Las ratas, ¿también se van al Cielo?

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Se siente como flotar en la parte superior y fuera del cuerpo físico.

Uno se dirige hacia la entrada de un túnel y una brillantísima luz envuelve el campo de visión.

En lugar de ascender al más allá, un nuevo estudio asegura que estas características de la experiencia próxima a la muerte podría ser que un grupo de neuronas del cerebro tienen una alocada actividad.

“Muchas personas han creído que lo que vieron fue el cielo”, comentó la investigadora y neuróloga Jimo Borjigin.

“La ciencia no les ha hado una alternativa convincente”.

Científicos de la Universidad de Michigan grabaron las señales de un electroencefalograma, EEG por sus siglas en inglés, en nueve ratas anestesiadas después de inducir un paro cardíaco.

En los primeros 30 segundos después que el corazón se detuvo, todos los mamíferos mostraron actividad cerebral que tenía rasgos asociados con la conciencia y una activación visual.

La explosión de actividad eléctrica excedió los niveles de un estado normal y consciente.

En otras palabras, ellos podrían haber obtenido la versión roedora de una experiencia cercana a la muerte.

“En un nivel fundamental, este estudio nos hace pensar acerca de la neurobiología del cerebro que está muriendo”, comentó el autor y anestesiólogo George A. Mashour.

Esto fue publicado este lunes en línea por los Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias.

Las experiencias cercanas a la muerte han sido reportadas por muchos que han enfrentado a la muerte, en todo el mundo y en todas las culturas.

Aproximadamente el 20 por ciento de los sobrevivientes de paros cardíacos reportan haber tenido esas visiones durante su muerte clínica, con situaciones como una luz brillante, un repaso de lo que sucedió durante su vida o una sensación de estar fuera del cuerpo.

“Hay cientos de miles de personas que han reportado estas experiencias cercanas a la muerte”, comentó Borjigin.

“Si esa experiencia proviene del cerebro, tiene que haber una huella de eso”.

Una pregunta surgida en un experimento anterior la preocupaba.

En el 2007, Borjigin había estado monitoreando la secreción de un neurotransmisor en ratas cuando, en medio de la noche, dos de los animales murieron inesperadamente.

Al revisar la información de esa noche, vio varios picos desconocidos cerca del momento de la muerte.

Esto la hizo pensar: ¿Qué tipos de cambios tiene el cerebro en el momento de la muerte?

El año pasado, Borjigin acudió a Mashour, un colega con experiencia en EEG y la conciencia, para que la ayudara a realizar el primer experimento para investigar sistemáticamente la actividad cerebral después de un paro cardíaco.

El EEG utiliza electrodos para medir las fluctuaciones de voltaje en el cerebro provocado por muchas neuronas que se disparan a un mismo tiempo.

Un cerebro normal y despierto debe mostrar picos de actividad dependiendo de los tipos de procesos que se están llevando a cabo, en un cerebro completamente muerto, muestra líneas horizontales.

Cuando el corazón se detiene inesperadamente, la sangre que fluye hacia el cerebro se detiene y provoca la muerte en un humano en cuestión de minutos.

Una suposición podría ser que, sin el suministro fresco de oxígeno, cualquier tipo de actividad cerebral podría quedar sin cambios.

Sin embargo, después que las ratas tuvieron el paro cardíaco, Mashour y sus colegas observaron una situación contraria.

Fuente: The Washington Post vía El Diario

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