Por Salvador Camarena
¿Quiénes son los aludidos por el discurso de Enrique Peña Nieto el domingo pasado en el PRI? ¿Qué fue exactamente lo que el presidente quiso decir con el mensaje ante los priistas en el que sentenció que en México “no hay intereses intocables. El único interés que protegeré es el interés nacional”?
¿Quiso decir que desde la semana pasada, Arturo Montiel perdió su calidad de “intocable”?
¿O quiso decir que como ya no hay “intocables”, veremos pronto –cuestión de días– caer el peso de la ley al ex mandatario de Tabasco Andrés Granier?
¿Significa que Tv Azteca, la televisora que a la brava se apropió en 2002 de un canal de televisión, ya no es “intocable”?
¿Que Carlos Romero Deschamps, casi tan afecto a la ostentación de lujos como Elba Esther Gordillo, dejó de ser ese “intocable” al que el PRI protegió durante el Pemex Gate?
¿Que los ex gobernadores de Tamaulipas, que cuando menos son responsables del infierno en que se convirtió ese estado, serán llamados a cuentas dado que no caben ya los “intocables”?
¿Que los funcionarios del ayuntamiento priista de Hermosillo durante la tragedia de la guardería ABC serán al fin castigados, antes que premiados?
¿Que deberá dejar de considerarse al ex presidente del PRI Humberto Moreira como un “intocable” y que, autor como es por acción y omisión de la megadeuda en Coahuila, tendrá que olvidarse de su exilio, regresar a México y explicar sus acciones?
¿Que la Secretaría de Marina, acusada por Human Rights Watch de perpetrar desapariciones forzadas deberá explicar esos casos y, lejos de lo que haría en una condición de “intocable”, aportar toda la información de los crímenes y de los autores de los mismos?
Desde el martes pasado, con el arresto de Elba Esther Gordillo el gobierno de la República despertó una gran expectativa. Probada como está su capacidad para ejecutar una decisión de poder, ahora la duda es acerca del techo de su oferta del fin de los “intocables”. No sabemos qué tan lejos irá, pero en su discurso ante los priistas Peña Nieto elevó aún más la vara: si es el “interés nacional” el que va a privar, una abultada agenda de la impunidad tocará a la puerta de Los Pinos para ser atendida.
Porque si el faro que guiará al Presidente Peña Nieto es el “interés nacional”, entonces vale la pena recordar que son una afrenta para el “interés nacional”, entre otros hechos: el cobijo del PRI a Romero Deschamps, la falta de justicia a los deudos de la tragedia de la guardería ABC, los indicios de las desapariciones forzadas a manos de las fuerzas armadas, el enriquecimiento de los Granier, la falta de acción de autoridad del gobierno en el Chiquihuitazo, el caso Montiel, etcétera.
Sin embargo, hay una cosa no cuadra entre lo dicho por el Presidente y algo que también pasó la semana pasada. La Jornada dio cuenta, el mismo día miércoles en que toda la prensa reseñaba los primeros datos de la detención de “La Maestra”, que el gobierno, a través de la “Subprocuraduría Especializada en Investigación en Delincuencia Organizada (Seido) determinó no ejercitar acción penal contra los ex gobernadores de Tamaulipas, Manuel Cavazos Lerma y Eugenio Hernández Flores, quienes eran investigados por lavado de dinero y delincuencia organizada”.
Es redundante decir que estaba en el “interés nacional” no generar la percepción de que al regresar el PRI se cerrarían las investigaciones sobre los ex gobernadores. Es cierto que no se puede descartar que fueran inocentes de lo que se les acusa, pero desistirse de indagar a los tres meses no coincide, al menos formalmente, con el “interés nacional”.
En todo caso, el Presidente Peña Nieto ya pudo ver en encuestas el enorme respaldo popular que tuvo su decisión de acabar con una “intocable”. A la mano tiene muchos, hasta hoy, “intocables” más.
Fuente: Sin Embargo