En lo que va de 2014, al menos cincuenta personas han sido linchadas en actos de ajusticiamiento colectivo en Brasil, según los datos policiales, una práctica que se multiplica en el país suramericano llevando a los titulares casos que han desatado el debate sobre este tipo de actuaciones.
Ese fue el caso del profesor de Historia Andre Luiz Ribeiro, de 27 años, confundido con un ladrón el pasado 25 de junio en un caso que solo se ha dado a conocer esta semana.
Ribeiro fue linchado por una muchedumbre enfervorecida que le confundió con un ladrón y solo se salvó tras dar una clase sobre la Revolución Francesa a petición de uno de los bomberos que acudió en su ayuda.
La víctima declaró que hacía deporte por su barrio escuchando música con auriculares cuando fue asaltado por el dueño de un bar y su hijo que aseguraban que les había robado.
Prestos a tomar la venganza por su mano golpearon en repetidas ocasiones al profesor de instituto propinándole una brutal paliza que le dejó el rostro visiblemente afectado.
Según afirmaron los policías que posteriormente se trasladaron hasta el lugar, entre 15 y 20 personas se unieron al ataque contra Ribeiro y trataron de partirle las piernas.
Cuando las autoridades policiales intervinieron, según dijo Ribeiro, el dueño del bar había pedido a su hijo que trajese un cuchillo de grandes dimensiones para acabar con su vida.
“Fue algo surrealista, solo creemos que puede suceder cuando llega próximo a nosotros, es entonces cuando ves que es muy real ese odio a las personas”, dijo Ribeiro tras ser rescatado.
Su caso alcanzó gran repercusión en todo Brasil por las peculiaridades de Ribeiro, un joven de la periferia de Sao Paulo educado en centros de enseñanza pública y que trabaja en un instituto público dando clases a los jóvenes de origen más humilde.
Peste racista
Sin embargo no es el único caso que ha abierto el debate en Brasil sobre este tipo de actuaciones que no cuenta con estadísticas oficiales al respecto.
En el mes de febrero otro ataque hizo saltar las alarmas de los responsables de seguridad de Río de Janeiro cuando un adolescente, cuya identidad no trascendió por ser menor de edad, fue atacado por tres individuos que tras dejarle malherido le abandonaron retenido en un poste con una traba de moto al cuello.
Los asaltantes se hacían llamar a sí mismos “los Justicieros de Flamengo” y decidieron tomar partido ante la degradación en la seguridad de ese barrio de Río de Janeiro donde en los meses precedentes se había constatado un notable aumento de los robos.
La fotografía del joven negro atado a un poste por el cuello levantó protestas por todo Brasil que acusaban a los asaltantes no solo de tomar la justicia por su mano, sino también de racismo.
Pero si un caso conmocionó Brasil fue el de Fabiane Maria de Jesus, de 33 años, que terminó con la muerte de la víctima tras ser brutalmente linchada por una turba en Guarujá, a las afueras de Sao Paulo.
El caso de De Jesus fue el primero en el que la policía difundió los datos de la víctima.
Los hechos llegaron a todos los rincones del país ya que mientras era apaleada, atropellada por bicicletas y golpeada, uno de los que tomaron parte en el linchamiento grabó toda la secuencia y la subió a internet.
La mujer llegó viva pero inconsciente al hospital en el que falleció horas después.
La brutalidad de las imágenes generó una rápida intervención policial que se saldó con varios detenidos que se dijeron “arrepentidos” de su actuación.
De Jesus, madre de dos hijos, fue linchada tras circular por las redes sociales el rumor de que secuestraba niños para rituales de magia negra.
Según dijo su marido, todo comenzó cuando alguien puso en internet un retrato de una persona sospechosa de esos crímenes con un cierto parecido con De Jesus.
“Todo el mundo pensó que era ella, cuando volvió al barrio la cercaron y comenzaron las agresiones”, concluyó.