Por Pedro Echeverría V.
1. Una fotografía reúne a los personajes del poder ejecutivo y legislativo -del PRI- que dominarán en política nacional a partir del 1 de diciembre. El regreso del PRI a la Presidencia, después de dejársela encargada al PAN 12 años, da la impresión (por sus 71 años anteriores de gobierno) que otra vez llegó para quedarse. La realidad es que el PRI cogobernó con el PAN en los últimos tres años de Vicente Fox y protegió cuanto pudo el arribo y los seis años de Calderón. En síntesis: el PRI sólo dejó el gobierno “un momento” porque su estructura política siguió imponiéndose electoralmente. ¿Cómo lo ha hecho? Usando esa gran estructura piramidal para comprar votos, conciencias y repartiendo dinero, tarjetas, regalos y realizando promesas muy concretas de trabajo.
2. Enrique Peña Nieto, el próximo presidente, era un político conocido exclusivamente en su estado natal, por ello no tiene cultura ni mucha experiencia política; pero realmente no la necesita porque se rodeará de cientos de asesores y de políticos del aparato del PRI que cuentan con los conocimientos suficientes. Sin embargo, por encima de cualquier cultura o experiencia están los intereses que se van a defender, la ideología que se tiene a cerca del país. Todos los políticos hablan siempre de que su objetivo es servir a México, a los millones de seres humanos que viven en este país, pero siempre sirven a otros: a los empresarios que tienen más poder y fuerza para imponer sus intereses ¿Cuánta presión pueden ejercer los pobres y miserables para obligar a Peña a inclinarse por ellos?
3. Los gobiernos neoliberales (PRI y PAN) de los últimos 30 años protegieron el enorme crecimiento del poder empresarial, particularmente el de los grandes monopolios de Televisa, TV Azteca, Teléfonos, de los bancos y de los dueños de minas. Peña Nieto, se sabe, no será su simple aliado sino directamente su presidente. Si bien la llamada Revolución Mexicana concluyó sus tareas en los años 40, ha sido tal su regresión que los empresarios han conquistado totalmente el poder económico y político. Los políticos son ahora sólo sus administradores y podrán deshacerse de ellos cuando deseen. La izquierda no fue capaz de lograr avances porque el poder capitalista -así como la iglesia- ha sido más hábil para acomodarse por encima de cualquier circunstancia.
4. Los gobiernos mexicanos, hasta el fin de la guerra mundial en 1945, sobrepasaron en fuerza y poder a los grandes empresarios; pero desde el gobierno de Miguel Alemán –con el apoyo de éste- los grandes empresarios comenzaron a sacar las cabezas. Durante el sexenio de Echeverría Álvarez, tanto los de Televisa como los Garza Sada de Monterrey, se confrontaron, pero al finalizar la Presidencia López Portillo –fuertes ya en capitales y maduros en política- los poderosos empresarios, encabezados por Clouthier, exigieron poder dentro del gobierno y lo lograron con creces. Podría demostrarse que la “estatización de los bancos” fue la campanada con la que los políticos fueron subordinados por los empresarios. De Salinas a Peña Nieto, los empresarios son el poder tras el trono.
5. Los gobiernos de Obregón, Calles, Cárdenas –éstos eran jefes revolucionarios de las clases medias- se encargaron de educar y organizar a los empresarios, aún ignorantes en política y no poderosos. Sin embargo la clase política, en su proceso de hacerse clase adinerada, se encargó de organizar y legislar a los obreros (CROM, CTM) y a los empresarios (Cámaras patronales) para que se unan “como clase en conjunto y por el progreso del país”. Aquellos gobernantes de los años veinte y treinta mantuvieron muchos márgenes de independencia y tuvieron fuertes choque con los yanquis, tales como los Tratados de Bucareli, el fin de la guerra cristera o la expropiación petrolera. Fue el período agrario, del llamado nacionalismo y cierto antimperialismo.
6. El PRI regresa al gobierno para consolidar su dominio político en el país. No existe ningún “nuevo PRI” como dice la propaganda, aunque sí un grupo de jóvenes de edad con características de “juniors” acompañados de bancadas de los medios de información, en particular, televisa. Es claro que están repitiendo la misma estrategia y táctica de control de sus padres políticos y abuelos. El PAN y el PRD se disfrazarán de opositores, pero no se confrontarán con el poder porque saben que perderán mucho. La esperanza es que el lópezobradorismo comience a actuar, real y efectivamente, en apoyo de todos los movimientos sociales que no son muchos, pero pueden multiplicarse al ver que no están solos. ¿Estaremos preparados las izquierdas y los trabajadores para resistir y pasar a la ofensiva?
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com/ Ilustración: Domenico Kiuz