El representante Doug Brannon, elegido originalmente en el 2010, dijo que él ha pensado desde hace años que la bandera debería ser retirada, pero que no fue sino hasta la masacre el miércoles de nueve feligreses en Charleston que él decidió que podía hacer algo al respecto.
“Durante cinco años simplemente no tuve el valor para hacerlo. Pero cuando mi amigo fue asesinado solamente por ser negro, decidí que era hora de que esa cosa esté fuera de los terrenos del Capitolio”, afirmó Brannon. “No es solamente un símbolo de odio, sino que de hecho es un símbolo de orgullo en ese odio”.
Dylann Storm Roof, el hombre blanco de 21 años encarcelado por la masacre en la iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel, escapó brevemente en un automóvil adornado con una insignia confederada y puede ser visto en las redes sociales con la bandera. Entre las nueve víctimas del ataque estaba el pastor de la iglesia, reverendo Clementa Pinckney, quien también fungía como senador estatal.
Una vasta muchedumbre se congregó el sábado por la noche frente al Capitolio para protestar contra la presencia de la bandera, llamándola un símbolo de odio, no una herencia histórica.
La policía no ofreció un estimado de la concurrencia, pero parecía haber centenares de personas, quizás miles. Los manifestantes corearon “¡quítenla!” y cerraron el acto cantando el himno de protesta “We Shall Overcome” (“Lo superaremos”). La protesta duró más de una hora y tuvo varios oradores.
Brannon dijo que va a presentar una propuesta de ley en diciembre para trasladar la bandera y el asta al Museo Militar y Sala de Reliquias Confederadas del estado. En ese mes se autoriza la primera oportunidad de presentar propuestas de ley para la sesión legislativa que se reanuda en enero.
Brannon dijo que varios legisladores republicanos le han llamado para ofrecer copatrocinar la propuesta, pero él les dijo que no lo hiciesen. Aunque está seguro de que muchos miembros de su partido votarían en favor de la medida, “no estoy dispuesto a arriesgar la carrera política de alguien más”.
En 1998, el gobernador David Beasley perdió en su campaña por un segundo período tras expresar su respaldo al retiro de la bandera de la cúpula del edificio de gobierno.
“Yo me sentí muy orgulloso de él por su posición”, dijo Brannon. “Pero yo entiendo la política y por qué pasó lo que pasó”.
Carolina del Sur fue el último estado en ondear la bandera confederada en su Capitolio hasta que en el 2000 se alcanzó una solución negociada para trasladarla a un asta en el terreno de la legislatura, donde ha estado desde entonces.
La gobernadora Nikki Haley ordenó el jueves que las banderas de Estados Unidos y Carolina del Sur fuesen izadas a media asta por nueve días en señal de duelo por la masacre. Pero la bandera confederada no fue movida, lo cual generó indignación.