Por Francisco Javier Pizarro Chávez.
Vladimir Ilich Lenin, en su ensayo “Dos tácticas de la socialdemocracia en la Revolución Proletaria” señalaba que para lograr un cambio revolucionario, no bastaba sólo con que “los de abajo no quieran seguir viviendo como antes”, sino que los arriba tampoco puedan seguir gobernando como antes lo hacían”.
Considero que está apotegma el presidente Andrés Manuel López Obrador, debe ponderarla y darle cauce si en realidad su gobierno tiene como objetivo lograr la 4ta Transformación de México por la vía electoral, pacifica y democrática como lo ha declarado día tras día.
Es indudable que lograr un cambio de esa naturaleza y profundidad en un sexenio, es algo sumamente complejo y nada terso para ni unos ni otros.
No me queda duda alguna de que los más de 30 millones de ciudadanos de “abajo” que votaron por AMLO no quieren seguir viviendo en las condiciones de pobreza y miseria, desempleo, bajos salarios, inseguridad y violencia, insalubridad y falta de educación, de las que han sido víctimas por más de 30 años del sistema neoliberal en voga.
También me queda claro que los “arriba” y me refiero no solo a los partidos que perdieron el poder gubernamental, sino sobre todo a la cúpula de oligarcas que los apoyaron sexenio tras sexenio, van a hacer todo lo que este a su alcance para conservar sus privilegios y canonjías y el dominio de la economía y el sistema financiero “globalizado” que los ha catapultado a la lista de los mas de 3 mil multimillonarios del mundo.
El contexto sociopolítico, económico y financiero actual en el ámbito nacional y mundial les es favorable a los de “arriba”. México enfrenta un situación precaria en los todos los ámbitos. Les comparto una breve reseña de indicadores.
La violencia y la inseguridad no ha disminuido sino por el contrario se ha se expandido y profundizado; la tasa de crecimiento de la economía está por los suelos, el salario de los trabajadores está por debajo incluso de países centroamericanos como Honduras, Nicaragua y el Salvador, como lo documentó la Presidenta de la CEPAL hace unos días.
Los jóvenes, a los que se les cataloga como “ninis” porque “Ni Estudian ni Trabajan”, pese a las becas educativas y empleos que se han puesto en marcha, siguen sin acceso a la escuela y el empleo, y continúan siendo “carne de cañón” del crimen organizado tanto en el consumo de drogas como en su trasiego y sicariato.
Y por si fuera poco, la tasa de desempleo de la Población Económicamente Activa (PEA) en México subió 3.6% en enero de 2019 por recortes en la burocracia y lo que es mas grave, la mitad de esos desempleados cursaron estudios superiores (Universidad).
Inegi, señala que el 56.6% de la PEA dependen de la economía informal, y el resto en la economía formal: 42.9 % en el área de servicios, el 19.3% en el comercio, el 16.6% en la industria manufacturera, el 11.9% en el sector agropecuario, 8% en el de la construcción y el 07% en sectores como la minería, la electricidad, el agua, y el suministro de gas.
Hay 18 millones de jubilados, pensionados y demás beneficiarios de la Seguridad Social. La gran mayoría de ellos, no cuentan con una digna jubilación y pensión. Por ejemplo, al cierre del 2018, las jubilaciones como las demás prestaciones, tuvieron un incremento del 28.46% frente a una inflación de 47.6%; esto es, tuvieron una pérdida de 19.1% al 13.%.
Obvio es que este negativo entorno no es atribuible al Presidente de la República y la 4ta transformación como pretenden hacernos creer los de “arriba” quienes día tras día endosan al gobierno de AMLO y sus políticas públicas la responsabilidad de las situaciones descritas, con la finalidad de ocultar a los ciudadanos el origen de esta quiebra del país causada por la corrupción, la impunidad y el abuso de sus gobernantes de una parte, y de la otra, de desalentar a los “abajo” y seguir “gobernando” como lo hacían antes.
Celebran a bombo y platillo, la renuncia del director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) German Martínez Cázares, (ex dirigente nacional del PAN y colaborador de Felipe Calderón) , a quien no le gustó el programa de “Austeridad Republicana” que se puso en marcha en septiembre del año en curso, el cual tiene tres ejes fundamentales:
- “Asumir la autoridad como una expresión del derecho popular a un gobierno honrado y eficaz”.
- “Conducir el proceso de transformación democrática cuyos cimientos pasan por la limitación de la opulencia en el ejercicio del gasto público”.
- “Establecer que la autoridad del Estado se funda en la necesidad de canalizar los recursos presupuestales que hoy se malogran a las decisiones sociales fundamentales que impulsen el desarrollo productivo en beneficio de los que más lo necesitan”.
En contrario, se quedaron callados y molestos cuando el presidente decretó la cancelación de 400 mil 902 millones de pesos de las condonaciones de fiscales a 108 contribuyentes de los magnates del sector privado, que les concedieron los ex presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, entre 2007 y 2018. A 43 de esos 108 les condonaron 213 mil millones. Valdría la pena que dieran a conocer sus nombres, para evidenciarlos.
Lo hasta aquí descrito no significa en modo alguno, que AMLO tenga toda la razón. Estoy de acuerdo en la política de Austeridad República, pero no en la “Austeridad Franciscana, que el mismo definió como “la fase de la pobreza”.
En el caso específico del IMSS hay que hacer no solo una auditoria administrativa y presupuestal, sino también analizar la situación real que enfrenta el IMSS, el cual atiende aproximadamente a 80 millones de mexicanos y cuenta solo con 1044 médicos y 2 mil 700 enfermeras para atender a cada mil derechohabientes.
Esta institución tiene un déficit de 20 mil millones de pesos en el primer trimestre de este año, no obstante lo cual, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) le retuvo 700 millones de pesos destinados al sector salud, sin ponderar su falta de medicamentos, infraestructura, material quirúrgico y personal especializado.
Veremos y diremos si los programas de bienestar social toman en cuenta realmente a los de “abajo”.