Naciones Unidas alertó a Latinoamérica sobre el surgimiento de nuevas sustancias psicoactivas en la región, las graves secuelas que causan en los consumidores y la necesidad de que comiencen a entrenar a sus autoridades en mecanismos de detección y programas de prevención.
Por Luis Alonso Lugo/ AP
“En América Latina todavía el problema no es significativo, así que estamos a tiempo de hacer prevención y de capacitar a las organismos policiales. La prevención y difusión no son tan costosos”, dijo a The Associated Press el coordinador para América Latina del programa específico creado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Juan Carlos Araneda.
Explicó que su trabajo se ha concentrado durante los últimos meses en explicar a los gobiernos latinoamericanos en qué consiste el problema y exhortarlos a crear mecanismos para identificar estas sustancias y prohibirlas rápidamente.
Araneda mencionó a Colombia como uno de los países que ha dado mejores respuestas en la región, ya que creó un sistema de alerta temprana para detectar estas sustancias después de decomisar una de ellas.
Además de Colombia, cantidades pequeñas de estas sustancias han sido detectadas en Brasil, Chile y Costa Rica.
El director de la Policía de Control de Drogas de Costa Rica, Allan Solano, confirmó a AP el hallazgo de esas sustancias y expresó su preocupación por las alteraciones de comportamiento que producen entre quienes las consumen, principalmente jóvenes de clase media alta.
La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil prohibió en 2011 el uso de la mefedrona, conocida popularmente como “miau miau”- a pedido de la Policía Federal como una forma de impedir su entrada al país.
Muchas de estas sustancias son comercializadas libremente -incluso por internet- como drogas legales porque no están proscritas por las autoridades nacionales ni por las convenciones antinarcóticos de la ONU, a pesar de que pueden resultar letales porque provocan intoxicaciones severas y conductas violentas.
Naciones Unidas dijo en junio que estas sustancias “presentan retos insospechados a la salud pública” no solo por la velocidad con que aparecen, sino porque al no haber sido probadas previamente para el consumo humano pueden resultar aún más peligrosas que las drogas tradicionales.
“Ante el espectro casi infinito para alterar la estructura química de las nuevas sustancias psicoactivas, las nuevas fórmulas llevan la delantera a los esfuerzos para imponer un control internacional”, dijo el Programa de Naciones Unidas en su informe anual. “Mientras las autoridades están rezagadas, los criminales han sido veloces para servir este mercado lucrativo. Los efectos adversos y el potencial adictivo de la mayoría de estas sustancias no controladas son poco comprendidas”.
Naciones Unidas ha contabilizado hasta el 31 de agosto de 2013 un total de 354 estimulantes anfetamínicos sin identificar, cifra que superó por primera vez en la historia a las 234 sustancias prohibidas por la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes y por el Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas de 1971.
Las sustancias son conocidas popularmente como “drogas de diseño”, “euforizantes legales”, “hierbas euforizantes”, “sales de baño”, “productos químicos de investigación” y “reactivos de laboratorio”, pero se agrupan en siete categorías químicas: cannabinoides sintéticos, catinonas sintéticas, ketamina, fenetilaminas, piperazinas y sustancias de origen vegetal.
Con la intención de uniformar la nomenclatura de un fenómeno de tan reciente data, el programa de Naciones Unidas decidió denominar como “nuevas sustancias psicoactivas” a estos compuestos químicos, pese a que algunos fueron sintetizados por primera vez hace 40 años.
La Dirección Estadounidense Antidroga (DEA por sus siglas en inglés) considera como un “problema serio” el incremento en el consumo inapropiado de estas sustancias en Estados Unidos.
Por primera vez desde que actualiza sus estadísticas, cuatro de estas sustancias nuevas se ubicaron entre las 25 drogas reportadas con más frecuencia durante 2012 por las policías locales y estatales a una base de datos que la DEA difundió en marzo. Una de las cuatro, identificada como AM-2201, se ubicó en la octava posición.
Nelson Santos, subdirector de Ciencias Forenses de la DEA, señaló que esa agencia decidió crear en 2011 un departamento dedicado exclusivamente a la identificación de estos compuestos, de los cuales llegan a detectar hasta cinco nuevos cada semana.
“La dificultad que enfrentamos en que estas sustancias son nuevas, así que muchos de los recursos que normalmente usamos para identificarlos no están disponibles porque no hay un material estándar para compararlo”, explicó durante una conferencia de prensa ofrecida recientemente.
El director del laboratorio de la DEA, Jeff Camparin, indicó que laboratorios locales y estatales llaman a su oficina “al menos una vez a la semana, y a veces una vez al día” para pedir ayuda en la identificación de sustancias. “Estamos muy ocupados”.
El explosivo crecimiento de este nicho de estimulantes al sistema nervioso central y que alteran las funciones psíquicas ha ocurrido simultáneamente al incremento de la disponibilidad en el mercado estadounidense de heroína, metanfetaminas y marihuana, según reportó esta semana la DEA en su Evaluación Nacional de Amenazas Relacionadas a las Drogas correspondiente al 2013.
El subdirector adjunto de la DEA Alan Santos dijo recientemente a AP no haber visto rivalidad alguna entre los grupos que producen cocaína y heroína y los sintetizadores.
“Creo que desafortunadamente hay mercados para todas estas drogas. No he visto a un grupo restándole participación de mercado al otro”, indicó.
Santos relató que durante los últimos 18 meses, la DEA logró incautar casi 100 millones de dólares durante allanamientos en dos galpones en los que además practicaron decenas de arrestos, una cifra que caracterizó como inusualmente elevada y que indica el potente músculo financiero de estas compañías.
Fuente: AP