Los mitos del cigarro

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¿Qué hay realmente en su cigarro? Hay muchos mitos: por ejemplo, que los light ofrecen protección o que los filtros realmente filtran, o que son tan sólo tabaco envuelto en papel. Un artículo de The Wall Street Journal desmiente habla de nuevos hallazgos que revelan los secretos en su elaboración, como un brebaje de hasta 614 aditivos diferentes.

“El cigarrillo es un artefacto sorprendentemente complejo, como sabemos ahora que conocemos los atesorados documentos divulgados en el curso de un litigio judicial”, escribe el profesor Robert N. Proctor.

En un artículo para The Wall Street Journal el académico cita que los archivos del tabaco disponibles en línea en legacy.library.ucsf.edu contienen unos 80 millones de páginas de documentos de la industria antes secretos, de los cuales casi ninguno estaba disponible antes de los grandes juicios al tabaco de los últimos años.

El acceso a estos archivos ha mejorado con el tiempo, y ahora pueden encontrarse todos los textos completos, lo que significa que cualquier persona con conexión a Internet puede encontrar documentos que contienen expresiones como “la duda es nuestro producto” o “amigos en el Congreso”.

“Lo que también revela la documentación es el brebaje de ingredientes utilizado en los cigarrillos. Un documento de 1992, elaborado por Covington & Burling, un estudio de abogados líder vinculado al sector, enumera 614 aditivos diferentes en los cigarrillos.

El profesor nombra algunos de los productos escogidos, junto con la cantidad expresada en libras añadida a los a los cigarrillos en 1991:

Glicerol 24.910.166
Propilenglicol 22.803.628
Cacao y cáscara de cacao 9.302.784
Regaliz 8.140.074
Fosfato diamónico 6.065.511
Urea 2.376.000
Mentol 1.564.759
Pan de San Juan 979.780
Chocolate 841.405
Sorbato de potasio 296.984
Jugo y concentrado de ciruela 156.093
Ácido levulínico 13.413
Raíz Angélica 5.128
Polvo y aceite de nuez moscada 2.359
Extracto sólido de raíz de diente de león 2.044

“Veinte años más tarde –afirma el investigador–, las fórmulas exactas de los cigarrillos en el mercado siguen siendo secretos comerciales, pero las compañías ahora divulgan los productos químicos que añaden”.

En sus sitios web, Philip Morris enumera más de 100 aditivos diferentes, Reynolds 158 y Lorillard 137, explica.

Muchos son saborizantes; y probablemente por eso las listas incluyen aceite de bergamota, extracto de fenogreco, aceite de geranio, vainilla de etilo, aceite de mandarina, sándalo y algo llamado “extracto de siempreviva”.

En apenas una sección (la de la letra “c”, en idioma inglés), puede encontrarse aceite de cardamomo, aceite de canela, extracto de café, aceite de cilantro, jarabe de maíz y un aceite hecho de flores de manzanilla.

“Por lo que parece, han desaparecido algunos de los que formaban parte de las primeras listas, como “algalia absoluta”, que resulta ser una secreción de la glándula anal del gato de algalia, y castóreo, una secreción comparable del castor siberiano”, agrega.

El profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad de Stanford y autor del libro Golden Holocaust: Origins of the Cigarette Catastrophe and the Case for Abolition, explica que algunos compuestos son añadidos para lograr efectos fisiológicos:

“El mentol agrega un sabor fresco y mentolado, por ejemplo, pero también tiene efectos anestésicos, lo que ayuda a fumadores principiantes a iniciarse y a los demás a tener una sensación ‘medicinal’. Se agregan azúcares para producir un humo más suave e inhalable, pero también porque al quemarse generan acetaldehídos, aumentando la potencia adictiva del humo resultante”.

“La nicotina en sí no suele ser añadida, más allá de la que ya se encuentra en la hoja del tabaco, pero el amoníaco se utiliza en abundancia —de hecho, millones de kilos al año— para potenciar la molécula de nicotina. El ácido aminolevulínico es añadido de manera similar para aumentar la eficiencia de la llegada de la nicotina al cerebro”.

Además, el cacao se agrega por el aroma, pero también por su impacto como broncodilatador: el cacao contiene el alcaloide teobromina, que ayuda a abrir los pulmones para “recibir” humo.

El profesor narra que los archivos también están repletos de quejas de fumadores corrientes que encuentran rarezas en sus cigarrillos: documentos de Philip Morris de 1994 registran contaminación por bandas elásticas de goma, correas y lubricantes de máquinas, tinta y solventes de sellos impositivos, fibras de vidrio y plásticos, y manchas de color “similar al de la sangre”. Los fumadores también se quejan de encontrar bichos o gusanos, a veces muertos, a veces vivos.

Según The Wall Street Journal, el consumo mundial de cigarrillos ha llegado a 6 billones (millones de millones) de unidades al año, lo que representarían más de 480 millones de kilómetros de cigarrillos, lo suficiente como para construir una cadena de humo de la Tierra al sol ida y vuelta, y resto suficiente para un par de viajes a Marte.

“En ese largo viaje, los fumadores se merecen saber qué es lo que hay exactamente en sus cigarrillos. Y por qué”, escribe el profesor Robert N. Proctor.

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