Se calcula que, hoy en día, hay unos siete millones de utilizadores de cigarrillos electrónicos en la Unión Europea. Los vendedores de este producto resaltan su carácter sano ofreciendo una alternativa sin perder las sensaciones asociadas al tabaco.
Los defensores del cigarrillo electrónico creen que puede acabar con uno de los hábitos más peligrosos de la humanidad: fumar.
Solo en Francia, una de cada cinco personas fuma, el porcentaje en Europa es del 29% de la población.
Las cifras oficiales advierten de que uno de cada dos fumandores de larga duración puede fallecer por causas ligadas al tabaquismo.
El doctor Philippe Presles ha encabezado una iniciativa junto a otros 100 médicos para fomentar el uso del cigarrillo electrónico como alternativa al tabaco.
Philippe Presles:
“Se han eliminiando los tres componentes más tóxicos del tabaco: el alquitrán, el monóxido de carbono y las partículas finas que propician el cáncer, los infartos de miocardio y las bronquitis crónicas. ¿Qué queda, entonces, como materia nociva? por eso, nos parecen ridículos ciertos argumentos. Si comparamos la peligrosidad del cigarrillo electrónico con otros productos, yo diría que, primero está el tabaco, después el alcohol, detrás los productos hipercalóricos a base de grasas saturadas o los endulzados y, tras esto, me doy cuenta de que el cigarrillo electrónico se sitúa al lado de las frutas o el pescado. El riesgo sanitario es muy débil, porque, también, encontramos pesticidas en las frutas y las hortalizas, así como metales pesados en ciertos pescados. Ese sería el nivel de peligrosidad del cigarrillo electrónico.”
¿Un medicamento o un producto de consumo? La legislación europea ha dejado carta blanca a Estados para que decidan aunque ha planteado un marco legal que estipula, entre otras cosas, la concentración de nicotica a 20 miligramos por mililitro.
También, limita a dos mililitros la capacidad de los cartuchos, algo muy criticado por los defensores del cigarrillo electrónico porque, aseguran, no será suficiente para atraer a los grandes fumandores.
“Fumo desde hace 40 años, lo he intentado todo para dejar de fumar: los parches, los chicles de nicotica, la abstinencia, incluso, en algunos periodos, he conseguido dejar de fumar pero volvía a caer porque echaba de menos el gesto de fumar, su sabor. Me gusta el sabor del tabaco, el humo, todo eso me faltaba”, dice Michel Celemenski
Y ahora, ¿qué siente al echar vapor?
“Francamente, estoy impresionado, he vuelto a encontrar esos placeres y de manera casi instantánea, sin humo, sin olor, de repente he sentido que era otra forma de fumar”, continúa Celemenski.
El proyecto de directiva votado por le Parlamento Europeo ha frenado su uso restringiendo la distribución y la promoción del cigarrillo electrónico. Los defensores se quejan pues, aseguran, se le equipara con el tabaco.
Salvatore Adamo, regenta una tienda especializada:
“Han demonizado este producto, no sabemos muy bien por qué, se escudan en el principio de la precaución, cuando nunca han querido aplicar ese principio al tabaco, ¿por qué no se atreven con el tabaco? Han intentado demonizarlo y eso se refleja en la opinión pública, la gente tiene miedo.”
El acuerdo del Parlamento Europeo propone un sistema de notificación que obliga a los productores y distribuidores de cigarrillos electrónicos a demostrar la seguridad y calidad de los productos antes de su comercialización con el fin de garantizar la protección del consumidor.
En Francia, el número de tiendas especializadas pasó, el año pasado, de 300 a 1.500.
El problema, según los expertos es que aún no hay estudios serios sobre sus efectos.
Bertrand Dautzenberg, director de la Oficina francesa de prevención contra el tabaquismo:
“La Directiva está obsesionada por la peligrosidad de ese producto, un problema microscópico, para resumir: fumar tabaco es como ir en sentido contrario a toda velocidad por la autopista, mientras que, el cigarrillo electrónico, es como ir a 140 cuando el límite está establecido en 130 kilómetros. Si todo el mundo siguiera esta vía habría menos accidentes, algo que es más difícil de medir en términos epidemiológicos. Pero, si tenemos en cuenta ese símil sobre la autopista, vemos que la disminución del riesgo es colosal.”
