían desde el sur a través de tratantes a pie por una extendida red de caminos o pasando el intercambio de un pueblo a otro pueblo.
Aunque se continúa investigando sobre los Antiguos Pueblos de Mesa Verde, quizás nunca sabremos su historia completa por falta de registros sobre su diario vivir, su estructura social y política, las grandes decisiones que tomaron durante su fascinante pasado de seis siglos que hoy sus edificaciones guardan en silencio, secretos de su historia. Lo que sí se sabe es que pese a tener una alimentación balanceada su expectativa de vida no pasaba de 50 años de edad, quizás debido a que su dieta no era suficiente y tenían una vida muy activa con exceso de trabajo o que sus condiciones inmunológicas eran deficientes.
Cuando los Antiguos Pueblos, a mitad del 1300, comenzaron a abandonar Mesa Verde otros pueblos habitaban el norte de Mesa Verde sobre las riberas del rio Dolores y en el cercano valle de Montezuma. Para fin de ese siglo estas mesetas quedaron desiertas para siempre, no se sabe con certeza porque fueron abandonadas luego de tantos años de ser pobladas. Existen diferentes teorías sobre esta emigración, por ejemplo, se sabe que en el año 1200 hubo una gran sequía, aunque los Antiguos Pueblos habían sobrevivido otras sequías anteriormente. Tal vez como pasó en toda las civilizaciones del Suroeste de lo que hoy es Estados Unidos, cuando crecieron sus poblaciones comenzó la desforestación, la falta de agua, el empobrecimiento de los suelos y con ello la falta de alimentos y quizás los problemas políticos y así vino el colapso.
Así le sucedió a Chaco Cañon más al sur de Mesa Verde en el siglo 12 –que fue la máxima expresión cultural de los Antiguos Pueblos por 200 años; asi les sucedió a los Kayenta Anasazi en el 1300, en lo que es hoy el noreste del estado de Arizona; asi les pasó a los aborígenes Mogollón más al sur de los Pueblos que colapsaron en el 1400 y a los aborígenes Hohokan en el centro sur de Arizona que colapsaron a fines del siglo 15. Todos estos pueblos aborígenes usaron la agricultura y el regadío de la tierra y también los árboles en la construcción de viviendas y como recurso de energía y todos colapsaron. Sus descendientes abandonaron estos lugares y se esparcieron a otros lugares y luego les tocaría vivir la llegada de los europeos, y pagar un alto precio en vidas, esclavitud, pérdida de identidad al enfrentarse al invasor blanco en el siglo 16 que traía como única meta saquear, esclavizar y convertir a las poblaciones autóctonas con mentiras y fábulas totalmente ajenas a ellos.
El viaje a Mesa Verde es un viaje interesante al pasado que nos enseña algo crucial sobre la supervivencia humana, los colapsos y el precio de colapsar. Hoy no estamos tan distantes de aquellos colapsos del pasado, como entonces nuestra forma de vivir compromete el medio que nos nutre, alimenta, abriga y da energía. A pesar de la distancia histórica y civilizatoria que nos separa, aquellas fueron civilizaciones florecientes y fascinantes que vivieron en contacto directo con su naturaleza, a la que conocían bien, además tenía una vida modesta, sacrificada y corta y eran muchos menos que nosotros.
Hoy muchos lugares están colapsando o listos a colapsar, ya sea debido al abuso de los suelos salificados, la falta de agua o por insistentes fenómenos climáticos nocivos. Casi todos nosotros hacemos hoy las mismas cosas, cultivamos la tierra con la misma tecnología, usamos los mismos recursos naturales renovables y no renovables, respiramos el mismo aire y contaminamos la misma atmósfera que alcanza como el agua similares niveles de envenenamiento en constante aumento. Lo peor quizás es que compartimos los mismos principios civilizatorios, los mismos valores depredadores, los mismos conceptos narcisistas sobre lo que entendemos como derechos y encima no vislumbramos otra forma de vivir. ¿Qué nos depara el futuro no tan lejano? ¿Quizás la sombra del colapso nos quite la luz ya que no tenemos lugares donde continuar?
Fuente: Rebelión.org