Por Jorge Sainz
Cuando el movimiento de los indignados tomó las plazas de España el 15 de mayo del 2011, la veterana dirigente del Partido Popular Esperanza Aguirre les recomendó presentarse a las elecciones y dejar de protestar en las calles. Cuatro años después, una candidatura popular de izquierda que agrupa a esos indignados está en disposición de desalojar de la alcaldía de Madrid al Partido Popular después de 24 años en el poder.
“Se acabó, vamos a reinventar la democracia. Esta campaña se estudiará y pasará a la historia. Es absolutamente especial. Es un milagro”, dijo la candidata de Ahora Madrid y probable alcaldesa de la ciudad, Manuela Carmena.
Barcelona ha sido otro ejemplo del cambio. La plataforma liderada por Ada Colau, conocida activista anti desahucios a nivel nacional, ganó las elecciones desbancando al nacionalismo catalán. Necesitará pactos de gobierno, pero Colau será la futura alcaldesa de la segunda ciudad del país.
“Ha sido la victoria de David contra Goliat”, dijo una exultante Colau el lunes. “Estamos ante un cambio de paradigma. Hay que relegitimar nuestras instituciones para ponerlas al servicio de la ciudadanía”.
Las candidaturas de unidad popular recibieron el apoyo de la emergente Podemos y se presentaron en casi todas las capitales de provincia del país. Sin apenas presupuesto y las aportaciones en forma de microcréditos de simpatizantes como única fuente de financiación, sus resultados fueron espectaculares.
No sólo se impusieron al centro derecha, sino que también desbancaron al Partido Socialista. Las plataformas, con distintos nombres, están en disposición de gobernar o ser decisivos en Madrid y Barcelona, pero también en La Coruña, Zaragoza, Cádiz y Valencia.
“Las capitales de provincia y grandes ayuntamientos nos han aportado algo de novedad”, dijo Irene Delgado, profesora de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. “Madrid y Barcelona son dos casos dignos de estudio, dos fuerzas políticas más nuevas han irrumpido con fuerza desbancando a los partidos clásicos”.
Colau, de 41 años, era la responsable de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, una organización que ha logrado detener decenas de desahucios por impagos hipotecarios con una estrategia mixta de asesoramiento legal y resistencia.
La propia Colau ha tenido que ser reducida por la policía en numerosas ocasiones mientras ella y su grupo trataban de frenar alguna expulsión. La futura alcaldesa anunció que pretende interpelar a los bancos sobre los centenares de pisos vacíos que tienen. Colau dijo en campaña que quiere cobrar una tasa a las empresas eléctricas y acabar con todos los automóviles oficiales
“Queremos acabar con los desahucios, la pobreza energética, generar empleo de calidad, luchar contra corrupción y precariedad”, afirmó.
En Madrid, Carmena, de 71 años, dio la campanada y acabó con 24 años de mayorías absolutas del Partido Popular. Ahora Madrid, similar en funcionamiento a la de Barcelona, se quedó a un solo concejal de ganar al PP. El previsible apoyo de los socialistas daría a Carmena, una magistrada jubilada, la alcaldía de la capital con una agenda social similar a la de Barcelona.
Muchas de estas plataformas se gestaron después de los indignados, jóvenes que protestaban por la galopante crisis económica del país. El movimiento cristalizó políticamente en Podemos y en estas candidaturas, que se han dado la oportunidad de gobernar las capitales más importantes de España.
“Estas elecciones son el final del ciclo que empieza con la transición a la democracia (tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975)”, dijo Juan Jesús González, profesor de Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia. “Cambia e sistema de partidos y lo que está por ver son las implicaciones de todo esto”.
“Algunos hablan de segunda transición. Otros, de un simple cambios de actores”, agregó.
Fuente: AP
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