Sebastien Bouniol es uno de los fundadores de la asociación E-Cigarette en Francia, para él, incluir el cigarrillo electrónico en la directiva Europa sobre el Tabaco no tiene sentido puesto que este producto no contiene tabaco.
El proyecto legislativo asegura, ha impuesto tantas limitaciones que impide utilizar este producto como una arma contra el tabaquismo.
Sébastien Bouniol, E-Cigarette:
“La particularidad del cigarrillo electrónico es que que surgió desde abajo, gracias a los usuarios, a los pequeños fabricantes. No se trata de una invención ligada a la investigación auspiciada por las grandes multinacionales, ni todo eso. Surgió casi de manera espontánea. De hecho, hasta no hace mucho, aquí en Francia, por ejemplo, ni la industria farmaceútica, ni los estancos, ni los productores de tabaco creían en ella.Nadie le dió crédito hasta el año pasado.”
El mercado europeo del cigarrillo electrónico mueve unos 500 millones de euros, según algunas estimaciones, frente a los 91.000 millones de euros que genera el tabaco.
En Francia, las asociaciones de estanqueros también arremeten contra la directiva europea sobre el Tabaco que restringe la comercialización del cigarro clásico. Entre las medidas más criticadas están el aumento del número de paquetes de tabaco que un ciudadano puede pasar de un país a otro o la prohibición de cigarros perfumados.
Para Cyril Geiger, estanquero de profesión, el cigarrillo electrónico acabará desplazando al tradicional:
“Nuestra profesión lucha por la atribución exclusiva del cigarrillo electrónico a base de nicotina porque eso es monopolio de los estancos, por eso pensamos que nuestro futuro está ahí. En una década, los cigarrillos serán de otra manera, serán etiquetados como 2.0 o 2.1 en función de lo que contengan y no estaremos a la merced de lo que se fabrique en vete a saber qué taller chino. Ahora los industriales están invirtiendo mucho dinero en investigación y desarrollo para concebir cigarros menos nocivos y, así, estimular un consumo de tabaco menos peligroso, permitiendo a la gente guardar ese placer de fumar pero con menos riesgos sanitarios.”
¿Pero es eficaz a la hora de luchar contra el tabaquismo?
Algunas estimaciones señalan que una de cada 20 personas enganchadas al cigarrillo electrónico han conseguido dejar de fumar.
Cambiar el humo por el vapor o alternar los dos reduciendo el consumo de tabaco, las posibilidades aumentan aunque no para los fumadores empedernidos como Pascale Piccard.
Pascale Picard:
“No me apetece realmente dejar de fumar, para mi, el tabaco es un placer, por eso no me siento muy motivada. Pero me inquieta este asunto cuando pienso en los jóvenes, la moda del cigarrillo electrónico ha entrado con fuerza y todavía no hay estudios sobre los riesgos que comporta, las enfermedades que provoca, como el tabaco. Cuando yo comencé a fumar no teníamos ni idea de los riesgos que conllevaba.”
Bertrand Dautzenberg:
“El verdadero riesgo para los ciudadanos es que el cigarrillo electrónico sea utilizado como un producto para atraer a potenciales fumadores de tabaco. Me inquieta ver que, a nivel mundial, los grandes productores de tabaco han elegido su estrategia, se dicen: “vamos a adquirir las pequeñas compañías que lo fabrican no para que los fumadores se pasen al cigarrillo electrónico sino para reclutar a nuevos consumidores”. Y así lo han dicho a los medios, quieren atraer a los jóvenes porque el futuro de su mercado pasa por la dependencia de los más jóvenes.”
El Parlamento Europeo se pronunciará sobre la directiva sobre el Tabaco el próximo mes de marzo. A partir de entonces, los Estados tendrán dos años para establecer el marco legal que regirá el cigarrillo electrónico.
Fuente: euronews