Los niños sobredotados son emprendedores natos. Su creatividad y capacidad para innovar los convierte en el talento humano que todo país desearía tener. Esta es la historia de Andrew y su hermana Dafne, quienes buscan a más niños como ellos, con coeficiente intelectual superior a 130 puntos.
Por Paula Flores
Albert Einstein es el genio más reconocido en el mundo. Sin embargo, con un coeficiente intelectual (IQ, por sus siglas en inglés) de 160 puntos, la inteligencia del autor de la teoría de la relatividad estaría por debajo de figuras como el físico Kim Ung-Yong, quien es considerado por Guinness el hombre más inteligente del mundo, con un IQ de 210. Una persona sobredotada tiene un coeficiente intelectual superior a 130.
El maestro Andrew Almazán, director del Centro de Atención al Talento (Cedat), actualmente realiza una investigación que busca determinar el perfil del niño sobredotado en México. Esta es la segunda más grande que se ha hecho en la historia. Tiene ya 1,500 casos en sólo cinco años.
La historia de Andrew Almazán es destacable. Según cuentan sus padres, desde los dos años y medio mostró interés en ampliar su cultura y adquirir más conocimientos. Si bien inició sus estudios en el sistema escolarizado tradicional, a los nueve años abandonó la escuela y continuó sus estudios en un sistema abierto que le permitiera aprovechar sus capacidades especiales. En tres años, Almazán ya había concluido sus estudios de educación básica y media superior. A los 12 años ingresó a la universidad, donde cursó de forma simultánea las carreras de Psicología y Medicina. En 2011 se convirtió en el psicólogo más joven del mundo y en 2013, a los 19 años de edad concluyó la maestría en Educación, enfocada al Desarrollo Cognitivo, en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm), lugar donde actualmente realiza el doctorado en Innovación Educativa.
Empoderamiento femenino
Dafne tiene 13 años y está a punto de convertirse en la psicóloga más joven del mundo. Como Andrew, la historia de Dafne no es común: caminó antes de cumplir un año de edad; de manera autodidacta, aprendió a escribir y leer a los tres años; al cumplir los seis, Dafne manejaba dos idiomas y dominaba operaciones matemáticas básicas. A los 10 años, en 2012, la niña había concluido la formación básica y media superior e ingresó al Itesm para estudiar la licenciatura en Psicología, la cual concluirá en agosto de este año. Con ello, Dafne romperá el récord de Andrew por tres años como la psicóloga más joven del mundo, de acuerdo con la World Records Academy.
Una inteligencia extraordinaria y la pasión por la psicología no es lo único que Dafne y Andrew tienen en común: ellos son hermanos.
David A. Souza, en su libro How the Gifted Brain Learns, escribe que durante las últimas dos décadas estudios científicos han comprobado que “los genes juegan un papel crucial en la inteligencia, pero no actúan solos”. Souza destaca que el contexto también es determinante para explotar el potencial de los niños sobredotados.
Según comenta Dafne, ella siempre estudió en un sistema especial. “Como mi hermano sufría bullying en la escuela, (mis padres) no querían repetir la historia. Entonces encontraron otro programa en el que yo no tuviera que ir para que no pasara lo mismo que mi hermano”. Los padres de Dafne, luego de tocar numerosas veces las puertas de la Secretaría de Educación Pública, lograron que la institución proveyera a la niña de los libros de texto para que ella pudiera estudiar y presentar las pruebas que validaran sus conocimientos. “Mi papá fue la parte que me enseñó de matemáticas y muchos otros temas, más teóricamente. Mi hermano me enseñaba historia; jugábamos a recrear las épocas históricas y así pude aprender más. Mi mamá me enseñaba español”, cuenta Dafne. Sus padres son profesionistas: el señor Almazán es médico cirujano y la señora Anaya es filósofa.
Nueve niños sobredotados conforman el grupo de Tecnología Espacial del Cedat. (Foto: Michelle Burgos).
Vocación de ayuda
Andrew y Dafne decidieron estudiar psicología porque desean ayudar a los niños sobredotados. La investigación desarrollada por Andrew revela que en México debe existir alrededor de un millón de niños sobredotados; sin embargo, menos de 5% de ellos son detectados. “El principal objetivo (de la investigación que realiza Andrew) es detectar dónde se encuentran y lograr rescatar lo que se pueda de sus capacidades, porque cada niño que no es detectado, la probabilidad de que pierda sus capacidades es de nueve de cada 10”, explica el director del Cedat. Como ocurre con el resto de la funciones del cuerpo, la inteligencia adicional se pierde por falta de uso, generando atrofia neuronal.
