La reunión cumbre de la Comunidad de Naciones Latinoamericanas y Caribeñas (Celac), que se realizará este martes aquí, sesionará en un momento difícil en América Latina, pero fortalecida por el regreso de Brasil, con la presencia del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que llegó esta noche al país.
Por Stella Calloni
A partir de este lunes comienzan las ceremonias oficiales y también las reuniones con el presidente anfitrión Alberto Fernández, con quien incluso hablarán de la utilización de una moneda común para las transacciones comerciales.
La Celac transcurre en el marco de una crisis y las repercusiones de la pandemia y la guerra, así como la abierta injerencia de Estados Unidos, como lo hizo en todas las reuniones que se celebraron desde su puesta en marcha en noviembre de 2011, en Caracas, Venezuela, lo hace mientras la situación en Perú, por la destitución y encarcelamiento del presidente Pedro Castillo y la instalación de un golpe de Estado cívico-militar.
En estos momentos el accionar de la oposición derechista en Argentina, nucleada en Juntos por el Cambio (JpC) contra el gobierno de Fernández, se centra en las figuras de los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Cuba, Miguel Díaz-Canel . También estuvo en su mira el de Nicaragua, Daniel Ortega, que no viene pero si estará representado oficialmente.
La presidenta de la derechista Propuesta Republicana (PRO), que encabeza la coalición Juntos por el Cambio, solicitó que la agencia antidrogas estadunidense, la DEA, intervenga para detener al presidente Maduro a su llegada al aeropuerto para asistir a la Cumbre y extraditarlo a Estados Unidos por estar acusado de presuntas alianzas con el narcotráfico.
Por su parte, el jefe de gobierno capitalino, Horacio Rodríguez Larreta dijo expresarse en nombre de “millones de argentinos” quienes “están preocupados por la decisión del gobierno nacional de invitar” a los “dictadores” Maduro, Díaz-Canel, Ortega. “No podemos naturalizar ni permitir que el presidente abrace dictadores”, dijo entre otras frases comunes a las derechas regionales.
Pero las palmas se las llevó el ex presidente Mauricio Macri, quien en una carta enviada por sus redes de trolls además de repudiar la presencia de los dos mandatarios dijo sentir “vergüenza de que nuestro país se asocie con estos dictadores”, y no perdió la oportunidad de la propaganda electoral para las próximas elecciones presidenciales y agregó “una buena noticia” y es que “antes de fin de año este gobierno terminará.”.
El presidente Fernández como respuesta en un mensaje público ratificó la invitación a Maduro, quien tendría también una reunión bilateral con el mandatario como la tendrá con Díaz-Canel y otros presidentes.
“El gobierno se prepara para una semana que estará signada por la agenda internacional y que será muy importante”, escribe hoy en Página 12, en su columna Melisa Molina, destacando que la presencia de todos los integrantes, “es una muestra de diálogo y fortalecimiento regional “y que el presidente “quiere dejar esa foto como su última acción a cargo de la presidencia protémpore de la Celac, que se coronará con la vuelta de Brasil al espacio y la presencia de su flamante presidente, Luiz Inácio Lula da Silva”.
La periodista y escritora Telma Luzzani recuerda en su columna de El Destape digital, que “a 200 años de la doctrina Monroe, la Celac vuelve a reunirse para impulsar un proyecto común y plantearse un destino diferente al plan norteamericano de dominación”.
Por otra parte sesionará en esta capital la Cumbre Social de la Celac, integrada por cien organizaciones políticas, de derechos humanos y otras que ya han acordado un documento muy importante que abarca los mayores problemas que afectan a América Latina, por la permanente injerencia de Estados Unidos. Esta comenzará mañana y sesionará en el Museo de Las Malvinas ubicado en lo que fuera el Centro de Detención y Exterminio de la Escuela de Mecánica de la Armada,
Hay demasiados símbolos que expresan mejor que nada el sentimiento de que no será una Cumbre como otras ya que todo parece haber llegado a un límite, del que depende el futuro de la región.
Fuente: La Jornada