El trato histórico que puso fin a 53 años de aislamiento diplomático entre Estados Unidos y Cuba irrumpió en el borroso mundo del espionaje. Lo más destacado por los medios de comunicación, fue el envío del contratista estadounidense Alan P. Gross a su país. Sin embargo, un nombre comienza a ser revelado: el de Rolando Sarraff Trujillo.
Sarraff Trujillo es un cubano que trabajaba para la CIA y había estado en una cárcel de Cuba durante casi 20 años. Fue la joya que Estados Unidos solicitó en el intercambio de prisioneros.
La Casa Blanca fue capaz de evadir la impresión de que estaba intercambiando espías cubanos directamente por Gross. Cuba había buscado un cambio directo pero EU se resistió, aduciendo que Gross había sido encarcelado injustamente.
Entonces se dio el nombre clave: Rolando Sarraff Trujillo, el espía perfecto, un hombre tan importante para el mecanismo de la inteligencia cubana que la información que proporcionó a la CIA pagó dividendos mucho después de que las autoridades cubanas lo arrestaran y encerraran.
Sarraff ya fue liberado y sacado en avión de Cuba como parte del intercambio de tres espías cubanos presos en Estados Unidos anunciado el miércoles por el presidente Barack Obama en televisión.
Cuando Sarraff Trujillo no pudo llamar a casa desde la cárcel, sus padres fueron al lugar a ver si su hijo estaba enfermo.
Funcionarios de la prisión de alta seguridad en La Habana le dijeron a la pareja de ancianos, con toda amabilidad, que no se preocuparan, que la ausencia de su hijo y la repentina falta de comunicación con ellos desde la prisión era “lo mejor para él”.
Un ex funcionario de inteligencia en Estados Unidos identificó públicamente ayer al hijo de la pareja como uno de los espías que fue intercambiado. Obama no mencionó el nombre de Sarraff, pero varios funcionarios federales actuales lo identificaron y un ex funcionario comentó alguna de la información que él dio a la CIA cuando permanecía oculto en lo profundo de la Dirección de Inteligencia de Cuba.
La historia de Sarraff constituye un capítulo en el drama de espías entre Estados Unidos y Cuba que se desarrolló mucho más tarde de que terminara la Guerra Fría, décadas después de que Cuba cesara de representar una amenaza seria para Estados Unidos. En este momento, la historia sigue siendo apenas una descripción incompleta, mientras Sarraff permanece escondido del público y el trabajo que hizo para la CIA aún se encuentra clasificado.
Chris Simmons, quien entre 1996 y el 2004 era el jefe de una unidad de contrainteligencia cubana en la Dirección de Inteligencia de Defensa, dijo que Saraff había laborado en la sección de criptología de la Dirección de Inteligencia de Cuba y era experto en los códigos que los espías cubanos utilizaban en Estados Unidos para comunicarse con La Habana.
Periodista y espía
La familia de Sarraff señaló que él estudió periodismo en la Universidad de La Habana y tenía el rango de teniente primero en la dirección de inteligencia.
No está claro cuándo empezó Sarraff, quien hoy tiene 51 años, a trabajar para la CIA. Pero, según Simmons, en cuanto comenzó pasó a la CIA datos encriptados que condujeron al arresto de varios agentes cubanos que operaban en el interior de Estados Unidos.
En su discurso del miércoles, Obama aludió a Sarraff como “uno de los agentes de inteligencia más importantes que Estados Unidos ha tenido en Cuba”, alguien que “proporcionó a Estados Unidos la información que nos permitió arrestar a la red de agentes cubanos en la cual se incluían los hombres trasladados hoy a Cuba, así como otros espías que había en Estados Unidos”.
Jerry Komisar, quien en los años 90 dirigió operaciones clandestinas de la CIA en Cuba, dijo que “en el gobierno cubano existen varias personas que resultaron valiosas para Estados Unidos, así como en el gobierno estadounidense hubo varias personas que ayudaron a los cubanos”.
“Afuera están manejando el nombre de él”, dijo a The Associated Press su madre Odesa Trujillo. “No me interesa dónde está, sino que esté bien de salud”.
“Cuando tienes a alguien como agente de comunicaciones significa que ellos tienen las llaves del reino porque ellos van a saber dónde están las fallas de tus procesos”, dijo Simmons a la AP.
“Decidimos excarcelar y enviar a Estados Unidos a un espía de origen cubano que estuvo al servicio de esa nación”, dijo el presidente Raúl Castro en una alocución televisada el miércoles.
Sin mencionarlo por su nombre, el misterioso espía pasó a ser un interrogante en una jugada política en la que además se anunció el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, hostiles a lo largo de cinco décadas.
Fuente:: New York Times/Associated Press vía El Diario