Los niños sobredotados que no son detectados a tiempo, es decir, alrededor de los dos años de edad, pueden sufrir numerosos problemas, como rechazo, discriminación y depresión, debido a que al tener una edad mental mayor tienden a ser más sensibles. Asimismo, explica Andrew: “Los niños sobredotados se diagnostican erróneamente con Trastorno de Déficit de Atención (tdh), Asperger o Autismo, incluso con problemas psiquiátricos, cuando lo único que tienen es que son distintos”.
Con el objetivo de detectar y atender adecuadamente a los niños sobredotados, Andrew, apoyado por sus padres y hermanas, fundó el Cedat, que ofrece un programa de atención diferenciada, a fin de que los infantes con una inteligencia superior no pierdan sus capacidades. “Si un niño sobredotado tiene un iq de 130 y la mayoría de sus compañeros de escuela tiene 100, el niño sobredotado va a aprender 30% más rápido que sus compañeros. En el Cedat hemos documentado casos de hasta 200 puntos de iq”, señala el joven director del centro.
Generación de talento
Además de muchas otras clases, el Cedat cuenta con un equipo de niños sobredotados de Tecnología Espacial. Su profesor, el ingeniero mecánico Agustín Romero, dice que trabajar con niños sobredotados es un gusto: “Sacan lo mejor de mí, me exigen estar actualizado. Por suerte, trabajo en un lugar que me permite transmitir a los chicos cosas novedosas. Es un lugar al que no le da miedo innovar en educación”.
El equipo está conformado por nueve integrantes: Mayda Sophie y Ciro, de 11 años; Emiliano y Rodrigo, de 12; Tufic y Dafne, de 13; Yezou, de 14; Carlos y Luis Enrique, de 15 años. El equipo se encuentra avalado por la Agencia Espacial Mexicana (aem) y actualmente trabaja en el taller de robótica y programación para el desarrollo de un CanSat, una herramienta didáctica diseñada para desarrollar nuevas tecnologías aeroespaciales.
De acuerdo con un boletín de prensa del Cedat: “Este proyecto innovador será presentado por los niños en el congreso mundial del World Council for Gifted and Talented Children, en Dinamarca, en agosto de 2015, como un ejemplo de tecnología diseñada y desarrollada al 100% por un grupo de niños mexicanos con inteligencia excepcional”.
Al entrevistar a los miembros del equipo, es posible darse cuenta de la pasión que sienten por el proyecto en el cual trabajan actualmente. Yezou comenta con respecto al funcionamiento del CanSat: “Va a tener sensores de presión y temperatura. Lo vamos a lanzar desde un espacio abierto con un globo de cantolla. Va a subir hasta cierta altura y va a tomar datos. A través del recorrido, nos va a mandar dichos datos a la computadora que vamos a poder traducir y analizar”. Esos datos, explica Yezou son: “Qué tan alto llegó nuestro robot, cuál es el clima que tenemos y qué presión tiene la atmósfera”.
Si bien el CanSat es un proyecto de equipo de Tecnología Espacial del Cedat, lo cierto es que cada uno de sus integrantes tiene aspiraciones de fabricar un robot propio que genere beneficios a la sociedad. Ciro, por ejemplo, busca desarrollar un robot que a través de energía solar ayude en tareas del campo como arar, sembrar y regar. Rodrigo confiesa tener el sueño de ir al espacio: “Me alegró mucho el hecho de que en 2010 se creara una Agencia Espacial Mexicana”. Mayra, por ejemplo, dice que en un futuro le gustaría crear nanotecnología para regenerar partes del cuerpo humano.
Inteligencia y riqueza
El valor que un niño sobredotado le aporta a la sociedad es extremadamente alto. De acuerdo con Andrew Almazán: “Está documentado que entre más se aprovecha a los niños sobredotados y más inteligente sea una población, más alto es el ingreso per cápita”.
El doctor Asdruval Almazán, padre de Andrew y Dafne, dice que actualmente el Cedat tiene el proyecto de abrir una incubadora para emprendedores sobredotados en conjunto con la Escuela de Negocios de la Universidad John Hopkins. Señala que los niños sobredotados suelen tener una imaginación extraordinaria, que les permite ser altamente innovadores, lo cual crea un perfil de emprendimiento ideal.
Para Andrew el papel de las empresas en la gestión de niños sobredotados es muy importante. Su apoyo puede ir desde difundir entre sus empleados cómo identificar una inteligencia más alta de lo normal en sus hijos, hasta diseñar un programa que permita adoptar proyectos desarrollados por sobredotados, independientemente de su edad.
El potencial que México tiene en sus niños sobredotados es muy alto. La razón, explica Andrew, es que el talento humano bien gestionado “desarrolla nuevas fuentes de empleo, innovaciones, proyectos y descubren cosas nuevas”.
Fuente: Forbes