Jack Ma, fundador de Alibaba, sería uno de los grandes damnificados si EU grava los envíos de dinero de migrantes
Logo de MoneyGram, una de las principales firmas de envío de remesas del mundo.
Las consecuencias de un gravamen sobre las remesas en Estados Unidos se dejarían sentir mucho más allá de México. La posibilidad de que los republicanos, comandados por Donald Trump, legislen para imponer un impuesto sobre los envíos de dinero de los mexicanos emigrados supondría un revés para Jack Ma, uno de los hombres más ricos de China y fundador de Alibaba, la mayor compañía de comercio electrónico del planeta. El imperio de Ma anunció hace menos de un mes la compra de MoneyGram, una empresa estadounidense especializada en transferencias internacionales presente en medio mundo pero con un negocio especialmente centrado en los envíos de EE UU a México: las transacciones entre ambos países norteamericanos suponen el 10% de los movimientos globales de MoneyGram. Si Trump y su equipo, de la mano de los legisladores conservadores, diesen finalmente el paso, la operación corporativa quedaría en una situación de debilidad y las empresas de envío de remesas se expondrían, a largo plazo, a una fuerte dentellada en su cuenta de resultados. Al menos, sobre el papel.
En esta tesitura, no es extraño que el magnate chino fuera uno de los primeros empresarios extranjeros que se entrevistó con Trump, incluso antes de su toma de posesión. “Es un hombre de miente abierta y que escucha. Hay que darle tiempo”, dijo Ma tras la reunión. “Jack y yo vamos a hacer grandes cosas”, aseguró el presidente estadounidense en su habitual actitud colaborativa con otros grandes potentados.
Aunque el equipo de Trump y los legisladores republicanos optasen finalmente por fijar una tasa sobre las remesas mexicanas con el argumento de pagar la construcción del muro —un congresista ya ha propuesto gravarlas con un impuesto del 2% para recaudar 1.000 millones al año—, su implantación no será ni mucho menos sencilla. Los especialistas tienen serias dudas tanto de su constitucionalidad como de su efectividad. En el plano legal, son mayoría las voces que apuntan a que las autoridades no podrían diferenciar entre los nacionales de un país u otro a la hora de imponer una tasa sobre las remesas: se consideraría discriminatorio y la única salida posible sería que EE UU la hiciese efectiva a todos los extranjeros. En lo puramente financiero, los analistas ven una enorme falla en la medida: en vez de enviar el dinero directamente a México, podrían triangular con otros países y escapar así del yugo fiscal de Washington.
Fuente: El País