Un multitudinario acto de despedida a Fidel Castro en el bastión que usó para hablar a su pueblo en La Habana se transformó en una maratónica jornada de discursos con elogios y exhortaciones a seguir el ideal del fallecido líder revolucionario, el único líder que ha conocido Cuba en 57 años, aparte de su hermano más joven, Raúl Castro.
Después de casi cuatro horas de discursos ante centenares de miles de cubanos apostados desde la mañana en la plaza de la Revolución, el presidente Raúl Castro cerró el martes el homenaje con la famosa consigna “¡Hasta la victoria siempre!”.
En su discurso, el presidente hizo un recuento histórico de la lucha armada que libró con su hermano Fidel y momentos señalados de la revolución, celebrados en esa misma plaza.
No se refirió, sin embargo, a los planes de futuro para el país ni al proceso de acercamiento con Estados Unidos iniciado en 2014, envuelto en la incertidumbre tras la muerte de Fidel Castro y la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos. El presidente electo ha indicado que podría dar por terminado el acuerdo con Cuba si La Habana no acepta más concesiones.
En su discurso en La Habana, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, estrecho aliado de Cuba, llamó a defender y continuar el legado de Castro.
“Hoy nos toca levantar las banderas de la independencia en la patria grande. Hoy nos toca sostener las banderas de la dignidad y libertad de los pueblos”, agregó.
El largo evento puso fin a dos días de homenajes masivos en La Habana en memoria del histórico líder fallecido el viernes. Sus cenizas comenzarán en las próximas horas un periplo de cuatro días hacia el este que trazará a la inversa el recorrido triunfal de Castro y sus compañeros guerrilleros desde Sierra Maestra hasta la capital cubana en 1959.
Alzando banderas cubanas y fotografías de Castro, la gente se concentró en la plaza para un acto que arrancó con el canto del himno nacional de Cuba. La mayor parte de los mandatarios asistentes ofreció discursos de alabanza al finado líder y aseguró la continuidad de su estrecha alianza con La Habana.
“Fidel, la mayoría te amó con pasión, una minoría te odió, pero nadie pudo ignorarte”, dijo el presidente ecuatoriano Rafael Correa al recordar al polémico exgobernante, que gracias a su cautivadora personalidad y carisma trascendió el continente y se convirtió en una figura universal.
“Cuba saldrá adelante por sus principios revolucionarios, por su extraordinario talento humano”, siguió Correa. “Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos. Fidel seguirá viviendo”.
El mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto, resaltó en su discurso los estrechos lazos históricos que unen a México y La Habana y su deseo de continuar colaborando con la isla caribeña.
“México refrenda su amistad incondicional al pueblo cubano. En estos momentos reconocemos los pasos que de manera soberana se han dado hacia un país más abierto en lo económico y en lo político”, afirmó Peña Nieto, al asegurar que su gobierno está dispuesto a seguir construyendo una agenda “amplia y moderna” con Cuba.
A la ceremonia también acudieron los presidentes Evo Morales, de Bolivia; Nicolás Maduro, de Venezuela; Juan Carlos Varela, de Panamá; Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador; Daniel Ortega, de Nicaragua; Jacob Zuma, de Sudáfrica, y Hage Geingob, de Namibia, así como los primeros ministros Alexis Tsipras de Grecia; Allen Chastanet de Santa Lucía, y Andrew Holness de Jamaica.
Antes de que sus cenizas emprendan un recorrido de regreso por la ruta que hace más de cinco décadas marcó la victoria de su revolución, las máximas autoridades cubanas, encabezadas por su hermano y actual presidente, Raúl Castro, hicieron la última guardia en el altar donde cientos de miles de personas le han rendido honores durante dos días.
Mientras la gente copaba la plaza de la Revolución, escenario de homenajes a héroes como José Martí y Ernesto “Che” Guevara y también para misas durante dos visitas papales, el resto del país seguía en duelo y silencioso.
La Habana, que se caracteriza por el bullicio y la música en cada rincón, se mantenía bajo un evidente recogimiento.
“Cuba está viviendo un momento de profunda conmoción”, dijo acongojado el presidente boliviano Morales a su arribo el lunes por la noche. “Vine a acompañar en un momento doloroso por la pérdida de mi hermano, mi amigo Fidel Castro”.
Morales y Maduro visitaron temprano el altar adornado con rosas blancas, el cual muestra el retrato de un joven Castro vestido de campaña y un puñado de medallas, y que es resguardado por una guardia de honor integrada por hombres y mujeres vestidos de uniforme de las diferentes fuerzas cubanas. Maduro no hizo declaraciones.
Desde el amanecer y por segundo día consecutivo, miles de cubanos se formaron ordenadamente en una larga fila de más de un kilómetro en los alrededores de la plaza para observar y honrar el altar.
“Siento una honda tristeza, pero el orgullo es inmenso por haberle tenido cerca. Su partida física nos da fuerza para seguir avanzando en su ideario. Esto no se va a perder porque somos millones”, dijo Ana Beatriz Pérez, una médica investigadora de 50 años, mientras intentaba avanzar lentamente en la fila con la ayuda de un par de muletas.
“Su muerte es otra revolución”, afirmó Fidel Díaz Castro, esposo de Pérez, tras reconocer que el fallecimiento del líder cubano le permitirá a muchos “redescubrir las ideas del comandante para las nuevas generaciones”.
La urna con las cenizas del barbado exgobernante reposa en una sala del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias donde Raúl Castro y dirigentes del buró político del partido comunista le rindieron tributo la víspera, informó la prensa estatal cubana.
“Hasta luego comandante. Tus ideas quedan aquí con nosotros”, dijo entre llantos Etelbina Pérez, una jubilada de 64 años, tras lanzarle un beso al altar en señal de despedida. “Siento mucho dolor por su muerte. Toda la vida se la debo a él. Me sacó de la sierra. Estudié gracias a él. Mi papá era un campesino y él nos ayudó. Le agradeceré por todo lo que me resta de vida”.
Tras los dos días de tributo y compromiso de la población con los ideales revolucionarios, las cenizas del comandante partirán en una procesión de tres días hacia el este de la isla, en un recorrido inverso al que hicieron las tropas que lideró desde las montañas de la Sierra Maestra.
En la carretera que conduce al interior y al oriente de la isla los cubanos hacían preparativos con miras a la caravana de las cenizas, y los residentes de localidades como Taguasco se expresaron ansiosos de despedir al exgobernante.
“Él está en nuestro corazón”, dijo Celestina Rodríguez, de 69 años, quien trabaja en una cafetería estatal en el lugar. Agregó que levantarán banderas cubanas y enseñarán carteles de recuerdo.
En un tramo entre las provincias de Ciego de Ávila y Sancti Spíritus se colocó una fotografía gigante de Fidel Castro con su uniforme verde oliva, y su célebre consigna “Hasta la victoria siempre Fidel”.
Las cenizas serán enterradas el domingo en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país y donde el líder guerrillero lanzó su revolución.
Fuente: AP